El verano pasado fue el más emocionante y la vez el mas duro de mi vida. Pero nada comparado con lo que sería este invierno...
Ahora me doy cuenta de que igual, yo no era tan fuerte como creía.
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(Abby)
Me despedí de mi compañero de trabajo y aceleré el paso hasta el coche, Aaron y los chicos me esperaban en la playa. Nos volveríamos a encontrar todos de nuevo, pasarían el verano en Santa Mónica y yo me moría de ganas por verlos.
No había visto a mis amigas desde que volvieron a casa por navidad, la universidad las tenía absorbidas y es que estudiaban lejos de aquí. Mía y Marcus decidieron hacer un post grado y Tyler seguía con la carrera de medicina la cual era un poco absorbente. Al único que había visto mas a menudo era a mi hermano.
Había conseguido unas practicas como profesor en una de las mejores universidades de Los Ángeles. Daba clases de actividades físico deportivas y bueno, él y Jess ya no estaban juntos, la distancia pudo con ellos. AL parecer Jess descubrió la vida universitaria. Cosa que no les afectó a Marcus y Hanna, ellos siguen locos el uno por el otro, no hay duda de que son tal para cual, igual que Mía y Tyler.
Conduje hasta el club, aparqué y corrí por la arena cuesta abajo en cuanto los vi cerca de la orilla.
—¡Eh! ¡Chicos!— grité levantando la mano en forma de saludo.
—¡Abby! —Exclamaron mis amigas al unísono.
Me abalancé sobre ellas y me atraparon con sus brazos, comenzamos a reírnos y a tambalearnos hasta que caímos en la arena.
—¡Como te he echado de menos!—dijo Hanna, dándome besos por toda la cara, haciéndome reír sin parar.
—¡Y yo a vosotras!— contesté apretándolas contra mí.
—Siguen igual de locas, no cambian— dijo Tyler soltando una risita.
—Eh, a ti también te he echado de menos— dije incorporándome, las chicas se apartaron y le di un fuerte abrazo a Tyler, para hacerlo me tuve que poner de puntillas, era mucho mas alto que Aaron y además seguía siendo el tío con la espalda mas ancha que había visto jamás, Tyler estaba bueno, no lo voy a negar, Mía tuvo buen ojo.
—¿Qué tal, Lara?—me preguntó acariciándome la cabeza de la misma forma en que yo se lo hacía a mi perro.
Puse los ojos en blanco y sonreí sacudiendo la cabeza, desde que le di aquel cabezazo a esa tía en el club, Tyler me llamaba así por Lara Croft .
—Ven aquí rubita—dijo Marcus tirando de mi muñeca y me dio mi correspondiente abrazo.
—Vais a hacer que se lo tenga un poco creído, tampoco la queremos tanto—Añadió quién si no iba a ser, sino Brad.
Me giré hacia él y le saqué el dedo.
—Me amas, capullo—le dije tirándole un beso.
Como los añoraba, a todos y cada uno de ellos...Un momento, me falta alguien.
