Capitulo 5 - Dominio

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Roman POV.

-¿Cuál es el peor lugar donde has trabajado? –me pregunta.

Estamos caminando sobre la acera, tomando un café que compramos y rodeando el Big Ben.

-México –respondo sin necesidad de pensar demasiado-. Definitivamente.

-¿En serio?

-Sí. Es un arma de doble filo. Por un lado, podemos estar libremente sin ocultarnos de la autoridad. Pero por otro lado tienes que cuidarte de todos. Literalmente. No sabes quién te puede atacar en cualquier momento.

"Aquí, por ejemplo, es diferente. Somos muchos los que trabajamos en esto, pero nos conocemos entre todos.

"Y nuestro enemigo principal es la ley. Es de quienes nos cuidamos realmente.

"Las otras guerrillas internas no son importantes.

"Pero allá... es un campo de guerra constante.

"Puedes mirar mal a alguien, y de repente ya sacó una pistola y te mató a plena luz del día.

"Y nadie hará nada.

"Solo dejaran tu cuerpo sobre la acera esperando a que alguien lo recoja, como si fueras un desperdicio.

No parece sorprendido con lo que le cuento.

Estoy seguro que conoce la situación muy bien.

Así que sabe de lo que hablo.

-¿Y cuál es el peor lugar en donde tú has trabajado? –le pregunto.

-Afganistán –responde también al instante.

-Eso está jodido –exclamo.

-La mayoría en mi pelotón terminamos con estrés post traumático y cuadros de ansiedad. Los otros murieron.

Volteo a mirarlo.

Está viendo fijamente hacia el horizonte.

Sabía que había desertado del ejército, pero no sabía cuál había sido la razón.

Así que era esta.

Sí. Eso hace la guerra.

Nos destruye en vida.

Morir es a veces una mejor opción que vivir con los efectos secundarios.

Sé que hemos tocado un tema sensible, pues aunque sigue caminando junto a mí, lo siento muy distante.

Así que intento cambiar el tema.

-Este café sabe a mierda –exclamo.

Eso capta su atención.

Y voltea a mirarme, sonriendo.

-La verdad, si –concuerda.

-¿Quieres un trago?

-¿Alcohol? Es martes.

-¿Y? ¿Tienes algo que hacer mañana?

Dicho eso se encoge de hombros y veo claramente en su expresión que le urge una borrachera destructiva.

Y por suerte, mi querido Alexander, estás con la persona correcta, en la ciudad indicada.

-Por este lado –le indico cuando nos acercamos a la intersección.

La noche ya está cayendo, y poco a poco Londres va cobrando más vida.

Sí, porque lo hermoso de esta ciudad son sus noches.

SchneiderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora