#2. El periódico sobre el escritorio

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JongIn llegó a la oficina con su malteada favorita en una mano y con la otra dejó su maletín sobre su asiento. Encendió la radio para hacerse un poco de compañía, así de paso escuchaba las noticias también. En el escritorio halló un periódico doblado, supuso que KyungSoo lo había dejado ahí para él desde temprano.

Suspiró. Era agradable cuando su adorado novio se ponía tan hacendoso con él.

¿Ven? ¡Eso era todo lo que necesitaba para comenzar bien el día!

Empezó a leer el contenido del periódico, a ver qué de nuevo traían. El gobierno afortunadamente estaba estable, pero la delincuencia había ido aumentando los últimos meses. Alguien debía hacer algo pronto o esto se volvería tierra de nadie.

—Hey, ¿qué pasó? Llegas y no saludas. —Ese era Chanyeol, su ruidoso compañero de trabajo y amigo de toda la vida.

JongIn se puso de pie para saludarlo.

—Tuve una mala noche, lo siento.

—¿KyungSoo ya no te ayuda a relajarte?

—No seas idiota, él también está cansado.

No dejaría que alguien hablara mal de su novio, mucho menos hoy día que había comenzado tan amoroso con él.

—Como sea, no has presentado el informe aún —dijo ChanYeol, cambiando de tema—. El jefe lo está pidiendo.

Ugh, no de nuevo.

Ese viejo miserable no hacía nada más que exprimirle la vida. El informe no estaba terminado porque antes de ese tenía otro más que se lo había pedido hace un poco más de una semana, y aún no terminaba. Todo tomaba su tiempo  pero el anciano disfrutaba de explotar a sus empleados hasta llevarlos al límite.

—Dijo que lo quiere para antes del mediodía —indicó su amigo.

—¡¿Qué?!

Entonces, JongIn se desconectó. Él estaba ahí presente, pero su alma eligió salir de su cuerpo y volar por alrededor de la habitación. Veía a su amigo mover los labios, aunque ya no lo escuchaba.

Prefirió centrarse en la radio, en donde comenzaban a anunciar los números de la lotería que habían salido esa mañana. Miró de reojo al periódico en su escritorio.

¡Cuatro!

Ese era el primer número que le escuchó decir al locutor. Se fijó en el periódico y este también comenzaba con ese número. Se puso a pensar en lo bonito que sería sacarse la lotería e ir a recorrer el mundo, sin ningún jefe abusivo que le gritara.

—... y a HyukJae lo echó a patadas de la oficina por llegar un minuto tarde... —Prestó un poco de atención a su amigo que seguía hablando de lo más normal.

¡Veintiuno!

Otro número más que aparecía en el papel y que fue anunciado por el hombre en la radio. Se emocionó un poquito, ¿podría ser...?

—... ah pero SeoHyun, la que es bien santita, se abalanzó contra KyuHyun diciendo que el hijo era suyo y que no lo negara...

¡Doce! ¡Catorce!

No podía ser... Solo quedaban dos números y el premio era suyo. Iría corriendo donde KyungSoo y le diría que esta vez sí podían comprar aquella casa en Gangnam que tanto les gustó.

—... pero al final, lo único que dijo HeeChul fue que SiWon no es tan correcto como parece, porque en la fiesta se la ma...

¡Veintiocho!

Demonios, solo faltaba un número.

JongIn se puso de pie con el periódico en mano y con el corazón en la boca. Por fin podría escupirle en la cara al viejo lesbiano ese.

«Por favor, que sea, por favor, que sea. Dame un veintidós, dame un veintidós», suplicaba.

—¿JongIn me estás escuchando?

¡Veintidós!

—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —chilló de felicidad—. ¡Soy rico!

Se subió al escritorio a bailar cualquier cosa, expresando al máximo su felicidad frente a los ojos de su compañero que lo veía como si le hubiese salido una segunda cabeza. Luego se bajó para abrazarle y darle un beso en la frente.

—Renunciaré, renunciaré ahora mismo —dijo feliz.

ChanYeol frunció el ceño.

—¿Qué?

—¡Debo ir a decirle a KyungSoo

Y en ese momento, este entró como si hubiera sido llamado con el pensamiento.

—Oh, ¡amor! ¡Ahí estás!

KyungSoo los vió desde la puerta, su novio abrazando a su amigo. ¿Qué tipo de escena romántica era esta?

—¿Qué están haciendo? —preguntó con una mirada juzgadora.

—¡Amor, no sabes!

—JongIn, por favor, deja de gritar, estamos en horario de trabajo —advirtió.

JongIn fue corriendo hasta él y lo abrazó.

—Deja eso, ya no hay necesidad de nada más. Este día comenzó perfecto desde que me dejaste ese periódico sobre el escritorio.

KyungSoo ladeó su cabeza y arrugó el ceño.

—¿Cuál periódico?

—¡Este! —señaló.

KyungSoo hizo viajar su mirada hacia donde estaba apuntando su novio.

—Oh... ¿Eso? —lo vio asentir—. No lo dejé para ti. Estaba intentando matar a una cucaracha con eso y vine a botarlo. Aquí tienes el de hoy.

—¿E-Ese de ahí no es el de h-hoy?

—Nop, ese es de la semana pasada.

Devastado. Esa era una buena palabra para describir su estado actual.

—JongIn, ¿te sientes bien? —preguntó ChanYeol al verlo tan ido—. Hace un rato estaba hablando sobre renunciar, no sé qué mosco le picó.

KyungSoo lo miró extrañado.

—¿Renunciar? ¿JongIn?

El pobre hombre se dejó caer como un bulto sobre su asiento.

—Debo terminar los informes... Debo terminar los informes...

Y ante las miradas de confusión de su amigo y su novio, JongIn encendió la laptop para terminar con su trabajo. Al parecer, no se libraría tan fácil de su maldito gerente.

Insufrible Amor  ❝καιѕοο⁀➷ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora