Cap.8 Verdad Y Justicia

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Cuatro días después de la resurrección

La tarde había llegado en Swordland y el rey pidió que todos sus habitantes se reunieran cerca del castillo en el balcón donde el rey se paraba a observar a su pueblo; el rey iba a dar un importante mensaje.
Las personas se reunieron poco a poco en lo que el rey esperaba junto con su General Randall, un hombre que no era el más fuerte y ni siquiera en su juventud se veía como prospecto a caballero, pero tenía un talento llevado a limites exagerados, el General tenía una adaptabilidad impresionante en el campo de batalla aunado con su talento estratégico, era el mejor para dirigir tropas basándose en su desempeño y habilidades de los grupos, era incluso astuto por si solo y por eso el rey lo había puesto en tal lugar, su estrategias habían evitado que pequeño conflictos se convirtieran en grandes amenazas.

Los habitantes de Swordland la mayoría ya se encontraban enfrente del castillo o eso informaban los caballeros que mandaron a esparcir el mensaje. Quinto no espero más y comenzó -pueblo de Swordland, lamento lo que les voy a informar pero... una gran amenaza se acerca, incluso en estos momentos desconocemos la ubicación del enemigo bien podría ya estar entre nosotros, por lo mismo necesito que salgan de la ciudad les puedo jurar que corren menos peligro afuera que aquí adentro y les pido que sea lo más pronto posible para evitar tantas muertes como sean posible, quienes ya conocen el protocolo saben a donde dirigirse- dijo Quinto ocultando información en caso de que Destino ya estuviera ahí, pero para los habitantes se refería a la ciudad de los hilos; debido al tratado de paz llamado "La Última Palabra" muchas criaturas llamadas "oscuras" se pusieron a disposición de Quinto como principales aliados, debido a que él tratado quitaba la discriminación que había hacia ellos; entre estos estaba la reina tejedora, una quimera mitad humana y mitad araña quien debido a sus innumerables muertes de soldados y hijos, puso a disposición del rey lo único que tenía, su ciudad ubicada debajo de la punta inicial del cinturón de montañas del Este, entrar ahí en forma de ataque era casi imposible y servía muy bien como refugio; un refugio para Swordland -les pido que salgan de aquí antes del anochecer, si todo sale bien yo personalmente iré por ustedes por todo mi pueblo, lamento las molestias pueden irse eso es todo- termino de decir el rey y dejo el balcón para entrar a su castillo, atrás de él caminaba Randall un hombre de armadura dorada y ligera, alto y de cabello negro muy corto y tenía una característica cicatriz que empezaba en su frente arriba de su ojo derecho y cruzaba por su nariz acabando al principio de su mejilla izquierda -mi rey, espero órdenes- dijo el General -preparen las salidas de las murallas y agilicen el desalojo, después de eso empiecen a sellar las puertas y preparen arqueros en todas direcciones y que las catapultas estén listas, coloquen magos en las puntas de cada torre y que Dios nos bendiga en lo que vaya a venir- dijo Quinto y su General bajo por las escaleras y Quinto se adentró a su sala del trono, el rey tenía miedo, como enfrentaría algo que ni los primeros reyes unidos pudieron matar.

Cinco días después de la resurrección

El tiempo en los helados bosques de Andlang era una tortura, el frío, la falta de comida y el desconocimiento del terreno, castigaban mentalmente a Einar quien seguía su camino que el creía que era el indicado, solo para darse cuenta que había llegado a un risco que daba al mar, la frustración se notaba en el rostro del joven y comenzó a llorar. Einar no sabía si podía cumplir lo que su padre le pidió, su hermano había muerto y no pudo despedirse de él, toda su vida había sido llena de halagos de ser un gran Guerrero y sin embargo su familia lo protegía siempre que el nunca pudo salir adelante; para las personas que lo conocían el era un ganador, el mejor y con su familia siempre era un inútil que nunca pudo hacer nada más que mirar asustado, que sentido tenía la vida, el nunca busco reconocimiento, el solo quería proteger a su familia y su familia terminó muriendo por su culpa, que sentido tenía vivir si su familia ya estaba muerta, se culpaba porque sabía que incluso su padre había caído defendiendolo alguien que el consideraba que no lo quería termino demostrando lo contrario en sus últimos momentos juntos, y Einar tiro la espada cansado de tanto cargarla y camino lentamente hacia el risco, incluso la promesa que le hizo a su madre antes de que ella muriera nunca pudo cumplirla y seguía caminando hasta quedar en la orilla, el viento le pegaba en el rostro y la brisa de las olas del mar empezaba a humedecer su cabello; el risco era de unos 50 metros de altura terminando adentro del mar; respiró y se dejó caer ya no quería seguir y lamentaba siempre decepcionar a su familia.

Nuevas Leyendas: Los Tres GrandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora