Diez.

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 El silencio permaneció en la sala durante largos minutos luego de que terminó de desahogarse. Nadie emitía un sonido hasta que Paul se levantó de golpe, corriendo la silla hacia atrás en el proceso, y salió de la casa.

Génesis lo siguió con los ojos llenos de lágrimas. Jared lo siguió segundos después y el nudo en su garganta aumento.

Bajó la mirada a su regazo, en donde mantenía sus manos unidas tratando de parar el temblequeo. Una mano se colocó sobre las suyas. Emily se había acercado suavemente tratando de no asustarla más.

— Estamos contigo —le susurró—, sólo que esto escapa de nuestras manos. Escapa de ellos. Están asustados.

— No quiero morir Em —sollozó.

— No lo harás, buscaremos una solución. Lo prometemos.

— No la hay —dijo con pesar—. Lo he intentado todo. Si uso los poderes me desgasta, si no los uso me consume y me vuelve loca hasta que explotó como una bomba nuclear. Por eso jamás dije nada y Jared tan lejos de mí, y yo no sabía qué hacer, y el... —el llanto finalmente se apoderó de ella mientras que Emily le permitía enterrar la cabeza en su pecho mientras le daba suaves caricias en la espalda— no sé qué más hacer Em. Y ahora me tienen miedo... —los demás habían abandonado también la sala quedando ellas solas.

— ¿Qué? No —la interrumpió la morocha—. Están asustados, sí. Pero no de ti. Es sólo que la idea de perderte los angustia. Lo sé.

Un aullido se escuchó a la lejanía, seguido de otro. El nudo en su garganta se hizo más fuerte reconociéndolos.

— Pero todo va a estar bien, ¿sí? Confía en mí. Eres de la manada ahora.

La manada no había aparecido hasta horas después. Emily se encontraba horneando galletas mientras que ella lo único que hizo fue sentarse en el porche de la casa, aguardando.

Cuándo sobre los límites del bosque Sam apareció seguido de Embry, Génesis se paró de inmediato. Las yemas de los dedos las tenía en carne viva de tanto mordérselas y sus ojos estaban hinchados.

Había estado pensando a cada minuto que pasaba que palabras usar, como pedir disculpas, aunque ni siquiera sabía porque lo haría. Si estuviera en sus manos el hecho de poder elegir sus poderes o no, la respuesta era clara para ella. La idea de poder ser libre de eso parecía maravillosa pero imposible. Y tenía sentimientos encontrados sobre el hecho de poder decir la verdad a quienes consideraba su familia, por una parte sentía como si un gran peso (que no sabía que cargaba) la había abandonado pero inmediatamente era remplazado por el profundo temor de la idea de quedarse sola y desamparada con la realidad puesta frente a ella; ambos sentimientos en esas horas sola se encargaron de llevarla lentamente a una inestabilidad que era acentuada ahora que la manada se iba visualizando frente a ella.

Embry llego hacia ella con una sonrisa de lado y tímidamente caminó el espacio que los separaba. Génesis no pudo evitar el salto en el estómago ante la sorpresa de que el hombre lobo la estuviera abrazando.

— Somos familia, sis*. Todo va a estar bien.

Y como si fuese una bomba, ella se quebró en el hombro de Embry, soltando las lágrimas que guardaba dentro de sí. Embry, mientras abrazaba su cabeza y su espalda con ambos brazos, observó hacia atrás en silencio. Por primera vez Paul tenía los ojos achinados, su hermano de manada había llorado y destruido un par de árboles de la impotencia y era algo que realmente no deseaba volver a presenciar.

Vuelvo a sentir la felicidad que sólo ella me brinda después de años y tengo que soportar tan solo la idea de perderla, ¿entiendes Sam? ¡Puede morir!

Todavía tenía los gritos grabados en su mente. Jared simplemente se había alejado del jaleo entre su alfa y Paul, sentándose con las piernas abrazadas por los brazos en silencio. Su mente no parecía procesar los hechos.

Génesis alejó la mirada del hombro de Embry para observarlo, las palabras calándola profundo. Todo va a estar bien.

— En estos momentos me es imposible creerte, Em.

— Pues créelo. Nadie piensa perderte. Y menos el imbécil de tu novio que destruyó media reserva forestal en diez minutos.

Génesis siguió la mirada de Embry por sobre su hombro. Pasos más allá, estaba Paul con la mirada fija en ellos dos y las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones cortos. Las manos de Embry lentamente la abandonaron y la dejaron a la deriva nuevamente.

Paul necesito tal solo cinco segundos y los ojos anegados en lágrimas de su impronta para caminar a grandes zancadas hacia ella y levantarla por la cintura en un abrazo.

Embry los observó con una sonrisa melancólica: Génesis lloraba con la cara hundida en el cuello de Paul mientras que éste se mantenía aferrado a ella como si de su propia vida se tratase.

Y así era.



*Sis: utilizado en referencia a "sister", hermana en ingles. Una abreviación. 

Sempiterno.   → paul lahote (en edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora