La siguiente historia fue basada en un hecho real. Le sucedió a mi madre.
Era una mañana como cualquier otra. Había llovido la noche anterior por lo que el patio estaba totalmente húmedo. Por ser fin de semana mi madre se había levantado a las 8:00 am. Para poder barrer el patio. La lluvia había traído consigo mucha basura que posiblemente era de los árboles de míspero que tiene mi vecina.
Había pasado ya una hora, así que mi padre fue por tortillas para comer. Justo estaba regresando cuando su celular sonó. Era mi tío quien llamaba.
- ¿Leo? ¿Qué andas haciendo? – Le dijo mi tío por el celular.
- ¡Hola tío ¿qué pasó?! Acá andamos, apenas vamos almorzar. – Respondió mi padre muy animado al escucharlo.
- Ah, pues por eso te hablo. Mi vieja hizo de almorzar tlacoyos. Vénganse almorzar. – Le invitó mi tío.
- Órale, ¿De verdad? – Le contestó mi padre. Un poco confundido por la invitación.
- Sí, ya los están haciendo. Apúrate que se van a enfriar y no calentamos, jajaja – Le dio mi tío para tratar de convencerlo.
- Jajaja, está bien. Ahorita les llegamos. Sale. – Fue como se despidió mi padre.
- Sale. – Fue lo que respondió mi tío al momento de cortar.
Después de terminar la llamada, mi padre se dirigió a la cocina para decirle a mi madre que ya no hiciera de almorzar pues, alguien los había invitado.
Estaban hablando sobre ir o no. Cuando los ladridos de nuestro perro Ragnar empezaron a sonar fuertemente. Él se encontraba amarrado pues no le permitía a mi madre barrer, quería jugar con la escoba. Cuando se asomó mi madre por la ventana vio cerca del portón a un pequeño perro de color negro el cual solo miraba a Ragnar. Cuando mi madre lo llamó:
- ¡Chinto! ¡Ven! – El perrito movió su colita, pero en lugar de acudir al llamado de mi madre. Éste se dio media vuelta y salió por debajo del portón. Era tan pequeñito que salir por ahí no era inconveniente.
Soltaron a Ragnar y se dirigieron a la casa de mi tío sin antes pasar a comprar un refresco para compartir.
- ¡Hola! Buenos días a todos. - Fue lo que dijeron mis padres al entrar a la cocina dónde todos aguardaban en la mesa.
- Buenos días. – Dijeron al unísono.
- Siéntense y empiecen a comer. – Les dijo mi tía. Después de eso, comenzaron a comer y a compartir varios relatos del día a día. Tenía bastantes meses que no se visitaban pues mi familia se mudó. Pero, ese tío nuestro se quedó a cargo de nuestra casa, siempre iba a regar las plantas y alimentar a nuestro perro. No iba solo, siempre iba acompañado de ese perrito de nombre Chinto.
- ¿Dónde está el Chinto? Lo vimos salir antes que nosotros, pero ya no lo vimos entrar acá. – Le dijo de pronto mi madre a mi tío.
- No... ¿Qué crees? Que lo mataron hace unos tres meses – Dijo mi tío muy triste.
- ¿Cómo cree? Si acaba de ir a mi casa. – Le dijo mi mamá muy sorprendida.
- No, a lo mejor fue su espíritu, Jajaja. Porque ya te dije, me lo mataron. Le pasó encima el carro. – Respondió mi tío muy divertido.
- Pues a lo mejor... - Fue lo que respondió mi madre.
Tú ¿Qué opinas? ¿Crees que haya sido una ilusión? O tal vez sí regreso su espíritu a visitar la casa una vez más. Ahora que ya habían regresado.
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Sustos de Muerte
ParanormalSe narran breves relatos sobre hechos paranormales que, quienes los vivieron hasta la fecha están en duda. No saben si fue real, fue mentira o si simplemente su imaginación les jugó una mala pasada. Estará en ti decidir qué es real y que no.