Cap. 20 Angeles Y Demonios

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*****Parte sur de la tierra antigua, entre los bosques helados*****

***Caída de Swordland día uno***

La guardia seguía su camino durante la noche aunque más lento, debido a que Einar y Esben venían caminando. En el interior del carruaje la reina iba durmiendo y el pequeño Benett estaba aburrido, debido a que en todo el viaje no había podido bajar a jugar y las únicas veces que lo hacía era solo para las necesidades que su madre y el tenían; se quito del manto de su madre y se acercó a ver las armas que él caballero había llevado. El pequeño hacía todo con el mayor sigilo posible pues su madre seguía durmiendo y no quería que esta despertará y lo castigará por tomar cosas que no eran suyas.
Poco a poco se acercó a las armas y gracias a que Mendo siempre lo llevaba con él al campo de entrenamiento, podía identificar casi cualquier arma, así como sus usos, gracias a que lo llevara su hermano mayor a esos lugares le había dejado aprendizajes que aplicaba pero casi nunca le gustaba presumirlo -están increíbles- dijo en voz baja y con mucha emoción al mirar las armas -un par de hachas cortas, hechas de metal de las montañas de Andlang, por lo que decía Mendo estas hachas son muy filosas debido a una técnica que los de ese lugar aplican a sus metales para reforzar el filo y fuerza de sus armas- tomó una hacha que tenía que agarrar con ambas manos y su mirada analizaba toda la estructura del arma, desde la punta del filo hasta la punta de la empuñadura la cual tenía la forma de un lobo, para el pequeño era algo emocionante tener un arma tan poderosa, sin duda Mendo le tendría envidia si llegase a contárselo y sin duda lo haría cuando lo volviera a ver. Entonces de reojo pudo ver como de la funda de la espada se notaba un color azul metálico pues con el movimiento parte de la espada había quedado al descubierto y ésto a Benett lo impresionó aún más, con cuidado dejó abajo la hacha y con cuidado iba sacando la espada de su funda; era una hermosa espada, que tenía una empuñadura muy fría y su filo tenía un color azul que parecía brillar más cada que Benett la apretaba entre sus manos, el pequeño príncipe había quedado hipnotizado por tal maravilla de arma; sus ojos se centraban cada vez más en el reflejo de la espada, el frío que sentía se disipaba y su corazón latía descontroladamente, pero al pequeño no le molestaba era impresionante tanto poder en sus manos y de pronto una llama de fuego azul salió de la punta, asustando al niño haciéndolo caer hacia atrás, tirando la otra hacha al piso del carruaje y despertando a la reina la cual se puso de pie intentando entender que pasaba, pero solo era el pequeño príncipe quien la veía con pena -¿Benett que haces tirado ahí?- preguntó la reina -mami la espada- contestó Benett señalando La espada y la reina se quedó asombrada no tenía que dar más explicaciones pues era la espada de la armadura del tigre.

Abrió una pequeña ventana que la comunicaba con el caballero que llevaba el carruaje -¡detente!- dijo la reina algo exaltada y el caballero detuvo el carruaje y por consecuencia toda la guardia se detuvo; la reina bajó del carruaje cerrando la puerta para que Benett no saliera tras ella y notó a los dos prisioneros que iban enfrente; Milo se acercó preocupado por la actitud de la reina -¿pasa algo mi reina?- preguntó el caballero quien había bajado de su caballo y ahora caminaba hacia la reina -no crees que debiste informarme sobre los prisioneros Milo- dijo molesta, lo que sorprendió al caballero -perdón pero sentí que no era relevante sólo son unos simples prisioneros- dijo el caballero quien seguía a la reina hasta que esta llegó a los prisioneros y miró a Esben -¿Esben que haces aquí y quien es el que te acompaña?- preguntó la reina al joven quien al verla se inclino sobre una rodilla, sorprendiendo a su primo y al caballero pues ambos no creían que aquel hombre de actitud arrogante sintiera alguna clase de respeto, aparte de que también Einar tenía pruebas de que su primo no era de seguir a nadie más, más que a su padre.
-disculpe reina cazadora de saber que venía usted con nosotros pude haberme expresado mejor, es un honor estar en la presencia de una leyenda- dijo con mucho respeto Esben -tranquilo Esben, no hables así, recuerda que te conozco desde niño bueno esa fue la última vez que te vi de hecho- dijo la reina sonriendo; al principio Einar tampoco había entendido quien les hablaba pero cuando Esben dijo las palabras reina cazadora el joven entendió todo y tan rápido como pudo acompañó a Esben inclinándose también y llamando la atención de la reina -hey muchacho puedes levantar más la cara para verte mejor- dijo la reina y Einar obedeció sin dudarlo -tu debes ser el hijo de Gerd ¿verdad?- dijo la reina -así es mi reina- contestó Einar -¿que haces con la espada de tu padre?- preguntó la reina -mi padre...- Einar se tomó un momento pues nada le quitaba la culpa que sentía, pues sentía que el fue la causa por la cual su padre y su hermano murieron -mi padre lo asesino y yo mate a su hermano Aren, Einar es el último que queda con vida de su familia y mi padre ahora quiere matarnos pues pretende quedarse con el poder de Andlang para invadir Swordland y para eso quiere la espada- dijo Esben sin titubear pues entendía que seguir esperando a que alguien reaccionara, solo hacia más inminente sus muertes -¿vienen tras ustedes los Cazadores?- preguntó la reina -no, me encargué de matarlos- dijo Esben y muy en el fondo quería impresionar a la reina cazadora con tal acto pero el rostro de la reina solo demostraba preocupación -pero por lo que se mi padre quería invadir lo más pronto el reino de Swordland y conociéndolo al no ver llegar a los Cazadores el vendrá en persona para que no le entreguemos la espada del Tigre a el rey Quinto- dijo Esben mientras que Milo y otro caballero liberaban a el par de jóvenes vikingos -confío en tu palabra Esben- le dijo la reina -¡den la vuelta nos vamos a la ciudad de la reina Tejedora!- grito Rosalba -traigan le sus armas a estos muchachos- dijo a un caballero y este corrió al carruaje, la reina sentía que estaban corriendo peligro; una lanza salió disparada hacia la cabeza de la reina, pero esta la esquivo a tiempo y el arma se clavo en la nieve, para después ver como muchos puntos rojos empezaron a rodear los eran flechas pero no eran normales -¡ESCUDOS!- grito Milo y sacó un pequeño cuchillo que lanzó al piso junto con los demás caballeros y gritaron -¡libro de vida 14, escudo marchito!- creando un escudo alrededor de la guardia real -Milo que alguien cuide a Benett- dijo la ex cazadora -mi reina usted también debe de entrar al carruaje- dijo Milo -obedece mi orden, yo peleare junto a ustedes, me necesitan, conozco las tácticas de guerra de Andlang
-pero mi reina...- dijo Milo pero Esben lo interrumpió -si quiere puede ir mi primo reina cazadora es muy buen peleador- dijo Esben pues les estorbaria menos en el carruaje que en el campo de batalla -está bien que vaya- dijo Rpsalba y Esben empujó a su primo -si algo sale mal, llevate la espada- dijo Esben y Einar solo pudo correr al carruaje y subiendo tomo por sorpresa a Benett -me mandó la reina yo te protegeré.

Nuevas Leyendas: Los Tres GrandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora