Los del vóley [Haikyuu!!]

Cumpleañero

Yahaba/Kyoutani

El chico ya no estaba en la fiesta pero nadie lo había notado. Todos habían comenzado a beber frenéticamente, sin control alguno, alcohol que el propio anfitrión no tenía ni idea de cómo había llegado a su casa, pero que en realidad poco le importaba. Olvidando que la mayoría de adolescentes en la fiesta eran menores de edad, por su puesto. El cumpleañero se había mezclado entre los cuerpos que se frotaban descaradamente en la planta baja de la casa y desapareció escaleras arriba. La música estaba muy alta y las luces que habían comprado en una tienda de segunda mano, improvisando el ambiente de un antro típico de la capital, le estaban produciendo jaqueca. Y que le doliera la cabeza solo motivaba su mal humor.

Se escabulló en la primera habitación que encontró, abrió la puerta con cautela por si dentro ya había alguien y soltó un gran suspiro de satisfacción cuando la vio vacía. Cerró tras de sí y prácticamente corrió sobre la extensa cama, acostándose boca a abajo en ella. Al parecer era la habitación de los padres de Hanamaki. Cerró los ojos, aliviado, se sentía en el cielo luego de haber presenciado el infierno que la planta inferior era.

Kyoutani nunca había sido de fiestas. A él no le gusta beber alcohol, que es lo que al parecer solo se hace en este tipo de acontecimientos, además de bailar canciones horrendas con personas que no recordaban lo que era el espacio personal. Le parecían una completa pérdida de tiempo, pero claro, cumplía veinte años y sus antiguos sempais no podían, simplemente, no celebrarlo por todo lo alto. Y se había negado, joder que si lo había hecho. Pero ni Hanamaki ni Oikawa, quienes dieron la idea, lo escucharon en ningún momento. Por lo que ahí estaba, en casa de Hanamaki aprovechando que sus padres no estaban en la ciudad, junto a su antiguo equipo de volleyball del instituto además de sus antiguos rivales y demás chicos y chicas que realmente no conocía. Algún que otro vistazo en algún campeonato, o quizás por las redes sociales.

Así que además de estar en una fiesta a la que no quería ir, estaba con gente a la que no quería ver.

La puerta se abrió y Kyoutani giró la cabeza, con pereza, hacia ella, a punto de gritarle a quien quiera que fuera que se largara. Se incorporó cuando reconoció la figura de Yahaba en el umbral de la puerta, se sentó en el borde de la cama frunciendo el ceño. Sorprendido, pero por el hecho de que agarrada a su brazo se encontraba una chica. Esta era rubia y de baja estatura, tenía los ojos entrecerrados y parecía somnolienta, quizás un poco aturdida o quien sabe, borracha. Le sonaba su cara, estaba seguro de que la había visto en algún lado pero en ese momento no podía ponerle nombre. Subió ambas cejas cuando supuso el por qué Yahaba junto a una chica entraba en una habitación.

—Eh, ayúdame —dijo nada más verlo. Señaló con la barbilla a la chica que comenzaba a murmurar cosas sin sentido mientras enroscaba aún más su cuerpo en su brazo. Kyoutani no se levantó e incluso puso una mueca asqueado, ¿su antiguo compañero le estaba proponiendo un trío? —Levántate y quítamela del brazo, joder.

Quizás no se habían visto en un largo tiempo pero las cosas entre ellos parecían no haber cambiado ni un pizco. Yahaba, el chico perfecto de peinado impecable y piel jodidamente lisa, con su vocabulario de mierda y su aire de superioridad que solo dejaba salir cuando estaba con él. A Kyoutani le ponía de los nervios. Odiaba a las personas que se escondían detrás de una máscara, parecían tener una doble vida, sentía que con ellos todo era fingido.

—¿Qué ha pasado? —preguntó al fin, acercándose a la chica y cogiéndola de los hombros. Yahaba se hizo a un lado y se sobó el bíceps donde la rubia había estado apretando como si su vida dependiera de ella. Cerró la puerta cuando hubieron entrado y la habitación volvió a estar tan oscuro como cuando Kyoutani entró.