Capítulo Cuatro

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Hianta casi se cae de su asiento cuando recibió por correo aquella solicitud.

"Pedimos cordialmente asistir a la noche de juegos Hyuga".

Le temblaron las manos al pensar en que Naruto podía asistir. Aunque ella tenía todo el poder de rechazar aquella solitud, un cosquilleo en su interior y una chispa de adrenalina , la llevó a colocar el ponche de aprobado sobre el papel.

¿Que Demonios había hecho? Se suponía que tendría que consultarlo con Ino. La idea de crear aquella noche de juegos había sido de Ino. Algo en lo que se había refugiado después de su separación con Shikamaru.

Pero lo que había comenzado como un simple juego, se había convertido en un pasa tiempo divertido y adictivo.

En ese instante la puerta del cuarto se abrió. Ino la saludo con una sonrisa y se acercó.

–¿Es una solicitud?– Pregunto mirando el papel sobre la mesa.– veo que la aprobaste, ¿de quien se trata?

Hinata trago saliva. No esperaba a que regresara tan pronto, ahora como le iba a explicar la verdadera razón de su impulsividad.

Ino bajo la cabeza para leer los nombres escritos en la parte superior del papel.

Hinata cerró los ojos para lo que sabía que se aproximaba.

–¡Oh por Dios! No lo puedo creer.

– Lo siento Ino, se que debí consultarte sobre esta solicitud, pero no se que me paso y termine aprobándola.

Ino le hizo señas con sus manos para que se calmará.

–No me mal interpretes Hinata, no estoy enojada. Al contrario, estoy emocionada.

Hinata espero todo menos esas palabras.

–Ino no entiendo...

–Es el plan Perfecto Hina, por fin podremos cobrar venganza.

Hianta seguía sin entender. Ino pareció leer su expresión y rodo los ojos.

–A veces eres tan ingenua. Piénsalo. Ellos asistirán a la fiesta privada en busca de jugo, pues, eso es lo que van a encontrar. ¿Entiendes?

Hinata comenzaba a entenderlo. La idea de crear aquel juego se basaba en satisfacer los deseos ocultos de las personas que lo jugaban. O al menos una parte.  ¿Pero que podían utilizar ellos en su contra? Están totalmente desarmadas. Entonces una brillante idea corrió por su cabeza, y sonrió.

–Veo que lo acabas de entender.

–No solo lo entiendo querida, si no que tengo un plan.

Ino le devolvió la sonrisa y se sentó al borde la cama para escucharla.

Hinata comenzó a contarle la idea y ambas sonrieron con complicidad. Aquella era su oportunidad de venganza.

****

Naruto se encontraba haciendo su rutina de ejercicios cuando vio a choji casi volar hasta donde se encontraba. Llego hasta él segundos después tratando de controlar la su respiración.

–Na...ruto... a..qui.

–¿Que Demonios...? Choji habla bien.

Entonces Choji le tendió el papel algo arrugado que tenía en sus manos.

Naruto lo leyó y fue inevitable no lanzar un grito de victoria. Llamó la atención de todos los presentes pero aquello no le importó. Tenía el pase de acceso a la noche de juegos y eso era todo lo que importaba.

–Busca a Shikamaru y vayan a mi cuarto, yo iré por Sasuke.

Choji asintió y se marchó.

Naruto volvió a observar el papel y sin saber lo que hacía comenzó acariciar las letras. Las reconocería siempre, era su letra. En ese momento recordó la carta que ella le había escrito y un nudo se formo en su garganta. Doblo la carta, la guardo en su bolsillo, y comenzó a caminar hacia la residencia.

Mientras caminaba comenzó a pensar en lo extraño que había sido la aprobación. No era propio de Hinata ser tan amable, entonces se detuvo y pareció entenderlo. Quizás aquello se trataba de una trampa, así que debían andar con cuido.

Entro al edificio y subió las escaleras con algo más que emoción. La realidad es que siempre había querido asistir a una de esas noches de juego, pero su orgullo era demasiado alto... o al menos quería engañarse a él mismo con eso. La realidad era que no soportaría ver a Hinata coquetear, tan siquiera hablar con otros chicos. Ella era sólo suya, y esa era una verdad que lo aterraba.

Abrió la puerta y divisó a Sasuke sentado en el escritorio al parecer leyendo algún libro.

–Recibimos la aceptación, Choji fue a buscar a Shikamaru para discutir el plan.

Sasuke, quien se había dado la vuelta lo miró fijamente sin ninguna expresión.

–¿Estas seguro de esto?

Aquella pregunta escondía algo más, y Naruto lo sabía. Su amigo era el único que se sabía la verdad de lo que había sucedido entre él y Hinata.

Se sentó sobre su cama y miró fijamente a su amigo.

–No– admitió sinceramente.– Estoy aterrado.

Sasuke lo entendía. Naruto solía esconderse tras una coraza de macho alfa que no era más que una fachada. En el fondo, no era más que un simple hombre cargado de sentimientos, y Sasuke lo sabía.

–Quizás me excedí en la idea, podemos dar marcha atrás y pensar en otra cosa.

Naruto negó con la cabeza.
–No, esto tiene que llevarse a cabo.

–Pero...

–Sin peros, no pienso dar marcha atrás ahora.

En ese momento Choji y Shikamaru enterraron a la habitación.

–Bien, ya estamos todos, ¿ahora que?– pregunto Choji.

–Es hora de formular nuestro plan. Cabe la posibilidad de que sea una trampa, por lo que tenemos que estar preparados.

– Y dime Naruto, ¿Como diablos vamos a vencer a esos seres? Estoy seguro que tan pronto entremos por esas puertas y veamos esas mini faldas y diminutos atuendos, nuestras erecciones nos embrutecerán– espetó Shikamaru con incomodidad.

Y tenía razón. Solo la imagen de Hinata en una mini falda lo encendió.

–No se que decirte al respecto. Supongo que debemos de ser fuertes, recordar en todo momento por que estamos allí.

Shikamaru soltó un bufido.

Sasuke sonrió.

–¿Acaso eres débil, Shikamaru?

Pero aquello no le causó ninguna gracia. Lo fulminó con la mirada haciendo que Sasuke levantara las manos en señal de rendición.

–Bueno chicos, ¿tienen algún plan en mente?– Pregunto Choji.

Después de una larga disputa, lograron ponerse de acuerdo con el plan. Y ante aquello Naruto se relajo. Ahora solo era cuestión de tiempo para encarar a su bella enemiga. La sola idea de tenerla cerca lo encendía, pero aquella era la guerra y el tenía que resistirse a las dulces tentaciones.

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Continuará...

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