La batalla se estaba alargando. El demonio llevaba un buen rato frenando los golpes de la chica, al igual que ella los suyos. Había logrado rozarle varias veces con la punta de la lanza, pero se regeneraba rápidamente. Debía darle el golpe definitivo en la nuca. ¡Mierda! El kimono le molestaba para luchar. Acercó la mano y se la llevó a la cinta para aflojarlo, sin perder de vista a aquel ser. Tuvo que esquivar un golpe y la cinta se cayó al suelo, haciendo que el kimono se abriera. Bueno, mejor para ella.
Ahora que podía estirar más las piernas, sus movimientos eran mucho más ágiles. Había estado entrenando sin esa prenda y como mejor peleaba. Siguió parando sus movimientos mientras iba retrocediendo hacia la pared de una de las casas que había en aquella callejuela. Se giró rápidamente y dio un salto, apoyando los pies contra la pared y tomando impulso para lanzarse contra el demonio. Consiguió alcanzarle, pero lo tenía de frente, así que la lanza se clavó en el ojo. La retiró rápidamente, y aprovechando que todavía se estaba regenerando y estaba algo aturdido, se colocó detrás de él y clavó su arma con fuerza en la zona de la nunca. Aquel ser, cayó de rodillas al suelo y empezó a gritar de manera agónica mientras iba convirtiéndose en ceniza. (TN) observaba en silencio mientras recuperaba la respiración.
—Buen trabajo —dijo Katakuri, mientras se acercaba hacía ella. La chica le miró extrañada.
—¿Desde cuando estás aquí? —preguntó.
—Llevo un buen rato observando la pelea. Te ha costado un poco ponerte las pilas, pero lo has hecho muy bien —le felicitó él. La chica sonrió orgullosa. Le tendió la cinta del kimono para que se lo volviera a colocar bien—. No detecto nada más por aquí. Podemos continuar nuestro camino hacia los siguientes pueblos. Volveremos rápido a donde estábamos.
Gracias a la velocidad y agilidad de Katakuri, enseguida llegaron a la parte del camino donde estaba antes de darse cuenta de la presencia del demonio. (TN) estaba pensativa mientras caminaban. El demonio con el que se había enfrentado era bastante rápido, pero nada que un humano entrenado no pudiera soportar. Sin embargo, su acompañante estaba claramente a otro nivel. ¿Sus hermanos serían tan fuertes como él?
—¿Por qué no usas tu velocidad para que lleguemos al siguiente pueblo? —preguntó la chica, rompiendo el silencio.
—Esto nos ayuda a mantenernos físicamente. Además, los demonios a veces no se encuentran en los pueblos si no cerca. Más vale que los pillemos lejos y evitar que lleguen —explicó él.
—Ah, sí... Totalmente cierto —murmuró ella.
A mediodía, pararon un rato para descansar y para que (TN) se preparara algo de comer. Después de haber probado los platos de aquella anciana, su comida le resultaba todavía más insípida. Pasaron la noche al aire libre, Katakuri recostando la espalda sobre el tronco de un árbol y (TN) tumbada junto a él sobre su pequeña colcha.
El demonio estaba tranquilamente observando el cielo despejado. Las nubes se habían dispersado y, por suerte, parecía que el día siguiente amanecería soleado. De repente, la joven empezó a moverse demasiado sobre su colchón. Cambiando cada segundo de postura. ¿Estaría teniendo alguna pesadilla? ¿Debía despertarla? Por suerte, unos segundos después se quedó queta de nuevo. El peli-granate acercó una mano al rostro de la chica para apartar unos mechones de pelo que habían caído sobre su cara. Las yemas de sus dedos rozaron una de sus mejillas en el proceso. Su piel era suave y cálida. Parecía tan delicada... Y la mano de él era tan grande y tosca. La apartó rápidamente.
ESTÁS LEYENDO
Peligro al anochecer «Katakuri x Lectora»
FanfictionLa joven (TN) vive un pequeño pueblo perdido por las montañas de Japón. Su casa está algo separada del resto, por un camino de cinco minutos. Todos los días ella acompaña a su hermano mayor para vender los diferentes productos que producen en su peq...