Ese sentimiento da asco

400 17 0
                                    

Uhm no tiene parejas como tal (?) pero se centra en Akaashi y Terushima y de fondo aparece Bokuto.

—Hey, Akaashi-san, ¿cuánto tiempo llevas saliendo con tu capitán?

Akaashi soltó la pelota de inmediato y miró al chico que, en frente de él, le observaba curioso. Su cabeza estaba ligeramente ladeada, incrustaba sus enormes ojos marrones en él con sus pequeñas cejas arqueadas sobre estos. Utilizaba una de sus piernas para recargar todo su peso y mantenía sus manos ocupadas girando el balón de volleyball.

—No estoy saliendo con Bokuto-san. —A duras penas, Akaashi consiguió masticar y escupir las palabras que habían estado luchando por salir de su garganta en los últimos segundos. Le miró con desinterés y se agachó para coger la pelota que, sin querer, había dejado caer. No mentiría si alguien le pregunta si el comentario de Terushima le había sorprendido porque sí que lo había hecho. Y no había nada que ocultar. No todos los días un chico de un equipo contrario de volleyball te pregunta si tienes una relación sentimental con tu capitán. Ni siquiera si lo tienes, directamente desde cuándo.

—¿No lo estás? —Su ceño se frunció aun más y parecía no entender la situación. Sentía que en algún momento había pestañeado de más y se había perdido un suceso importante del acto. Sujetó su balón con una mano y la otra se la llevó a su pelo, revolviendo los mechones teñido con esta. Luego sonrió tímidamente. —Oh, lo siento. Estáis tan unidos y lo miras de esa manera... Me habré equivocado.

Terushima estaba seguro de que no se había equivocado. Sí que había muchas veces que cometía errores, en la pista de volleyball o con su actitud de niño rico e insoportable. Hana, su mejor amiga, se lo repetía constantemente  y era consciente de ello. Sin embargo, no era tonto. Sabía que a veces no hay que anticiparse a saltar y golpear un balón, sabía que a pesar de estar en la clase siete quería dedicarse a la peluquería y sabía que si alguien mira a otra persona como si esta fuese su mundo entero es porque, efectivamente, cree que esta es la que da sentido a sus días.

—Sí, creo que te has equivocado.

Akaashi se aleja en cuanto puede de Terushima notablemente incómodo y discute, en su cabeza y consigo mismo, pensando en cómo el chico había conseguido abrirse paso a través de todas sus barreras y descubrirlo de esa manera. Él podía controlarse, lo había estafo haciendo desde que conoció a Bokuto y no iba a permitir que Terushima le hiciera dudar de su propia fuerza mental.

Ni siquiera escuchó a Bokuto llamándole desde el otro lado de la cancha. Dejó el balón que llevaba consigo en una de las cajas donde se guardaban y salió del gimnasio buscando algo de aire fresco que consiguiera despejar su mente.

El verano en Tokio era insufrible y Akaashi lo odiaba. Él siempre había sido de invierno, de todos modos. Le gustaba que nevase, que hiciera frío y por encima de todo eso, le gustaba tomar chocolate caliente. Había alguna que otra vez que Bokuto le invitaba a su casa para ver alguna película navideña o simplemente pasar el rato, y cuándo lo hacía, su madre le servía el mejor chocolate caliente del mundo. Muy oscuro y espeso y con el sabor de una de las ambrosías de los dioses.

Akaashi se pasó las manos por los ojos e intentó que Bokuto desapareciese de su cabeza. Subió la pequeña colina que había en frente del gimnasio y se sentó sobre el césped de espaldas al edificio.

Si Terushima se había dado cuenta también lo habría hecho cualquier otra persona, ¿quién más podría saberlo? Akaashi estaba seguro de que Kuroo sería una de las primeras personas en adivinarlo, si es que había fracasado en proteger sus sentimientos y expuesto de esa manera.

Se mordió el labio tan fuerte que en cualquier momento podría sentir la sangre mezclarse con su saliva. Pegó un brinco en su sitio cuando desde el gimnasio gritaron su nombre. Giró su cabeza, Bokuto estaba sacudiendo su brazo intentando llamar su atención.

—¡El partido está a punto de comenzar!

Akaashi asintió con la cabeza, se levantó del césped y sin mantener durante demasiado tiempo el contacto visual con Bokuto entró al lugar.

——————————————

Se levantó de la mesa para llevar su bandeja a la basura. Había terminado de cenar y lo que más quería en ese momento era llegar a su habitación y dormir hasta el día siguiente. O quizás toda su vida. Sin embargo, antes de que siquiera pudiese llegar a la salida del comedor, Terushima apareció de la nada y le volvió a interceptar.

—Hey, Akaashi-san... —Abrió la puerta del comedor para que él pudiera pasar. Akaashi le saludó con un movimiento de cabeza, no quería sonar maleducado, pero tener a Terushima a su alrededor solo le provocaban dolores de cabeza y picotazos en sus seguridades. Ambos empezaron a caminar por el pasillo y desaparecieron ante los cientos de ojos que que comían y gritaban en la cafetería. —Lo siento por lo de antes. Parece que te afectó, estuviste como... Ido durante toda la práctica.

Terushima escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón de chándal y miró a sus propios pies mientras caminaban. Akaashi elevó una ceja pensando en si ese chico solo lo miraba a él o simplemente era una coincidencia.

—Estoy bien, no te preocupes. Solo fue una pregunta, Terushima-san. —Akaashi le mintió porque en realidad no se encontraba bien. Le incomodaba continuar cerca de Bokuto ahora que sabía que alguien podía exponerle de una manera tan sencilla y eso le estaba poniendo de los nervios. A él y también a Bokuto, quien era incapaz de entender el por qué su colocador y vice capitán le esquivaba, sin recordar haber hecho algo más en las últimas horas.

—Puedes llamarme Yuuji, si quieres —pausó durante un momento en el que lanzó un pequeño vistazo al pasillo que dejaban a su espalda, completamente vacío. —Sabes si estás así porque... Ya sabes... Eres gay... No tienes por qué preocuparte, no se lo pienso decir a nadie y dudo que alguien te haya descubierto.

Akaashi se vio obligado a quedarse estático en medio del lugar, con aquella pésima iluminación y observando a Terushima como si hubiera descubierto su secreto más oscuro y profundo. Algo que, en cierta manera, era cierto. Terushima caminó un par de pasos más hasta darse cuenta de que el chico se había parado, entonces dio media vuelta y lo encaró. Prácticamente no conocía a Akaashi, no sabía quien era hasta ese campamento y antes de eso era un simple nombre sin significado en la alineación de un importantes equipo de instituto. Y aún así sabía que no era un chico expresivo y que sus ojos abiertos mostraban a un Akaashi genuinamente sorprendido. Se apresuró a levantar las manos.

—Yo soy bisexual —dijo como si fuese una excusa, pero ni siquiera eso bastó para que Akaashi consiguiera salir de su asombro. Terushima se acercó un poco más al cuerpo ajeno y bajó sus manos. —Es por eso que te lo estoy diciendo. Te he estado observando durante todo el campamento y los ojos con los que miras a Bokuto-san no son los mismos con los que observas a los demás. Y estoy seguro de ello.

—Yo... —Akaashi no tenía ni idea del qué decir. Estaba seguro de que esa era la primera vez en su vida que alguien le hablaba a cerca de su sexualidad, nunca le había contado a nadie su tonto enamoramiento con su capitán y tampoco imaginó hacerlo. Entonces, aparece Terushima con el ojo que todo lo ve, al parecer, y de una pasada descubre todo lo que ha ocultado durante años.

—No tienes que decir nada —Terushima se apresuró a decir al ver el como Akaashi era incapaz de formular alguna frase coherente. —Es solo que creo que eres la primera persona gay que conozco en persona y no por Internet,  y nos podemos ayudar mutuamente. No sé. Es que no quiero que sepas que estás solo en esto porque ese sentimiento es una mierda.

Terushima se rio pero sin ningún tipo de gracia, su voz sonaba seca y parecía que en cualquier momento alguno de los dos comenzaría a llorar.

—A lo mejor me estoy equivocando, pero realmente espero que no. —Terushima se encogió de hombros y volviendo a esconder sus manos en sus bolsillos le sonrió una última vez. —Buenas noches, Akaashi-san.

Los del vóley [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora