David

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Mientras el médico personal de Gary atendía a este y se ocupaba de ponerle puntos , Denise se dedicó a hacer sus tareas tratando de no pensar en cómo se había desmoronado por segunda vez delante de su jefe ni tampoco en esa llamada que recibió poco antes.

Había estado realmente tentada a responder durante un segundo, pero entonces recordó que seguía dolida. Por mucho que todavía le quisiera en su vida, él se había encargado de hacerla a ella y a Mason a un lado, como si ninguno de los dos significara nada para él.

Todavía podía ver la cara de decepción de su hijo cuando día tras día preguntaba porque su tío David no iba a verle ni le llamaba, hasta que finalmente dejó de preguntar.

David había sido una constante en su vida. Él había sido su mayor apoyo, porque era el único de los que se llamaban amigos, que realmente se quedó a su lado cuando descubrió que estaba embarazada.

Incluso había bromeado en ocasiones de como finalmente tendría que pedirle matrimonio y adoptar a Mason como suyo porque no se imaginaba la vida sin ellos.

Mason hubiese sido realmente feliz si David hubiese sido su padre, pero entonces David empezó a trabajar más y conoció a Stacy. Incluso su nombre sonaba a Barbie. Y desde luego parecía y se vestía como una.

A Stacy no le gustaban los niños, y dejó eso muy claro cuando una noche les encontraron y Mason se lanzó hacia los brazos de David, quien lo recibió sonriente.

La mueca de desagrado de Stacy fue suficiente para que el mensaje llegase alto y claro.

Después de aquella noche, vieron a David un par de veces más, y luego las llamadas empezaron a ser cada vez más escasas hasta que desaparecieron por completo.

Finalmente, la decisión estuvo clara. La ciudad les ofrecería mucho más.

Quitó las sábanas de su cama y la hizo de nuevo.

Mason se movía mucho por las noches, por lo que ella había terminado durmiendo en un costado de la cama, en el borde mientras el pequeño demonio ocupaba más de la mitad de la cama.

Recordaba cómo había tenido que taparle en repetidas ocasiones porque de tanto moverse, acababa destapándose.

Abrió las ventanas, quitó el polvo y fregó.

Después se dirigió a la habitación de Gary.

Entrar allí no fue sencillo.

El lugar entero olía a su loción de afeitado.

Miró la cama y esbozó una sonrisa. Otra cosa en la que Mason había salido a su padre. La cama de Gary era un completo caos.

De no haber estado segura de que había dormido solo, podría pensar que había organizado una orgía por lo revueltas que se encontraban las sábanas.

Como en su habitación antes, abrió las ventanas, quitó las sábanas, hizo la cama, luego el cuarto de baño que había dentro de la habitación, y luego barrió y fregó.

Poco a poco, fue haciendo el resto mientras trataba de no pensar en su teléfono que emitía una notificación tras otra.

No quería mirar, porque por el tono del mensaje ya sabía de quien se trataba. Él mismo lo había configurado para que una rana croase cada vez que él le mandaba algo.

—¿Denise?

Dejó la escoba en el marco de la puerta del cuarto de baño y se volvió hacia Gary.

—¿Se le ofrece algo, señor?

—Por favor, no hagas eso. No te escondas de mi ni hagas como si yo fuese un desconocido. Me duele eso. Me duele pensar que, si me acerco ahora, solo te retraerás más. Sé que tenemos mucho que resolver, pero tienes que permitírmelo.

—Si es por Mason...

—Si, es por él. Quiero darle todo lo que no he podido darle hasta el momento. Quiero que me llame papá y que lleve mi apellido. Quiero que tenga su propia habitación, decorada como más le guste, pero también lo digo por ti. Es la segunda vez hoy que escapas de mi lado. Lo entiendo, pero te suplico que dejes de hacerlo.

—¿Qué me estás pidiendo exactamente?

—La oportunidad que no tuvimos hace cinco años.

Algo inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora