Valentina estaba en la ducha, la sensación del agua caliente recorrer su cuerpo era increíble, cerraba sus ojos mientras el agua caía, estuvo unos minutos así, necesitaba relajarse antes de enfrentar otra semana de su realidad. Salió de la ducha seco su cuerpo, luego se coloco su albornoz, tomó otra toalla y comenzó a secarse el cabello mientras volvía a su habitación, se coloco frente al espejo y siguió secándose.
—Si que te tomas tu tiempo en la ducha — dijo una voz masculina que la sobresalto, la castaña se giro rápidamente para ver de quien se trataba.
—Me asustaste, Lucho —dijo tocando se el pecho —¿Qué haces aquí? —preguntó nerviosa.
—Vine a verte —contestó levantándose y dirigiéndose dónde estaba la chica —Y para ir a dejarte a uní.
—Pudiste esperarme en la sala —dijo nerviosa al ver cómo el chico se acercaba.
—Bueno, quería ver a mi novia —dijo con una sonrisa coqueta, Valentina sabía lo que en realidad quería el chico, así que con agilidad se apartó de él, lo más lejos posible, el chico quedó ahí parado con una cara de derrota, se giro para mirarla con mala cara.
—Pues ya me viste —dijo —Así que por favor, vete, deja que me cambie y nos vemos abajo —le ordenó, chico con mala gana obedeció y cerró la puerta tras el, Valentina rápido fue a la puerta y le coloco el seguro para poder cambiarse tranquila.
10 minutos después Valentina bajo y se dirigió a la mesa, ya estaban todos en la mesa, al parecer esperándola. En la mesa se encontraba su tío Johnny, al lado su hijo Guillermo o guille como le llamaban de cariño, su hermana Eva junto a su novio Cristóbal, que era un tipo alto de 29 años, cabello corto negro, barbón, ojos azules, vestía una camisa azul, jeans oscuros y una chaqueta de cuero, a Valentina no le agradaba para nada, le parecía un mafioso, pero su hermana lo quería así que no le quedaba de otra que aceptar su relación. La chica se sentó al lado de Lucho quien decidió quedarse a desayunar, el chico se acerco más a su chica sonriendo, era una sonrisa que no le gustaba para nada a Valentina, por que era una sonrisa con malicia y su mirada era de un cazador a punto de atrapar a su presa.
—¿Se te pegaron las sábanas, Vale? — preguntó Guille gracioso.
—Un poco —respondió Valentina sonriendo.
—¿Dormiste bien? —preguntó Eva.
—La verdad no —respondió sinceramente —Tuve muchas pesadillas, y despertaba a causa de ellas, creo que logre dormir bien en la madrugada.
—Deberías tomar algo para dormir —sugirió Guille.
—Guille tiene razón, yo tengo unas píldoras que te harán dormir como un oso —dijo Eva.
—No, saben que no me gusta tomar pastillas —dijo castaña.
—Tal vez necesitas dormir con alguien, alguien que te abrace, que te cuide —dijo Lucho sonriendo.
—¿Y tú eres ese alguien? —pregunto Valentina levantando una ceja con mala gana.
—Pues si tu quieres, yo feliz —dijo con una sonrisa picarona.
—No gracias, en ese caso prefiero no dormir —le dijo borrando la sonrisa de su cara, el chico le iba a contestar pero Silvina había aparecido para servirle el desayuno a la ojiazul.
—Aquí esta su desayuno mi niña —dijo la mujer.
—Gracia, Chivis, se ve delicioso —le dijo sonriendo. La mujer se fue y Valentina comenzó a comer y al probarlo de verdad estaba delicioso.
Luego de rato todos terminaron de desayunar, Eva y Guille se levantaron para irse a la empresa junto con Cristóbal que se ofreció a llevarlos y ellos aceptaron, se despidieron de Valentina y se fueron. Solo quedaron Jonhy, Lucho y Valentina, estaban en la sala, la castaña estaba escribiendo en su celular.