Diez años después...
— ¡Papá! ¡Mamá! —Gritaban un par de voces a lo lejos, en alguna parte cercana al Árbol Sagrado.
Dos siluetas, siendo una más alta que la otra, voltearon en dirección de donde provenían aquellos grititos.
— ¡Juguemos! ¡Juguemos!
— ¡Sii! Mami, papi, queremos jugar con ustedes, que ya no están ocupados.
—Mis amores, claro que jugaremos con ustedes, como siempre. —Diane posa su mano sobre la cabecita de la niña de cabellos castaños claros.
— ¡Genial! ¿Oíste eso, Rui? —A su lado un niño de cabello castaño oscuro asentía efusivamente— ¡Sii! Yo quiero volar con papá.
—Claro, pequeño—Dijo Harlequin con una sonrisa de eterna ternura pintada en sus labios. Era también su pequeño gran orgullo, ya que Rui fue el mayor y bastante parecido a su padre. En cambio, Aoi, la niña era idéntica a Diane, salvo por el cabello y los ojos.
Rui adoraba sobrevolar por el cielo y las nubes con su padre, ya que, desde que sus alas pudieron crecer un poco más, no dejaba de dar vueltas por los cielos.
Aoi, que fue la segunda en nacer, igualmente creció con unas hermosas alas, de un blanco con toques rosados, en cambio, Rui nació con las alas casi iguales a las de su padre. Pero la niña le gustaba estar más con su madre, de vez en cuando volaba con su padre y hermano jugando, pero le gustaba, igualmente disfrutar un poco de la tranquilidad que transpiraba su querida madre, Diane.
Se podía apreciar como la tranquilidad inundaba el bosque, con algunas risas de niños alegres que revoloteaban por el lugar.
En cuanto nació el primer hijo del matrimonio por el Rey hada y la princesa Diane, todas las hadas estaban muy curiosas sobre cómo podría ser aquel pequeño bebé.
No fue sorpresa para nadie que Rui se pareciera demasiado a su padre, solo que los ojos y el cabello eran de su madre. La familia de Diane, por supuesto, lloraba de felicidad ante tal dicha. Estaban orgullosos de que su pequeña por fin pudiera encontrar el amor y se casara con quien la correspondiera.
Fue lo más hermoso que les pudo haber pasado, a pesar de ser una humana, no hubo mucha complicación a la hora del parto, aunque, eso si, tuvo que estar en reposo durante un tiempo, en el cual su esposo no dejaba de dar mil y un vueltas por el lugar, preocupado por su esposa y actual reina.
Ahí estaban Ban y Elaine, los cuales sirvieron de gran apoyo para esta adorable parejita. Aunque Harlequin estuvo a punto de hacerlos estallar por tantas preguntase inseguridades que se formaba en su cabeza, todo por la condición de su esposa.
Elaine tuvo que darle algunos coscorrones para que reaccionara, ella sabía de antemano que Diane se encontraba bien, solo necesitaba descansar, ya que una humana había dado a luz a un pequeño hada y eso terminó por desgastarla.
Después de eso, Harlequin se había jurado jamás volver a dejar embazada a Diane, ya que la había visto sin muchas fuerzas, para él, ella era como una flor, bella y delicada.
Tiempo después, Ban y Elaine tuvieron a su primer hijo. Un pequeño niño rubio de ojos rojizos, muy parecido a Ban, y un poco travieso. Nació sin alas, pero no le daba impedimento para que pudiera levitar y hacer sus travesuras. Nació cuando Rui cumplía apenas dos años de vida.
Las alitas de Rui apenas y se notaban, King creía que no saldrían tan grades como las de él, pero con el pasar de los años, ese pensamiento se fue propagando.
Cinco años después del nacimiento de su primer hijo, nació su segundo hijo, que fue niña, a cual llamaron como Aoi. Demasiado parecida a su madre, pero con el cabello y ojos de su padre. Una pequeña niña que adoraba a sus padres y, junto a su hermano y su primo adoraba jugar todo el día.
Harlequin se sentía extasiado de tanta dicha que existía a su alrededor. Sus anhelos se cumplieron y pudo formar una bella familia con la persona que amaba y lo amaba a él verídicamente. Siempre había pensado que la oscuridad lo consumiría finalmente para jamás poder salir de ella, pero, como una luz, llegó Diane para guiarlo, tomarlo de la mano y jamás soltarlo. Al final se terminó enamorando de ella irremediablemente, desde el primer momento en que la vio, pero se negaba a aceptar esos sentimientos que creía no serían correspondidos. Cuán equivocado estaba.
A Diane le tomó tiempo aceptar los sentimientos que florecían en su interior por aquel hada que la maravilló con solo verlo. Había sido lo más hermoso que había visto en su vida.
Finalmente ambos terminaron aceptando el amor que le tenían al otro y formaron una hermosa familia. Dos hermosos hijos que fueron fruto de su amor.
Ese amor que jamás se terminará.
Porque, King y Diane, el rey y la reina del Bosque del Rey hada, jamás dejarán que ese amor muera irremediablemente.
Porque, sus corazones se amarán por toda la eternidad.
FIN.
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Muchas gracias por haber leído esta historia. Mi primera vez escribiendo un longfic, el cual si que me tomo bastante tiempo concluirlo xd
Fue muy bonito haber escrito esta historia para ustedes, que bueno que me animé a publicar mi primer escrito, si no, nunca hubiera sabido de lo que soy capaz jaja,
Gracias a todos por comentar en esta historia y me alegra demasiado que les haya gustado, aunque a mi a veces me parecía que no fuera del agrado de los demás.
Y, pues, hasta aqui concluye "Rey Hada". Puede que después haga una nueva historia, pero para eso necesitaría terminar primero este semestre.
Es por eso mismo que me he tardado tanto en actualizar, por la uni y demás cosas que se me iban presentando ¡Lo siento mucho por eso!
Pero bueno, de verdad espero que les haya gustado este epílogo que les traje aquí.
Y, pues los veré en otra historia.
Asi que ¡Hasta la próxima!
:)
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Rey Hada
RomanceY la vió, tan bella, desbordando ternura angelical y algo dentro de él supo que con ella la vida sería menos aburrida. Los personajes no me pertenecen