Capítulo Doce

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Hinata entró a su residencia con el alma hecha pedazos. ¿Por que demonios la había besado? Ahora no podía negar la terrible necesidad que tenía de él. Su cuerpo había reaccionado de una manera salvaje a sus caricias. Clamando por un alivio que solo encontraría en los brazos de Naruto.

Mientras cerraba la puerta de su cuarto a su espalda, se recostó sobre ella y se desplomó al piso intentando calmar sus lágrimas. Agradecía estar sola, no quería que Ino la viera así.

Escucho su celular vibrar.

Era Kakashi, le enviaba un mensaje diciéndole que no podría llegar a su encuentro debido a una situación. Ella agradeció en silencio, de todos modos no creía que podría llegar a salir estando en aquel estado.

Se permitió llorar un rato antes de ponerse de pie y caminar hasta el baño. Estaba tan desconcertada que no le importó meterse en la ducha con la ropa aún puesta.

Abrió la regadera y se sentó allí para continuar llorando. Lo amaba. Lo amaba tanto que no podía seguir reprimiendo lo que sentía. Tenía que buscar la forma de olvidar el pasado y seguir hacia un futuro más brillante. Quizás ya había llegado la hora de hacer las paces con Naruto. Aquella enemistad la destruía por dentro. No era más que un camuflaje, diseñado para ocultar lo que realmente sentía.

Una hora más tarde se encontraba ya más tranquila. Se quitó la ropa mojada y se acomodo en su ropa de dormir. Se sentó frente al computador, decidida a aceptar su destino.

Comenzó a teclear.

"Tregua"

Así se llamaría el juego de mañana. Había llegado el momento de acláralo todo. No solo para ella, si no que también para sus amigas.

****

Por alguna razón sentía que le sudaban las manos. Estaba muy nervioso, no solo por lo que les esperaba allí adentro, si no por la expectativa de verla.

Naruto no había soportado verla marcharse una vez más. Tenerla entre sus brazos y besar sus labios le había hecho darse cuenta de que Hinata significa mucho más. Él la quería para él. Crecer y alcanzar sus metas juntos.

Esperaría pacientemente su oportunidad y se acercaría a ella para confesarle sus sentimientos. Y si ella no quería, la obligaría escucharlo. Tenía mucho que decir. Había sido un joven idiota por haberla dejado ir. Ahora valoraba tanto el tiempo que había perdido estando lejos de ella.

Un hombre alto y musculoso les permitió la entrada y los condujo a una habitación privada. Atravesaron la cortina y quedaron inmediatamente paralizados. Las chicas estaban de pie al otro extremo de la habitación.

Llevaban unos trajes muy elegantes y luminosos. Parecían tener una mirada desafiante.Naruto no quería exagerar pero parecían diosas a punto de declarar sentencia sobre ellos.

–Bienvenidos, chicos. Pueden sentarse y disfrutar de las bebidas– Ino fue la primera en hablar indicándoles con mucha gracia donde tenían que sentarse.

Naruto observó a Shikamaru. Estaba embobado con la belleza de la rubia. Al parecer su amigo todavía seguía muy colado con ella. Sasuke, por otro lado parecía haber perdido el interés por Karin, sus ojos estaban clavados en a peligrosa de ojos verdes que lo miraban con intensidad.

No podía juzgarlos, él también estaba perdido observando a su hermosa peli negra de ojos perlas. Se moría de ganas por abrazarla y confesarle lo mucho que la amaba. Debía ser paciente pronto llegaría su momento.

Karin se acercó con una bandeja llena de bebidas. Los chicos tomaron y trataron de relajarse. Choji solo se había concentrado en sentarse cerca de la mesa de comida. Naruto suspiro, no era extraño verlo así.

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