Praga, la ciudad del amor

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Cuando pensé que habíamos logrado pasar desaprecibida, al menos yo, la señora White me cogió del brazo parándome en seco. Bloqueé todos mis pensamientos para que nadie pudiera leerlos, retuve el aire en mis pulmones y deseé con todas mis fuerzas que no pasara nada malo. Ser quién soy siempre ha traído sus complicaciones, y esta era una de esas complicaciones.

-Tienes el cordón desatado- me dice con tono grave la señora, solté todo el aire de golpe, articulé un gracias y me agaché a atarme el cordón, al llevar el abrigo, no había notado que era un vampiro. Cuando terminé, Callum cogió mi brazo y seguimos al resto de la familia al dormitorio que nos habían asignado, genial, no tiene cama.

-No os preocupéis, puedo dormir en el sofá- les aseguro, no quería ser un estorbo y en esos momentos lo estaba siendo.

-No estás siendo un estorbo, quitate eso de la cabeza mujer- se queja Arial, sonreí avergonzada. Estaba anocheciendo y pensamos en pasar el tiempo por el centro de Praga. Caminamos por el Puente de Carlos. La nieve se acumulaba sobre las estatuas que lo decoran y las luces de la Ciudad Vieja aparecen frente a nosotros. Cruzamos la puerta de acceso y una calle empedrada nos muestra el camino al viejo castillo. Casas medievales, pequeñas tiendas de artesanía y mercadillos navideños, cafeterías y restaurante. En ese lugar no destacaba la cantidad de gente que había. Aparte de su preciosidad, reinaban las parejas de enamorados, cogidos de las manos, con miradas enamoradas hacia el otro, algún que otro besándose...Era una ciudad mágica y desde luego, muy romántica.

Me pareció una ciudad majestuosa, pero puede que lo haya disfrutado más si hubiera tenido una pareja a mi lado

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Me pareció una ciudad majestuosa, pero puede que lo haya disfrutado más si hubiera tenido una pareja a mi lado. En esos momentos me deprimía, pensaba que yo era de menos por ser princesa, que nadie se acercaría nunca a mí al saber mi verdadero origen, que era como una maldición para el mundo de los vampiros...

De repente, sentí un contacto frío en mi mano derecha, era la mano de Callum cogiendo la mía con felicidad, estaba mucho más frío que yo.

-¿Te apetece ir al mercadillo navideño?- pregunta entusiasmado, parecía un niño pequeño, suerte que no pueda leerme los pensamientos.

-Sí, vayamos

Callum miró a su familia, sus padres asintieron y eso fue señal suficiente para que tirara de mí feliz y me llevara al mercadillo.

-Mira lo que quieras, hay cosas preciosas

-¿Tanto te gustan los mercadillos?

-Sí- se paró en seco de repente y miró a un punto fijo, luego me miró directamente a los ojos- En seguida vuelvo

Corrió rápidamente como hacen los vampiros y miré a mi alrededor asustada de que le hubieran visto, pero cada persona estaba en su mundo. Volvió en menos de un segundo y le di un puñetazo en el hombro.

-¿Por qué has hecho eso?- pregunta dolorido.

-Porque cualquiera de aquí puede verte y tú como un tonto has utilizado tus poderes

-No te preocupes tanto de eso, los humanos nunca ven nada

-¿A dónde has ido?

-Dame tu mano- le miré sin sacar de los bolsillos mis manos- Vamos, confía en mí, dame tu mano izquierda- resoplé y se la di, él sacó algo y me hizo cerrar los ojos. Tras varios intentos, logró que los cerrara, sentí algo frío en mi dedo anular y cuando abrí los ojos, vi un precioso anillo en forma de corona, abrí los ojos al tope.

 Tras varios intentos, logró que los cerrara, sentí algo frío en mi dedo anular y cuando abrí los ojos, vi un precioso anillo en forma de corona, abrí los ojos al tope

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-¿Cómo narices puedes permitirte esto?

-Estamos en el mercadillo, aquí todo es barato, no te preocupes. Quiero que lo tomes como un regalo de mí para ti, pensé en que como eres quien todos sabemos que eres, ese anillo te representaría. Si no te gusta podemos devolverlo- mi corazón latía a mil y daba gracias a Dios que no pudiera leer mis pensamientos en esos momentos. De la nada, le abracé, necesitaba hacerlo y agradecérselo.

-Gracias- de cierta forma eso me hacía sentirme en casa, sin mi padre y con mi madre.

-No lo agradezcas pequeña

-De pequeña nada- digo riendo, él también rió. Recorrimos todo el mercadillo pero no compramos nada más, estaba feliz por llevar ese anillo en mi mano.

Volvimos con el resto de la familia y las primeras en notar algo nuevo en mi fueron Dream y Grace, quienes corrieron hacia mi y me cogieron de la mano para ver el precioso anillo.

-Callum, ¿verdad?- acierta Grace, asentí y ellas sonrieron.

El árbol de Navidad que había, se encendió nada más esconderse el sol del todo. Era enorme y precioso, decorado con luces que alumbraban toda la plaza, además de las luces del castillo y tiendas que había por allí con las luces encendidas.

-Es precioso- articula Nash, yo asentí apoyándole.

-Tenemos que hacer viajes como estos más a menudo- me daba miedo llegar a la taberna, sabía que tendría que dormir en el sofá y eso alertaba todos mis sentidos. Antes, cada vez que mi padre y yo peleábamos (pelea que siempre acababa ganado él, por supuesto), él me mandaba a dormir en el sofá como castigo y me despertaba de malas maneras para fastidiarme.

-Tranquila, aquí no te pasará nada de eso, puedes estar segura- me dice uno de los gemelos a mi lado.

-Deja- le di un puñetazo en el pecho- De- le di otro- Leerme- otro- Los- el penúltimo- Pensamientos- y el último.

-Vas a acabar rompiéndome las costillas- dice de broma.

-Exagerado- digo riendo.

Nos quedamos en la plaza mucho más tiempo admirando las tiendas y el lugar, todo era fantástico. Una vez en la taberna, cada uno se cambió de ropa y la familia se puso a ver la tele mientras yo, tumbada en el sofá, intentaba conciliar el sueño apoyada en el pecho de Callum.

-Sé que tú puedes escucharme, que pena que yo a ti no. Gracias por el día de hoy, he descubierto una parte de ti que no conocía y me alegro de haberla conocido. Cada momento que estoy a tu lado me hace sentir vivo y con ganas de más, muchas gracias. Y tranquila, mi familia no está escuchando esto- me dice, ahora si mi corazón parecía que se iba a salir. Le miré directamente a los ojos y sonreí, artículé en bajo un "gracias a ti también" y me volví a apoyar en su pecho para dormir.

Blood MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora