Huele raro (como a tensión sexual)

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Takahiro Hanamaki/Issei Matsukawa


  Matsukawa estaba sentado en un banco y a su lado Iwaizumi le contaba algo que le había sucedido en el supermercado, esperaban a que sus amigos salieran del cuarto del club para poder ir a sus respectivas casas. No era que lo estuviera ignorando, ni mucho menos, él simplemente había tenido un día duro, no dejaba de pensar en cuán cómodo estaría acostado en su cama. Iwaizumi terminó la historia riéndose un tanto avergonzado. Ah, Matsukawa se reprendió por no haberlo escuchado, parecía que había sido algo vergonzoso. Segundos después, la puerta del club se abría y Oikawa y Hanamaki salían de este. Hablaban animadamente, a saber, de qué, Hanamaki tenía las manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta, una mueca en su rostro mirando a su capitán de equipo (parecía confundido) y las cejas alzadas, como preguntándole algo. Oikawa se había encogido de hombros.

—¿Vamos mañana a comer al sitio nuevo, ese, que han abierto por aquí cerca? —Preguntó Oikawa cuando alcanzó a los morenos, que se habían puesto de pie para empezar a caminar. Matsukawa se encogió de hombros, realmente no tenía ganas, pero si iban a ir todos tampoco se iba a negar.

—Claro —dijo Iwaizumi mirando a Hanamaki, se había quedado el último y para ser quien era, estaba sumamente callado. El chico asintió con la cabeza.

—Es una doble cita, chicos, más os vale ir guapos —canturreó, más para molestar que para otra cosa, provocando un gruñido por parte de Iwaizumi, murmurando algo como "Eres tan pesado". Matsukawa se rio apoyando la broma, como siempre lo hacía.

Oikawa bufó y —Siempre estoy guapo, Makki —le guiñó el ojo, sonriendo pícaro.

Continuaron caminando. Iwaizumi y Oikawa iban los primeros y al mismo paso, uno de los dos empezó una conversación de la nada y cuando Matsukawa escuchó el "Oh, no, lo del supermercado no" de la boca de Oikawa, supo que había hecho mal en no atender su historia. Él iba un poco más atrás que ellos, lo suficientemente cerca para escuchar algo de la conversación, lo suficientemente lejos como para no interponerse en su espacio personal (el cual entre ellos siempre obviaban). Hanamaki estaba raro, caminaba detrás de Matsukawa y después de su (único) comentario no había vuelto a abrir la boca. Y Hanamaki siempre tenía algo que decir.

Matsukawa se mordió la lengua pensando en mil y una cosas. Esperaba que a Hanamaki no le pasara nada, nada que tuviera que ver con ese día, nada que tuviera que ver con el comentario de Oikawa, nada que tuviera que ver con él. Miró al cielo: "Si hay alguien ahí arriba por favor escúchame..." Ah, qué mal le trataba la vida últimamente.

Iwaizumi y Oikawa tomaban el camino de la izquierda, vivían el uno al lado del otro. Hanamaki iba por la derecha, él vivía en un edificio de apartamentos. Y Matsukawa todavía tenía que seguir caminando por la calle en la que estaban, le faltaban un par de manzanas para llegar a su casa, encerrarse en su habitación y disfrutar del silencio (porque sus padres se habían ido de excursión con su hermano pequeño y tenía que aprovechar sus horas de soledad).

Los chicos se despidieron recordando la quedada del día siguiente, por si acaso lo habían olvidado en los quince minutos que había durado la caminata. Se separaron entonces y Hanamaki ni siquiera había hecho algún comentario, solo había dado las buenas noches prometiendo que sería puntual. Matsukawa tenía el pensamiento de acostarse en su cama, de verdad que quería teletransportarse a ella en ese instante y olvidarse de todo. Pero no pudo. Caminó lo suficiente como para que Oikawa e Iwaizumi no se dieran cuenta de que había vuelto al cruce dónde se habían separado. Luego, corrió otra vez suplicando a quien sea que estuviera mirándolo desde el cielo, que Hanamaki no hubiera llegado a casa todavía.

Los del vóley [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora