-Es por esto mismo que traje a Diane al bosque...- Decía Elaine de una manera amable para con su hermano, quién en estos momentos estaba con una mirada un tanto... ida, con sus pensamientos flotando por su mente sin control.
Ver así a King le estrujaba mucho el corazón, con la mirada perdida en algún punto fijo de aquella habitación, podía escuchar sus pensamientos ir rápidamente uno tras otro sin parar.
"¿Porque?"
"Después de tanto tiempo y pasa esto"
"No quiero caer en esto de nuevo, ¿y si es como las demás? Las cuales solo jugaron conmigo"
"No podría soportar otra decepción amorosa"
"No quiero enamorarme de nuevo"
El hada de alas rosadas miraba, con los ojos a punto de salírsele las lágrimas, a su hermano mayor, él cual se encontraba con la cabeza entre sus manos, agarrando fuertemente sus cabello y acallar esos atormentados pensamientos de su cabeza, pero no podía y eso... Eso hacía que éste derramara lágrimas de frustración...frustración por lo que estaba sucediendo en su interior... algo que él aún no quería aceptar...No quería aceptar que él ya...A Diane...
De pronto el Rey Hada siente una presión firme en su hombro izquierdo y al levantar la cabeza, se da cuenta de que su hermana lo estaba viendo a los ojos firmemente con varias lágrimas surcando sus mejillas, por lo cual é la miró consternado y confundido.
-¿Elaine? ¿Porque lloras?
-Debería de preguntarte lo mismo a ti-Dijo la rubia señalándolo con su fino dedo índice.
Harlequin se toca la cara, percatándose de que, en efecto, estaba llorando.
-"¿En qué momento...?"- Pensaba el hada mientras se tocaba su rostro y sentía sus mejillas mojadas por el rastro que dejaron sus lágrimas.
-Tus pensamientos te estaban atormentando, y yo... Yo estaba preocupada por ti-Elaine se limpió unas cuantas lágrimas de sus ojos amarillos para verlo mejor, ya con una pequeña sonrisa en su rostro.-Por eso me afectó verte así... tan vulnerable. Es por eso que de verdad te dieras una oportunidad. Diane no es como las demás que te han decepcionado, créeme... Ella tiene un corazón demasiado puro como para lastimar hasta a una mosca. Además, he de confesar que le pareces bastante atractivo.-Dice Elaine con una sonrisa pícara en sus labios.
-¿Q-que? Yo... Yo...-Harlequin, en cuestión de segundos, adopta en su rostro un bonito color rojo. A lo que Elaine solo suelta una risita.
-Y a mí me parece que te atrae bastante ¿Eh, eh? ¿Oh no? Sabes que los estaba observando hace rato antes de subir para acá. Se ve que pueden hacer química los dos.
Harlequin estaba más rojo que un fruto silvestre de la vergüenza que su hermana le estaba causando en ese momento. Y no iba a admitir tal cosa en frente de ella, no señor.
-Ya, dime, ¿te gusta Diane?-Inquirió Elaine inocentemente, a la vez que King se tensaba en su lugar. Éste comenzó a sudar fío ante tal afirmación, no lo iba a decir en voz alta, ni de loco.
-No... No... No me atrae aquella humana.-El rey apartó la mirada de su hermana, viendo hacia algún punto de la habitación. No quería verla a los ojos por nada del mundo, a sabiendas que ella podría leer su corazón.-Y ni se te ocurra entrar en mis pensamientos.
-Oh, al parecer alguien ya se puso su máscara de indiferencia.-Ríe la rubia, para, luego, aclararse un poco la garganta.-Muy bien, ya veo que no te gusta para nada Diane. No te gusta nada que hasta te pusiste completamente rojo cuando te hice la pregunta, ay hermano no tienes remedio.-Y tras decir esto, Elaine se para de su lugar, mientras un confundido chico castaño la miraba.
-¿Y ahora, que harás?
-Pues iré con la princesa, necesito hablar con ella unas... Cuantas cosas.-King la vio con algo de sospecha, y es que, cuando ella actuaba así, no iba a ser nada bueno. Siendo honestos, eso le asustaba.
-Bueno ya me voy, te dejo para que reflexiones un poco, luego seguiremos con esta conversación, ahora tengo asuntos que resolver... Adios.- Después de decir esto, Elaine se retira rápidamente de la alcoba de su hermano Harlequin. Necesitaba crear un plan con Diane rápidamente. Ya se había dado cuenta de lo que siente su hermano, no es como si el pudiera ocultárselo, se le notaba que le atraía un montón y Diane... Era otra cosa, también a ella le pareció atractivo. Y Elaine no se iba a quedar de brazos cruzados, oh no, eso sí que no.
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En la habitación del rey hada, Harlequin seguía con la mirada clavada en la puerta por la que había salido su hermana pequeña. Estaba confundido ante tal acción repentina de aquella rubia, él quería decirle unas cuantas cosas más, sobre que dejaría irse a la castaña de ojos morados a su reino. No quería estar viéndola, porque sabía que volvería a caer tras volver a ver esos ojos que lo cautivaron.
No, no quería verla de nuevo, por nada del mundo. Porque a Harlequin, aquel hada de grandes alas azules, se cautivó por completo ante aquella joven chica. Y ya no podía hacer nada para evitarlo, pero solo quería que se fuera, y no creía en las palabras de Elaine –o no quería creerle-, que Diane fuera diferente, no, era inaceptable. Todas las chicas con las que llegó a estar siempre lo usaban, lo menospreciaban al final y él, él terminaba sucumbiendo a un hoyo negro, el cual se hacía más grande, conforme más grande se hacía su soledad y conforme más decepciones amorosas tenía.
Soltó un suspiro, sólo quería que su corazón descansara, pero tenía que llegar ella y su corazón no pudo evitar dar el primer latido en muchos años por alguien más.
Y, llegados a una conclusión, Harlequin se volvió a sentar en su cómoda cama, se recostó en ella y, mientras ponía un brazo cubriendo sus ojos, una sonrisa apenas perceptible se dibujaba en sus labios.
"Parece que estoy frito. Porque en realidad si me gusta, demasiado"
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Rey Hada
RomanceY la vió, tan bella, desbordando ternura angelical y algo dentro de él supo que con ella la vida sería menos aburrida. Los personajes no me pertenecen