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-Hemos llegado, señor -señaló Jungkook tras una media hora de viaje.

-¿Traes un arma? -Taehyung le preguntó seriamente, mirándolo por segunda vez en ese día.

A pesar de que la pregunta lo tomó por sorpresa, entendió dónde quería llegar el mayor con ella.

-Sí, señor. El señor Jin me explicó que debo cuidarlo ante cualquier amenaza -respondió Jungkook mirándolo también fijamente a los ojos.

-OK -respondió el mayor acomodándose un barbijo negro de tela sobre la boca -vamos -instruyó antes de salir del auto.

El menor se apresuró en apagar y asegurar el auto y alcanzar a Taehyung hacia donde se dirigía. Con pasos apresurados, el mayor se adentró por un parque lleno de árboles y plantas y terminó llegando a un sitio que sólo tenía una abertura en medio de los árboles por dónde se podía ver el reflejo de las luces de la ciudad sobre el agua del río.

Taehyung se sentó sobre el césped mirando aquel paisaje, mientras apoyaba sus manos detrás de su espalda para poder relajarse. Se bajó el barbijo hasta el cuello y suspiró ante el paisaje que se presentaba ante él. Jungkook se mantuvo de pie a unos pasos de él y fingió revisar el perímetro para evitar que alguien interrumpiera el descanso de "su señor". El mayor se quedó observando desde su lugar la parte del río Han que tenía en frente. Nada más verlo bajar la guardia y simplemente ser un muchacho más hizo que Jungkook también se relajara.

Luego de varios minutos en ese estado, Taehyung se colocó nuevamente el barbijo, se acomodó el gorro de lana y se puso ese pie. Al pasar por el lado de Jungkook, le dijo en un tono muy distinto al utilizado todas las otras veces con él.

-Vamos, te invito a comer.

Jungkook se quedó de pie un segundo intentando procesar esa orden, pero luego siguió a su señor para abrirle la puerta del coche y seguir sus indicaciones que los llevaron a una carretera algo alejada del centro, y a un restaurante de comida rápida olvidado por el mundo.

Entraron juntos y sin preguntar nada, Taehyung ordenó dos hamburguesas de las más grasosas, grandes y deliciosas del lugar.

-Come, debes tener hambre -habló el mayor mirando a su chófer y utilizando nuevamente ese tono de voz distinto al que había usado en su primera charla y dándole un mordisco a una patata frita.

-S... Sí, señor -dudó Jungkook y terminó por morder la hamburguesa de tres pisos que tenía en frente.

Taehyung lo miraba de vez en cuando mientras comía, al parecer examinándolo, o tal vez simplemente para memorizar su rostro y reconocerlo de entre toda su servidumbre. Jungkook no pudo evitar ponerse nervioso ante los ojos fijos en él, pero lo ocultó lo mejor que pudo, devolviéndole la mirada mientras también comía.

-Te ves muy joven. ¿Hace cuánto tiempo que trabajas como chofer? -rompió el hielo Taehyung.

-Éste es mi segundo trabajo, señor -respondió sonriendo un poco -antes trabajaba como repartidor manejando una camioneta -inventó.

-¿Cuántos años tienes? -Taehyung no pudo aguantar su curiosidad.

-22, señor -respondió el menor, bajando la mirada, queriendo aparentar timidez.

-Eres joven en verdad. Deberías estar estudiando algo y no trabajando -comentó Taehyung antes de seguir comiendo.

"Si hubiese nacido en una cuna de oro como tú, tal vez lo habría hecho" pensó el menor con rabia.

-Mi familia siempre fue pobre, así que no me queda otra opción -respondió sin querer darle mucha importancia al asunto, con la resignación que el caso ameritaba.

El mayor sólo lo observó sin decir otra palabra hasta que acabaron de comer. Taehyung simplemente salió del restaurante y se dirigió al coche aparcado cerca. Entró y en el camino de regreso se dedicó a ver las luces de la ciudad.

Al llegar a la mansión, Jungkook se percató que Taehyung se había quedado dormido. Se veía tan inocente y angelical con el gesto de sus labios entreabiertos que podría causar mucha ternura a quien lo viera, pero no a su chofer. Jungkook intentó despertarlo, pero no lo logró.

"Maldita sea. Niño malcriado y mimado" pensó Jungkook cuando lo levantó entre brazos, cerró la puerta del auto como pudo y caminó hacia las gradas de entrada a la mansión y otra vez dentro al otro trecho de gradas hasta la enorme habitación que la empleada en la puerta le indicó que era la de su amo.

Con algo de dificultad, Jungkook llegó al lugar señalado y tras dejar a Taehyung acostado sobre su enorme cama recién pudo descansar los brazos y percatarse del lujo y elegancia que lo rodeaba. Esa habitación era más grande que el salón donde su clan se reunía. Los ventanales iban del piso al techo dejando entrar mucha luz a través de las cortinas de seda. Pinturas enormes y surrealistas cubrían algunas paredes, al igual que varias fotografías enmarcadas, muchas de ellas en tonos sepias y blanco y negro, dándole un aire poético al ambiente. Cada mueble de ese lugar gritaba "clase alta" por donde se los viera.

Jungkook bufó enojado. Si bien su padre había subido lo más alto posible en el clan, los lujos que su familia tenía no podían compararse con todo lo que los Kim tenían... Por eso debían terminar con ellos para no tener competencia alguna.

Giró para ver a Taehyung aún dormido sobre su cama. No quería ninguna fisura en el plan contra él, así que como buen "empleado" le quitó los zapatos cuidadosamente al igual que su gorro de lana, que al sacarlo dejó una mata de pelo despeinado que Jungkook peinó con cuidado. Luego cubrió con la manta que se encontraba al borde de la cama al dormido joven. Caminó hacia la puerta de la habitación intentando hacer el menos ruido posible, pero a pesar del silencio reinante no pudo escuchar los susurros del mayor cuando cerró la puerta.

-Hasta mañana, Jungkook...

I'm Here To Kill YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora