Eran las doce de la noche y aún me encontraba haciendo tarea. Al día siguiente a primera hora debía exponer y mi presentación no estaba lista.
En el lugar en el que vivo hace calor a toda hora del día. Por lo tanto siendo las doce de la noche yo tenía la puerta abierta para que se ventilara el ambiente. Después de media hora aproximadamente terminé la presentación y me dispuse a dormir. Me levanté de la cama, encendí la luz del pasillo y cerré la puerta de mi habitación con seguro cómo todas las noches.
Oré a dios y dí gracias por un día más, cerré los ojos y... Alguien de pronto entro a mi habitación, tenía la sensación de saber quién era. Solo entró, pues la puerta estaba abierta. Se recostó a mi lado izquierdo y se acomodó como para dormir. Me parecía algo tan familiar cómo si lo hubiera hecho antes. De un momento a otro sentí que tomó mi mano izquierda y la apretó, como si quisiera sentirme muy junto a él. En ese momento abrí los ojos pues quien me tomaba de la mano, estaba helado. La sensación en los dedos fue la misma que experimentas cuando metes la mano a una tina con hielo. Sus dedos eran sumamente delgados. Traté de ver quién era la persona que me tocaba, pero pese a que la luz del pasillo iluminaba tenue mi habitación, no lograba ver su rostro.
El impulso por alejarme de él me hizo despertar, al parecer estaba soñando. Miré a mi lado y no había nadie, estaba completamente sola en mi habitación. El pánico se había apoderado de mi ser, mi corazón estaba agitado y mi cuerpo sudaba frío. En ese momento no quería volver a dormir, no sola. Temía volver a soñar algo similar.
Vivo en una vecindad con varios chicos que van a la misma universidad que yo. Mi vecina Adriana con quien además comparto clases es una chica en la que puedo confiar, así que me levanté y fui a verla. Le expliqué que tenía mucho miedo por un mal sueño que había tenido y le pedí que durmiera conmigo. Ella amablemente aceptó y vino a mi habitación. Ésta vez me tocaba dormir del lado izquierdo de la cama. No pasó mucho tiempo para quedarnos dormidas hasta que... Sentí sus pequeños brazos rodearme para darme un abrazo firme que me sacó el aire y me hizo despertar, supuse que lo hacía dormida. Mi sorpresa fue tal al sentir su cuerpo diferente, su aroma era diferente. Al mirar en dirección a ella noté que no era ella. estaba durmiendo con otra persona, si es que le puedo llamar así. No podía ver su rostro, mi cuerpo se heló en cuanto levantó la cabeza yo abrí la boca por la impresión y sentí como si ella quisiera entrar en mi cuerpo. Realmente no se cómo explicar lo que sentí, fue como si una ráfaga de aire caliente quisiera entrar por mi garganta, pero no lo permití. Justo en ese momento abrí los ojos, miré a a derecha y estaba sola en mi cama, no había nadie. Mi sueño al fin había terminado pero, yo no podía moverme, es decir, no era parálisis del sueño pues no me sentía así. Mi cuerpo solo estaba cansado y era por ello que no quería y no tenía la fuerza para moverme.
Una ola de adrenalina inundo mi ser y me hizo mover los brazos cuando al mirar el techo, en la marquesina estaba agazapada una persona. No sabía si era un hombre o mujer o si realmente era humano solo se que no podía ver su rostro. Yo sabía que me estaba mirando pues, así lo sentía.
Mi madre siempre decía que en momentos así nuestra mejor arma eran las oraciones y eso quise hacer, intente decir oraciones de refugio o para dormir pero no podía pronunciar bien las palabras, no llegaba ni a la mitad de la frase.
- "En la matena" - Eso decía en vez de patena.
- "Los tres dulces" - No podía terminar ninguna frase. Traté y trate hasta que pude pronunciar correctamente. No supe en qué momento me quedé dormida ni cuando dejé de ver aquella sombra.
Hasta hoy me sigo preguntando sí la tercera vez realmente desperté o si seguía siendo parte de la pesadilla que tenía.
¿Tú que piensas?
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Sustos de Muerte
ParanormalSe narran breves relatos sobre hechos paranormales que, quienes los vivieron hasta la fecha están en duda. No saben si fue real, fue mentira o si simplemente su imaginación les jugó una mala pasada. Estará en ti decidir qué es real y que no.