A Noya le duele la cabeza

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Asahi Azumane/Nishinoya Yuu

—Oye, ¿qué te pasa?

Tanaka miraba a su mejor amigo confundido por su nula concentración en el juego. Acababan de empezar el segundo set en uno de los partidos que hacían como práctica en el campamento de entrenamiento. Si su equipo no se ponía las pilas tendrían que correr de nuevo la ladera y la verdad era que ninguno tenía ganas de volver a hacerlo. Por lo que todos los puntos que Noya estaba dejando caer a su lado sin inmutarse comenzaban a fastidiar al resto.

—Uhm... ¿Qué? Nada —respondió Nishinoya frunciendo su ceño. Sacudió su cabeza eliminando los pensamientos que llevaban taladrando su cerebro desde hacía un rato e intentó enfocarse en el partido. Sin embargo, le era inevitable mirar a su derecha y encontrarse a la estrella de su equipo brillar como tal.

Hoy, Asahi parecía sumamente más atractivo que el resto de los días y no entendía el por qué. Conocía al chico desde hacía dos años y siempre había pensado que era muy guapo: alto, de pelo castaño claro y tan largo que podría llegar a trenzarlo, y con unos ojos grandes, profundos y marrones. Su cuerpo no había cambiado mucho desde entonces, quizás tendría más músculo, pero estaba seguro de que eso no era. Seguía pensando en el por qué se sentía tan extraño cuando el mayor se encontraba cerca. Había llegado al punto en el que ni siquiera podía estar a solas con él porque se ponía nervioso, desviaba la mirada e incluso dejaba de oír lo que decía porque solo podía escuchar a su corazón ir a mil por hora.

Noya empezaba a pensar que estaba repudiando a Asahi y tenía miedo. ¡Con lo que admiraba al chico como para alejarse de él!

El partido acabó, Karasuno había vuelto a perder. Los chicos tuvieron que volver a correr como penalización. Cuando terminaron el castigo, Tanaka interceptó de nuevo al líbero del equipo.

—Me vas a decir ya el por qué estás tan raro.

Nishinoya pegó un pequeño salto sorprendido. Se quedó mirando a Tanaka, quien lo veía serio y se dijo así mismo que no podía salir de esa, su amigo sabía que algo ocurría con él y estaba seguro de que no iba a parar hasta que lo confesara. Pensó en si contarle la verdad al completo o solo a medias, a lo mejor Tanaka pensaría que Noya realmente odia a Asahi, y esto era la última cosa que quería en el mundo. Suspiró dándose por vencido.

—¿Has tenido alguna vez la sensación de que, no sé, como que estás nervioso cuando estás con una persona concreta?

—¿Cómo cuando pasas cerca de un grupo de pandilleros o algo así? —Preguntó confundido el rapado. Habían comenzado a caminar a sus habitaciones donde tendrían que coger la ropa para asearse ya que el día de entrenamiento había acabado. Noya negó con rapidez.

—No, no en plan nervioso de miedo. Nervioso a lo "mañana nos vamos a Tokio para entrenar con los grandes equipos de la ciudad". —Tanaka se paró en seco, sorprendido y dejando abrir su boca en un sonoro "Oh".

—¿Nervioso a lo "Kiyoko va a venir con nosotros"?

Noya asintió y juró ruborizarse, sin embargo, la mala luz del pasillo evitó que su amigo se diera cuenta de ello.

—¡Te gusta alguien! ¿Y ahora me lo vienes a contar? Quién es la afortunada por la que te sientes nervioso —dijo rápidamente consiguiendo que ahora el sorprendido fuera el propio líbero. ¿Gustar de sentirse atraído? ¿Cómo cuándo decidió inscribirse en Karasuno por el uniforme de las chicas? ¿Como cuando vio a Kiyoko por primera vez?

—Imposible —respondió con poca facilidad, había meditado la respuesta.

—Ah, ¿por qué?

Los del vóley [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora