En cuanto estuvo completamente enterrado en su interior, supo que nunca se cansaría de esa sensación.
La observó maravillado mientras ella se arqueaba bajo su cuerpo.
Denise se aferró a sus brazos y clavó las uñas profundamente mientras su interior se apretaba alrededor del miembro de Gary.
Durante años, recordó aquella primera vez en la playa, y pese a la incomodidad de ser su primera vez y el roce de la arena sobre su piel desnuda, incluso sabiendo como había terminado sola al final, guardaba ese recuerdo profundamente en su corazón y la había acompañado durante sus largas en interminables noches en las que su cuerpo trataba de saciar un hambre y un fuego que sus dedos no calmaban.
Sin embargo, en ese momento, aquel recuerdo quedó completamente enterrado en su mente, siendo automáticamente sustituido por este.
Se movió junto a él, disfrutando del roce de sus dedos, el vello de su pecho, incluso del sudor que cubría sus anhelantes cuerpos. Su boca la recorría con hambre allí donde los dedos habían dejado tiernas caricias y con empujes lentos y certeros estaba haciendo crecer rápidamente su clímax.
No sabía cuánto tiempo más soportaría aquella deliciosa tortura.
Gary no parecía tener prisa por terminar. Y en el fondo, ella necesitaba alargar aquella conexión todo lo posible.
-Vamos, cariño. Llévame contigo.
Aquellas palabras, susurradas con voz ronca en su oído, tomaron el control obligando a su cuerpo a obedecer, dejando escapar un grito que inmediatamente fue silenciado por los labios de él, mientras su sexo se cerraba como un puño alrededor de Gary, llevándole con ella.
Con la respiración irregular, Gary se separó despacio de ella e inmediatamente se deshizo del preservativo.
-Parece que no se rompió-. dijo antes de atraerla a sus brazos y cubrirles con las sábanas.
-Bueno, eso nos trajo a Mason la otra vez.
-Es verdad. Y estoy encantado con eso. No es que no quiera más hijos contigo, pero ahora mismo, quiero disfrutar de ambos un poco.
-Acabamos de reencontrarnos y de empezar una relación, Gary. Un bebé ahora, sería algo loco.
-Solo digo que no me importaría. Con el tiempo, si me gustaría intentarlo. Por ahora, podemos seguir usando protección. Tal vez podrías añadir a esa lista de cosas que quieres comprar tres o cuatro docenas de cajas de condones.
Denise enrojeció completamente haciendo que Gary estallase en una enorme carcajada.
-Estoy bromeando, cariño. Yo me ocuparé de comprarlos. Siempre se lo puedo pedir a Pam.
-Oh, por Dios. Ni en broma vas a pedirle a esa mujer que compre preservativos. A saber lo que pensaría.
-Creo que pensaría que ya era hora de que me relajase un poco. Además, todavía estoy en mi plenitud sexual, cielo. Tengo que aprovechar mis años mozos, antes que sea demasiado viejo para que se me levante. Aunque dudo mucho que tenga ese problema contigo pululando a mi alrededor.
Mordió su hombro de forma juguetona y le dio una palmada en su trasero, apretándolo después.
-Gary Jenkins, eres...
-El hombre que te ama. Ese soy. Y ahora, ¿vas a pensar en lo que hablamos antes de que me distrajeras para llevarme a la cama?
Aun con la boca entreabierta por la osadía de sus palabras, entrecerró los ojos antes de responderle.
-Voy a pensarlo. Y te contestaré después de la fiesta de cumpleaños de Mason el próximo fin de semana.
-Me parece bien. ¿Te importa si invito a unos amigos? Ellos tienen un pequeño equipo de fútbol como hijos, pero son agradables. Y creo que te llevarás bien con Eva. Y de paso puedes hablar con su marido. De ellos es la empresa que hizo la reforma.
-Eso sería estupendo.
-Bien, pues ahora que finalmente te has adueñado también de mi cama, quiero que sepas que no vas a salir de ella nunca más. Quiero que traigas tus cosas aquí. Quiero tu ropa en mi armario, y- dijo poniendo un dedo sobre sus labios antes de que ella replicase- me gustaría que hablemos con Mason sobre como van a ser las cosas entre nosotros. Sé que nos ha visto besarnos, pero no quiero confundirle ni nada. Si vamos a ser una familia en condiciones, va a tener que ser del modo correcto.
-Vale.
-Bien.
*************
-Mis padres deben estar al llegar. ¿Puedes encargarte de recibirles mientras acabo de arreglar a este hombrecito?
-Por supuesto, cielo. Estás muy elegante, campeón.
-Gracias, papi.
Gary bajó las escaleras con una sonrisa en los labios.
La vida le sonreía. Tenía una mujer hermosa y un hijo increíble a su lado.
El negocio iba bien y toda la organización de la fiesta había sido supervisada por Denise y Pamela. Por lo que todo debía estar controlado.
El timbre sonó cuando acabó de bajar las escaleras.
Era la primera vez que veía a los padres de Denise. Había conversado con ellos por teléfono y videollamada cuando estos llamaban para saber de Denise y Mason, pero ahora estarían cara a cara y eso era sin duda, algo por lo que estar nervioso.
Sabía que eran mayores, rondando casi los setenta.
Denise le contó, una noche, mientras yacían abrazados después de saciar sus cuerpos, que ella llegó a ellos tras muchos años tratando de adoptar. Casi se habían dado por vencidos cuando recibieron la llamada.
Al abrir la puerta se encontró a dos imponentes hombres que lo miraban tras las gafas de sol.
A simple vista, no parecían tener la edad que Denise aseguraba que tenían, pero en cuanto dieron un paso hacia delante, pudo observar las canas que cubrían sus cabellos.
-Por favor, pasen.
Estrechó la mano de ambos y se presentó formalmente.
-Tienes una bonita casa aquí, muchacho. ¿Donde está nuestro rayo de sol y el cumpleañero?
-Enseguida bajan. ¿Hay algo que quieran tomar?
-Relajate un poco, muchacho. Ni mi marido ni yo mordemos-.bromeó uno de ellos. -Me presento formalmente. Soy Dave. Y él es Paul.
Asintió dejando escapar el aire y obligando a su cuerpo a relajarse un poco.
Estaba por cerrar la puerta cuando escucharon los pequeños pasos de Mason acercarse corriendo y una Denise gritando que no corriese.
-Tío David, ¡viniste!
-Hola, campeón.
Allí, en la puerta, un David muy distinto al que recordaba de la secundaria, se agachó para estrechar a su hijo entre sus brazos antes de ponerse en pie con Mason en ellos y clavar su mirada en la de él.
-Jenkins.
-¿David?
La mirada de ambos de volvió hacia una Denise pálida y asustada en brazos de sus padres.
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Bueno, aquí os dejo el final de un pequeño maratón que decidí hacer como sorpresa por haber estado tanto tiempo sin actualizar. Espero poder seguir escribiendo así la próxima vez que me siente tras el teclado, porque lo de hoy no es algo normal. JAJAJAJJA.
En fin, muchas gracias por la paciencia y por seguir ahí a pesar del tiempo que he estado ausente. Un abrazo enorme y hasta el siguiente.
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Algo inesperado
RomanceCinco años. Cinco largos años desde que él se marchó y emprendió su muy lucrativa vida lejos del lugar donde crecieron. Nunca llamó. Nunca volvió. Nunca le importó. Una más. Eso fue. Y es horrible extrañar a alguien a quien nunca le importaste. De...