La Profecía, El Elegido y El Heredero

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LA PROFECÍA

*****Swordland*****
*****Muchos años atrás*****

En una habitación de la cuarta torre, exactamente en la última, se encontraba una espada cuya energía parecía incomodar el alma de quien estuviera en su presencia, está descansaba sobre un pedestal de mármol blanco y era sostenida por un par de manos talladas en este mismo. Aquella arma tenía el filo cubierto por vendas blancas que tenían escritas sellos de color dorado los cuales servían para contener tan abrumador poder, la empuñadura era de un color negro que parecía no reflejar ningún tipo de luz, como susurrando su peligro a quienes intentan tomarla.

Frente a la punta estaba el rey Cuarto de Swordland, un hombre de unos 50 años, de rostro rudo y de mirada marchita la cual era oculta por las cejas pobladas del rey y las cicatrices de su rostro eran tapadas por una blanca barba, el rey portaba una armadura plateada y esta en el pecho tenía gravada dos espadas que se atravesaban apuntando el filo hacia arriba y detrás de ellas un halcón con las alas extendidas. El rey era un hombre con un pasado que era reflejado en las cicatrices que llevaba en el cuerpo, sin duda un guerrero que pasó toda su vida peleando y que ahora estaba pasando la pelea a sus herederos; frente a la empuñadura estaba Drake uno de los ocho hijos del rey, el príncipe era muy diferente a su padre, toda su apariencia era el reflejo de la vida misma, llevaba ropas finas y cómodas que resaltaban su rostro, el príncipe tenía una mirada que era el reflejo de valentía, de cabello negro, largo y rebelde. El rey con un tono serio hablo –es tu turno Drake, confío en que tú serás el elegido– Drake estaba nervioso y se tomó un tiempo para observar su alrededor, la habitación estaba vacía, solo por la espada y las farolas que estaban puestas en las paredes y que parecían impedir que el sitio se hundiera en la penumbra, a los pies del príncipe se encontraban los cuerpos calcinados de sus hermanos, los cuales parecían rodear la espada, el su nariz podía percibir el olor de la carne quemada, el olor de la muerte la cual parecía que ahogaban; el rey Cuarto volvió a hablar rompiendo el silencio al ver a unos de sus mejores hijos temblando como un ratón asustado –alguien debe ser él hombre que este destinado a cumplir la Profecía, entiende hijo nunca habra paz si no podemos controlar el poder más fuerte de la Tierra Antigua– el más pequeño de sus hijos empezó a llorar –padre te lo suplico, déjanos ir, mis hermanos han muerto por intentar tener una espada que nadie comprende, déjanos salir– dijo Brayton el menor de todos los hijos del rey, un niño timido y nada agraciado, cuyos mocos empezaban a escurrir por su nariz –no seas cobarde Brayton, aparté de ser mi mayor decepción, intentas ordenarme, tu no entiendes nada, deja a tu hermano conocer el verdadero poder, el será el nuevo rey de Swordland, dominará toda la Tierra Antigua, todo será nuestro– exclamó el rey y una llama de ambición invadía su rostro; Drake volteo para ver a su hermano y este le sonrió solo para regresar a su padre y asentir con la cabeza, afirmando su decisión entonces el príncipe grito –¡POR SWORDLAND!– Drake tomo el mango de la espada, pero el grito de victoria, resultó ser un grito de dolor y agonía que llenaron la habitación el joven príncipe igual que a sus anteriores hermanos era indignó y lo estaba pagando con su vida, Brayton se tapo los oídos y cerró los ojos ante aquella escena, los brazos de Drake empezaron a marcar sus venas de un color negro hasta llegar a marcar todo su cuerpo asi, sus ojos empezaron a sangrar y salía un humo negro de todo el cuerpo para de pronto arder en llamas negras que chamuscaban la carne, dejando a Drake tirado junto al cadáver de sus demás hermanos.

*****10 años antes del comienzo de nuestra historia*****

Brayton rey actual de Swordland esperaba sentado afuera de una de las habitaciones del castillo, el rey se encontraba nervioso e impaciente pero no solo era el, su pueblo estaba igual, estaban en espera de el nuevo príncipe o princesa de Swordland. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por tres niños uno de 10, 9 y 7 años que gritaban por el pasillo y corrían hacia él -padre, padre, Mendo le pegó a Diago- dijo la pequeña niña abrazando a su padre, atrás de ella llegó otro niño el mayor de sus hijos -padre, Diago es un débil y eso me hace enfurecer por eso le pegue- dijo Mendo y hasta atrás Diago llego llorando -padre, Mendo es muy cruel conmigo- dijo Diago secando sus lágrimas con las manos este era el segundo hijo de Brayton -hijos míos su madre está adentro dando a luz a su nuevo hermano, deberían ser más unidos en estos momentos, pues junto con su nuevo hermano, ustedes serán quienes sostengan a este reino en un futuro, y pelear entre ustedes no servirá de nada, cada uno es especial- dijo Brayton cariñosamente -no padre, cuando cumpla 18 tomaré la llama oscura y seré el rey más fuerte de esta tierra y del mundo- grito Mendo alzando su mano derecha como si portara una espada -yo seré la reina de la llama oscura Mendo tonto, y tendrás que obedecer a tu hermana menor- contesto Alba sacando la lengua a su hermano -yo no quiero esa tonta espada, a mí me da miedo, yo gobernaré con la gente de Swordland- Brayton los veía cariñosamente hasta que una sirvienta real los interrumpio -mi rey, ya nació- y Brayton se levantó para entrar a la habitación cuando Alba lo tomó de la mano y mirándolo a los ojos le dijo -¿seré la siguiente reina?- y la princesa tenía la mirada llena de un brillo esperanzador -todos serán unos excelentes reyes hija mía- contesto Brayton y Alba lo soltó.
El rey dio la espalda a sus hijos y estos lo miraban como un héroe, mientras él entraba a recibir al nuevo príncipe.

"En épocas de muerte solo el hijo del hijo del hijo de mis hijos que tenga un espíritu libre y puro, podrá volver a portar la llama oscura y traer luz al reino en tiempos de desesperanza...."

El testamento del rey Segundo, un testamento que maldecia a toda su familia hasta la llegada del portador de aquella arma maldita.

EL ELEGIDO

*****Lugar desconocido*****
*****Casi un siglo atrás*****

En la orilla de una playa tranquila, con el sol ocultándose en el horizonte, dos amigos tenían su última charla -estaras bien Shingen, todo va a estar bien- le decía un joven monje budista a un moribundo samurái el cual tenía múltiples heridas, pero la más grave era la que tenía en el estómago -no seas idiota, siempre te la pasas esperando que todo sea demasiado bueno Oda- y el moribundo samurái le sonrió mientras de su boca escurría sangre -te dije que no fueras solo, que te costaba esperarme, ve como terminaste- le decía Oda mientras hacía presión en la herida -no creí que un maldito demonio tuviera tal habilidad- y el samurái empezó a reír -un maldito puercoespín me atravesó el estómago- dijo Shingen mientras reía y Oda solo lo miraba mientras intentaba sanar la herida -ya deja de esforzarte acaso no ves que estoy muerto- dijo Shingen buscando la mirada de su amigo -cállate y déjame ayudarte- contesto Oda aunque en el fondo sabía que ya era tarde, entonces Shingen levantó su mano para que Oda pudiera sostenerla -amigo necesito un favor, necesito que me hagas una promesa- dijo Shingen y Oda tomo la mano de su amigo y lagrimas en los ojos de Oda empezaban a brotar -busca al siguiente elegido, entrenalo y dale la espada, ella decidirá quien es digno de portarla y revelara su verdadero poder- dijo Shingen con las pocas fuerzas que tenía –no hables así tonto, tu eres el único Elegído– dijo Oda y podía notar como su amigo estaba usando sus últimas fuerzas para hablar con él -entonces es un adios- dijo Oda con una expresión de tristeza y melancolía -eres mi mejor amigo, por mi culpa abandonaste tu tranquilidad en el templo y lamento dejarte solo así que si, es un adiós mi amigo- dijo Shingen con dificultad –te lo prometo hermano– dijo Oda y así las últimas palabras de Shingen habían sido dichas, la fuerza se escapo de su cuerpo, haciendo que soltara la mano de Oda para al final morir, su armadura roja resaltaba con el atardecer, el cadáver parecía feliz de haberse despedido de su amigo, la sangre resaltaba como flores adornando su cuerpo, el sol se ocultaba así como la mirada del samurai. Oda desde ese día se encargo de buscar al Elegido y no descansaría hasta encontrarlo.

EL HEREDERO

*****Tierras heladas al sur de la Tierra Antigua*****
*****Tiempo Desconocido*****

Hace mucho tiempo los hijos de Odin vagaban por el mundo guiados solo por su espíritu de supervivencia, eran un pueblo exiliado de sus tierras en un mundo que se mantenía bajo la eterna lluvia helada, su líder Brand "el grandioso" junto con su grupo habían recorrido unos cientos de kilómetros buscando la tierra de su padre Odin, el numeroso grupo que habia al comienzo, había disminuido bastante, estaban sin esperanza y también ya estaban cansados, en el momento más oscuro de su viaje, se encontraron frente a dos montañas separadas por un estrecho espacio, a los pies de la montaña un lago que parecía un pedazo de cielo en la tierra y esté desembocaba hacia el mar por aquel espacio entre los colosos de piedra, el reflejo parecía más hermoso que en otros cuerpos de agua vistos por el grupo tanto fue el asombro que cuando Brand el líder del grupo vio su reflejo en éste, hundió su mano en el lago, el agua estaba tibia a pesar del clima, inclusive parecía empezar a tener un brillo azul cristalino en su interior, la sorpresa fue que no solo el lo notaba, el resto del grupo también lo notó, de pronto Brand despertó una necesidad de saber que había en el interior y sin pensarlo dos veces Brand se sumergió al fondo del lago, después de un tiempo el hombre salió del agua con una hermosa espada cuyos destellos azules parecían hacer arder el metal, Brand sabía que está era una señal del padre de todo, y nadie más dudo de eso, desde ese día decidieron quedarse ahí, pues estaban pisando el lugar prometido, la comunidad se acento en aquel lugar y ahí fundaron el pueblo de Odin "Andlang".

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