Capítulo 6

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(TN) se quedó ligeramente boquiabierta mientras observaba el rostro de Katakuri

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(TN) se quedó ligeramente boquiabierta mientras observaba el rostro de Katakuri. No estaba sorprendida por aquellos grandes colmillos y las cicatrices. Al fin y al cabo era un demonio y debía tener algo que le caracterizara como tal. Lo que le sorprendió es que era, probablemente, el chico más guapo que había visto en su vida. Y eso sí que era algo que no se esperaba. Durante todo ese tiempo, jamás había pensado en él de esa forma. ¿Era normal sentirse algo atraída por un demonio?

—Vas... ¿A decir algo? —preguntó Katakuri, serio, devolviendo a la chica al mundo real.

—Sí, que eres un exagerado. Me esperaba algo terrorífico —contestó ella, sacándole la lengua—. Eres hasta guapo y todo.

—Tú sí que exageras —comentó él, apartando la mirada, avergonzado.

—Te has puesto rojo —se burló ella, sonriendo divertida.

—Tú también te has puesto roja mientras me mirabas —se defendió él, volviéndola a mirar fijamente. Esta vez fue ella la que apartó la mirada, algo nerviosa.

—Bueno, eso. Que no tendrías que preocuparte tanto por tu cara. O sea, sí para que los humanos no sepan que eres un demonio, pero no con las personas que sabemos que lo eres. No das nada de miedo.

—Me alegra saberlo —murmuró él.

Puede que no se le notara mucho por fuera, pero estaba realmente agradecido por las palabras de la chica. Siempre se había sentido avergonzado por su aspecto. Era cierto que sus hermanos eran grandes y altos como él, pero muchos de ellos tenían un aspecto más humanizado que él. Era un gran alivio haber comprobado que (TN) no le miraba con miedo o con asco. Pero... ¿De verdad le parecía guapo? Puede que solo estuviera bromeando o exagerando.

—Oye...Que me hayas enseñado tus rostro no quita que me debas el masaje del que hemos hablado esta mañana —comentó la chica.

—Ah, es verdad —murmuró él—. Gírate.

La chica se dio la vuelta rápidamente y se colocó de espaldas cerca de Katakuri. Estaba impaciente por aquel masaje, ya que sentía alguna que otra molestia en varias zonas. Él apoyó sus manos en los hombros de la chica. Parecía tan pequeña y frágil... Comenzó a presionar con los pulgares diferente zonas de la espalda. Era comprensible que (TN) se quejara de dolor de espalda. Tenía bastantes contracturas. Se iba frotando las manos, para aplicar calor en los puntos y presionaba las zonas concretas.

—Ah... —La joven llevaba un buen rato soltando pequeños gemidos de dolor y placer, lo cual no ayudaba a la concentración de su compañero. Esto último había sido más audible que el resto—. Es increíble lo bien que sabes usar las manos.

Katakuri se tensó ante aquel comentario. Estaba claro que la chica no era consciente de lo que había dicho. Bueno, eso o su mente estaba empezando a pervertirse, ya que había pensado en todo lo que podía hacerle con sus manos y no tenía nada que ver con el masaje.

Peligro al anochecer «Katakuri x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora