Roman POV.-Me miran como si tuviera la peste –me quejo, acomodándome en mi asiento.
-Creí que te gustaba llamar la atención –replica él, con sus ojos fijos en el menú.
-Me gusta que me vean como si fuera un Dios. No como si fuera un homeless.
Se limita a encogerse de hombros y seguir mirando la carta.
Estamos en un restaurante, en el décimo piso de un edificio.
Alexander dijo que quería venir a cenar aquí. Así que vinimos.
Pero no tenía idea de que este lugar era tan elegante.
El viene vistiendo un pantalón negro, camisa gris y un blazer oscuro.
Si, porque al parecer Alexander es de esos que empacan un traje para un viaje de improvisto.
Y bueno, todos en este lugar visten igual.
Incluso hay mujeres con vestidos largos hasta el suelo.
Y luego estoy yo.
Con unos jeans de mezclilla desgastados y rotos de la rodilla derecha, una playera negra y una chaqueta de piel.
Cuando entramos a este lugar lo primero que recibí fue la mirada nefasta del recepcionista.
Pero Alexander había pagado una reservación con costo de 300 dólares, así que después de haber visto eso en la lista, nos trataron de maravilla.
Aun así, el resto de los clientes no fingen su disgusto.
-¿Podré pedir una hamburguesa? –le pregunto al ver el menú y no reconocer ni uno solo de los platillos.
-Si viene en el menú lo puedes pedir.
Comienzo a buscar entre todas las páginas.
Hamburguesa, hamburguesa, hamburguesa.... No. No viene.
-No hay hamburguesas –me quejo.
Alexander eleva la mirada y la fija en mí.
Y después sonríe.
-Acabas de pagar trescientos dólares para entrar aquí. Si quiero una hamburguesa, me van a preparar una hamburguesa.
En ese momento se acerca a nosotros una chica de vestido negro.
-Buenas noches –nos saluda-. ¿Están listos para ordenar?
Le doy una ojeada a la mujer.
Viene vestida como si fuese a una fiesta de etiqueta, y solo es la mesera.
-Claro –contesta Alexander-. Para mí una comida de tres tiempos, por favor.
La chica asiente y voltea a verme.
Estoy a punto de pedir una hamburguesa, pero Alexander interviene.
-Para él también –le dice-. Y una botella de tinto, Merlot.
-Perfecto, en un momento les traigo su orden.
-Gracias.
Espero hasta que la chica desaparezca, y regreso mi vista a Alexander.
-¿Qué carajo me pediste?
-Una comida de tres tiempos –responde.
-¿Qué es eso?
-Digamos que es la comida del día, la especialidad del chef. Es una entrada, una sopa, y el plato fuerte. Algunos incluyen el postre, pero aquí no. Tendremos que pedirlo a parte.
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Schneider
RomanceRoman Schneider está acostumbrado a conseguir siempre lo que quiere. Así que cuando un obstáculo se pone en su camino, intenta quitarlo a toda costa. Pero esta vez se topó con algo mas grande que él. Algo que volverá a pegar sus pies sobre la tierr...