Sophie ❤️

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Hay un lugar llamado Pogo's.
A veces me gusta ir después del trabajo. Es un lugar agradable donde la risa excesiva nunca es un problema. Ahí las personas hacen comedia en vivo. Se paran delante del público y cuentan sus bromas. Siempre me siento en una mesa pequeña, de esas que tienen solo una silla. Me aseguro de llevar conmigo mi cuaderno. Intento aprender más para poder ser un buen comediante. Para eso es importante anotarse algunas cosas. Por ejemplo, parece que los temas sexuales siempre son graciosos, aunque no entiendo muchos de esos chistes. También noto que es importante el tono de voz que uno utiliza y los gestos que uno hace con las manos y con la cara. Debo trabajar un poco más en mis bromas, y entonces cuando esté listo, me presentaré aquí. Me pregunto qué se siente estar en esa tarima, con todas esas luces y toda esa gente mirándome. Imagino sus aplausos...sus risas... sí, sería extraordinario!

"Quisiera ser comediante...sin embargo soy solo un payaso. Los grandes son lo que quieren. Los pequeños son lo que pueden."

En el trabajo tengo dos colegas, Randy y Gary. Randy es enorme y bastante gordo. Gary, por el otro lado, es un enano. Literalmente. Esta mañana cada uno de nosotros está alistándose para salir a trabajar. Randy se pinta la cara, al igual que yo. Gary no. Él no necesita disfraz. A veces usa sombreros extraños pero nada más. Gary me agrada. Él no se ríe de mí. Quizás porque todos se burlan de él...al igual que se burlan de mí.

- Oye Art- me dice Randall -Supe que tuviste algunos incidentes la semana pasada.-

- Ah sí...todo está muy loco ahí afuera.- le digo.

- Toma esto. Necesitas protegerte.- me dice, entregándome un pequeño paquete.

- Qué es ésto?

Lo abro con cuidado.

- Randall...se supone que yo no debo tener algo así.

Cómo se le ocurre darme una pistola?!  Él sabe de mi condición. Se la quiero devolver, pero él insiste.

- Escucha, consérvala, Art. Me la pagas cuando puedas.

En verdad no la quiero pero Randall se va y me la deja. Guardo el arma en mi bolso, sin ninguna intención de darle uso jamás.

La terapeuta no tiene problema con que fume durante sus sesiones. Es una suerte, porque sin eso, me sería más díficil hablar.

- Podría darme una tarjeta nueva? La última me la quitaron...

- Si, claro. Aquí tienes. Cuídala.

-...

- Me contaste sobre una niña en nuestra última sesión. Quieres hablarme más sobre eso?

- Si, Gigi. Ella me visita cada noche antes de irse a dormir. No son ni cinco minutos, pero es la mejor parte de mi día. Es mejor aún que el show de Murray.

- Te visita?

- Sí, toca la puerta solo para desearme buenas noches y luego se va. A veces me trae algo y a veces me pide que le cuente un chiste.

- Su madre está al tanto?

- No lo sé...casi nunca la veo. Creo que trabaja hasta muy tarde.

- No es una buena idea que un hombre adulto reciba visitas de una niña pequeña sin que su madre lo sepa. Ella podría creer que tienes malas intenciones con su hija.

- Qué??? Por qué dice algo tan horrible?!

No entiendo bien qué, pero percibo algo perverso en todo ese razonamiento.

- Gigi es amable conmigo...solo trato de ser amable también...no entiendo cuál es el problema con eso.

- No quiero decir que estés haciendo algo malo, Arthur. Solo digo que podría PARECER algo malo.

Sonríe y pon tu mejor caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora