Capítulo Trece - Final-

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No sabía como habían llegado hasta su residencia, lo único que sabía era que ya nada importaba. Desde el momento en el que Hinata tocó sus labios, sabia que tenía que tenerla.

Naruto subió las escaleras torpemente mientras cargaba a Hinata en sus batazos, ella tenía sus piernas alrededor de sus caderas, y ambos estaban fundidos en un apasionado beso. Lo que le imposibilitaba precisar sus pasos.

Maniobro la cerradura de su apartado, y luego se dirigió hasta su cuarto.

Hinata estaban con los ojos cerrados, disfrutando del calor que recorría todo su cuerpo. Al fin estaba donde pertenecía.

Naruto la deposito en el piso y se separó del beso.

–Eres hermosa Hina, no sabes cuanto te he deseado.

Hinata lo rodeó por el cuello y se pegó a él.

–Te necesito.

Naruto sintió que cada extremidad de su cuerpo comenzaba a tensarse. Su miembro respondió ansiosamente ante su petición.

El también la necesitaba. Anhelaba el calor de su cuerpo bajo el suyo. Una corriente incontrolable lo atravesó al pensar en que no podía esperar para enterrarse en ella y reclamar lo que había sido suyo.

Volvió a tomar sus labios más profundamente. Quería saborearla por completo, recuperar el tiempo perdido. Los días que había sufrido a la distancia deseoso por tocarla, abrazarla, amarla...

Hinata se separó del beso y lo miró directamente a los ojos.

–Hay algo que debo decirte.

Naruto sonrió.

–Lo se, pero puede esperar.

La tomó por el cuello y volvió a enterrar su lengua en su boca.

Hinata jadeó desesperada por sentir algo más. Comenzó a restregar su cuerpo contra él en busca de un alivio, algo que calmara el ardor que sentía entre sus piernas.

Naruto comenzó a desvestirla apresuradamente. No había tiempo que perder, más adelante besaría cada extremidad de su cuerpo haciéndola estremecer de diferentes maneras. Probaría cada centímetro de su piel y la haría gemir desesperadamente mientras come su coño.

Pero ahora no. Ahora necesitaba penetrarala y quitar los años de tensión sexual que había reprimido.

Hinata estaba demasiada excitada para reaccionar a todos los movimientos que Naruto hacía. Él, en esos momentos tenía absoluto control de su cuerpo. Sabía donde tocar y que botón presionar para encender cada fibra de su cuerpo.

Sintió como él desgarraba su vestido partiéndolo por la mitad. No le importaba. Todo pensamiento de cordura había pasado a segundo plano. Ahora solo el deseo y la pasión tomarían control para fundirlos en una unión inquebrantable.

Naruto la recostó sobre su cama y la observó por unos segundos antes de tomar acción. Lucia mas hermosa y voluptuosa que años atrás. ¡Dios! Que idiota se sentía al permitir que su orgullo hubiera interferido entre ellos, arrebatándole la felicidad.

–¿Naruto?

Su suave voz hizo que se le erizara la piel.

–Ábrete para mi preciosa, déjame ver ese coño mojado.

Hinata se sentía sensual y atrevida exponiéndose de aquella forma. Pero deseaba todo lo que Naruto pudiera ofrecer. Abrió sus piernas permitiéndole a él una mejor vista de su sexo.

Naruto gruñó y como si su vida dependiera de ello sacó su miembro y la penetro de una sola estocada.

Ambos jadearon por el alivio que aquello traía a sus cuerpos. El extasis del deseo brotó en su interior y comenzó sus acometidas con sumo desespero. La tomaria por completo, sin reservas. Ahora que volvía a sus abrazos no le permitiría escapar.

–Oh... estás tan apretada, joder.

Hinata gimió cuando Naruto comenzó a penetrarla más profundamente. Sabia que estaba próxima a alcanzar su orgasmo, podía sentir como una corriente recorría todo su cuerpo haciéndolo tensarse y retorcerse de placer.

Naruto también estaba próximo a correrse, así que resistió un poco más haciendo que Hinata se corriese en su miembro. Aquel simple pensamiento hizo que su orgasmo lo azotará con fuerza. Quería correrse en su interior y llenarla con su leche, pero dudo por unos instantes y salió de su interior para eyacular sobre su abdomen.

****
No soporto mas, y se rendía a su lado, exhausto. El sol estaría próximo a salir y el parecía no saciarse de ella.

Había pasado toda la noche haciéndole el amor de diferentes maneras, recordando la maravillosa sensación de perderse en su interior.

La amaba. De eso no había duda, pero no encontraba la forma de decírselo. Ella lo había hecho. En varias opciones mientras él la había hecho alcanzar la cúspide de su placer, ella había gritado cuanto lo amaba y lo quería.

Se sentía muy cobarde por no responderle de inmediato. Pero es que sentía una ola de sentimientos recorrer su cabeza, quería gritarle que si, que él también la amaba. Pero temía dejarse llevar por la pasión y terminar hiriéndola una vez más.

–¿Que Piensas? – pregunto Hinata mientras enredaba una pierna con la del. Estaban completamente desnudos,'pero ella no se sentía incómoda, por el
Contrario se sentía satisfecha.

–En lo hermosa que eres.

Hinata sonrió.

–Te amo Naruto.

Naruto volvió a sentir una mezcla de agonía y placer. El también la amaba. ¡Dios! Cuanto la amaba. No había porque dudarlo más. Mirar aquel hermoso rostro en la expectativa de una respuesta lo
Hizo entender que no podría, jamás, vivir sin Hinata.

–También te amo, Hinata.

Hinata se recostó sobre su pecho, satisfecha de haber escuchado las palabras que siempre añoro. Ahora solo necesitaba aclarar asuntos pendientes.

–Quiero confesarte algo.

Naruto levantó la cabeza y la miró.

–¿Que pasa?

Hinata también lo miró.

–Nunca fue solo sexo.

Naruto sonrió y la besó en la frente.
–Siempre lo he sabido .

–Estaba aterrada ante la idea de que no quisieras casarte conmigo, que tome la delantera y te lastime, lo siento.

Naruto la tomó por la barbilla y depositó un tierno beso.

–También lo siento. Estaba muy asustado. Tú me hacías experimentar tantos sentimientos,que también tuve miedo.

Naruto le sonrió y luego le deposito un beso.

–¿Tregua?– pregunto con humor Hinata.

Naruto la tomó por las caderas y la posicionó para penetrarla lentamente mientras la sentaba a horcajadas sobre el.

–Tregua.

Luego ambos comenzaron nuevamente la vieja danza de la pasión. El destino le había demostrado que el tiempo y distancia parecía ser una pérdida de tiempo, pero que fue necesaria para poder valorar lo que ahora ambos tenían mutuamente.

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Fin.

Mañana les brindo el epílogo ;D

TreguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora