Disclaimer: Ni la Viuda Negra, ni los vengadores me pertenecen. Solo la historia y los personajes que no conozcan son producto de mi imaginación.Bräila, Rumania. 1991.
— ¿A qué te refieres con que es nuestro pasado? — preguntó la niña llena de dudas a su padre.
— Esto es lo que dejaron los Romanov atrás, antes de huir.
— ¿Por qué se fueron?
La pequeña Natalia no entendía porque los Romanov habían huido de Rusia y dejado todas esas cosas atrás, a ella le parecía que lo mejor que podía hacer alguien para defender lo que creía era luchar por ello, no salir corriendo a la primera de cambio.
— Porque la gente es mala y amenazaban con matarlos.
— Eso no es justo, ¿hicieron algo malo?
— Algunos de ellos, sí. Siéntate conmigo y te contaré.
Alian estaba decidido a decirle a su hija todas las verdades que pudiera comprender a su corta edad. Pensaba que lo mejor que podía hacer era hacerle saber todo lo que pudiera, en lugar de seguirle imponiendo su voluntad. Algún día no estaría con su hija y ella debía saber cuidarse sola, y sobre todo, aprender como respetar las reglas aunque no las entendiera del todo porque las cosas que se hacían eran por su bien. Sonrió de lado pensando que Natalia definitivamente no estaba hecha para ser una duquesa de ninguna corte, con ese carácter demasiado indomable, pero si pare dirigir los ejércitos de Rusia o de cualquier país, con su temple férreo y su capacidad de imponerse ante todo y ante todos.
— Muchos de los Romanov solo se interesaban por el poder, y le hicieron mucho daño a la gente de Rusia. Al no preocuparse por las personas que vivían en su país, los mandaron a la pobreza, a vivir en la calle, a no tener educación y a tener que mudarse de un lado a otro, escapando.
— ¿Así cómo vivimos nosotros? — preguntó Natalia frunciendo el entrecejo.
Los ojos de Alian Romanov se entristecieron al pensar en aquella cruel ironía. Él y su hija estaban pagando el daño que hicieron los primeros gobernantes con su sangre, cuando ellos ni siquiera habían tenido acceso al poder.
— Algo así, malishka.
— Nosotros no hicimos nada — dijo Natalia haciendo un mohín.
— Así es, pero a la gente en el poder no les importa eso, porque tienen miedo.
— ¿Miedo de qué?
— De nosotros.
Natalia ladeó la cabeza, y su padre la atrajo a su regazo, abrazándola fuertemente.
— ¿Quién puede tenerme miedo a mi? — susurró la niña.
Si tan solo Natalia Alianovna Romanova supiera quien llegaría a ser, esas palabras nunca hubieran salido de su ingenua boca. Su padre soltó una carcajada y le tocó la punta de la nariz, haciéndola reír también a ella.
— Una nación se mide por su lideres, Natalia. Y tu serás una excelente líder.
— Yo no quiero serlo, no me interesa ser líder de ninguna nación.
— Y es por eso que serás excelente en ello. Y por eso te tienen miedo, igual que a mí.
— ¿Por qué no queremos ser lideres?
— Porque podemos serlo, pero eso no es lo correcto.
— Entonces solo hay que decirles eso a los señores que nos tienen miedo — dijo la niña con simpleza.
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DETRÁS DE LA VIUDA NEGRA || Romanogers
AdventureDespués de la Guerra Civil, Natasha Romanoff se ve envuelta en una serie de acontecimientos que la reencontrarán frente a frente con un pasado del que no sabía qué tenía que escapar. Encontrará la ayuda que necesita en Steve Rogers, mientras ambos s...