Cap.26 Pequeños Niños

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*****El YGGDRASIL*****
*****Veinticinco días después de la caída de Swordland*****

El amanecer empezaba iluminando el reino derrotado y a las puertas de la muralla norte estaban Destino y sus hijos, junto con Drake y Aurum; frente a ellos, un grupo de elfos, quienes traían encadenado a su rey, quien iba lleno de golpes y con los pies ensangrentados de tanto caminar descalzo -¡Saludos Creador!- dijo un elfo quien era el que traía a él rey de los elfos -saludos elfos, ¿a que se debe su presencia?- dijo Destino mirando con detenimiento a él elfo encadenado -he aquí nuestro rey, un fiel creyente de los tratados de paz hechos por los humanos- dijo el elfo -¡liberenlo!- grito Destino -pero Creador...- dijo el elfo pero Destino lo interrumpió -no me escuchaste- dijo Destino y el elfo sintió la mirada de Destino la que le causó un miedo indescriptible entonces procedió a liberarlo -disculpe por el trato que le dieron- dijo Destino al rey elfo -¿de verdad te sientes mal?- preguntó el rey elfo -si, de todo corazón no me gusta ver a las criaturas de esta tierra sufrir- dijo Destino y eso le provocó una carcajada al rey -¿en serio?, y todos los humanos y criaturas que has matado, ¿acaso no pertenecen a esta tierra?- dijo el rey en tono desafiante -los humanos no pertenecen aquí y a ningún lugar y sobre los caídos... Se les dio la oportunidad de retirarse pero dieron sus vidas por los humanos, sus creencias los mataron- dijo Destino -quien eres tú para hablar, eres un hipócrita y estos que me han traído sólo te usan para liberar su odio hacia los demás, ni tu ni ellos son superiores, sólo son miserias con poder, tu lo dijiste, sus creencias los van a matar- dijo el rey elfo y Destino se acercó a él -¿me puedes decir tu nombre?- dijo Destino mirando al rey elfo a los ojos y el rey volvió a sonreír -tú eres el mayor de los fraudes, tu nunca quisiste matar a la humanidad- dijo el rey elfo -los sacrificios son necesarios cuando se quiere proteger lo que más se ama, tu ahora perderás tu vida queriendo demostrar que amas esta vida que llevan, que mantener oculto lo putrefacto de sus sociedades es mejor que demostrar a los monstruos a los que llamamos hermanos o tan siquiera de la misma especie, tú ideal no está mal, mantener la paz no está mal, solo que ante el fruto perfecto habrán gusanos deseando tan maravilloso alimento- dijo Destino y sin decir más tomó del cuello al elfo debilitado quién empezó a elevarse por la fuerza de Destino que ahora parecía más grande y robusto; de la mano de Destino salió un fuego azul que empezó a incinerar al elfo quien entre gritos y golpes daba sus últimos momentos para luego convertirse en huesos y cenizas.
Los elfos que capturaron al rey hicieron una señal hacia el bosque, y esto hizo salir a los demás elfos cuyos rostros llevaban tres líneas negras verticales que atravesaban sus rostros, todos ellos mirando a Destino sólo para que Drake levantará sus manos y dando unos pasos frente al grupo de Destino mientras miraba hacia el bosque grito -HE AQUÍ EL ÚNICO, EL PODEROSO, EL INMORTAL DESTINO... "EL CREADOR"- y una antorcha tras otra se fueron encendiendo y los elfos se fueron arrodillando y levantando sus antorchas reafirmando su lealtad a Destino.

*****Hogar de Greengar*****
*****Treinta días después de la caída de Swordland*****

El entrenamiento de Alba y Mendo seguía y por su parte Diago ayudaba a mejorar la armadura en la que Greengar estaba trabajando; sin embargo Mendo miraba con cierto enojo que Diago no entrenará, pues le causaba conflicto que Diago siempre se dedicará a cosas que no le servirían en el campo de batalla, Alba también miraba pero a su hermano Mendo quien al ya no aguantar más su enojo de pronto dejó el lugar donde estaba entrenando para ir hacia su hermano -Diago, creo que puedes venir a entrenar, no me sirves limpiando armaduras- dijo Mendo quién había tomado el hombro de su hermano -Mendo por favor déjame, estoy ayudando a Greengar- dijo Diago volteando a ver a su hermano -no, quiero que te pongas a entrenar, ya que no sirves para pelear por lo menos aprende magia para que puedas ayudar en batalla- dijo Mendo -déjame Mendo yo se lo que hago, nunca nos hemos metido en los asuntos del otro y hoy no va a ser la excepción- dijo Diago más serio -Diago levántate y pelea, vamos a entrenar, ya basta de que seas un inútil- dijo Mendo casi gritando a su hermano -por favor Mendo ya no somos niños y no haré tu voluntad- dijo Diago y siguió componiendo la armadura de Greengar -intente hablar contigo Diago, pero ya vi que no vas a dejar de ser un imbécil.
-tengo al mejor ejem...- decía Diago pero una patada en el estómago lo tiro al piso -que te pasa idiota- dijo Diago mientras se agarraba el estómago por el dolor -prepárate y defiendete qué no me detendré hasta que tu me detengas- dijo Mendo poniéndose en pose de pelea -Mendo que te pa...- dijo Diago pero nuevamente se vio interrumpido por un golpe de su hermano -¡Mendo ya dejalo!- le grito Alba -no te metas Alba, siempre lo tratas como si fuera menor que tu, ya lo dijo Diago, no somos niños para que lo sigas defendiendo- dijo Mendo, pero Alba formó una bola de agua y la lanzó a Mendo quien cayó al suelo por el impacto -eres un tonto, no podemos pelear entre nosotros, no sabemos si podemos salvar Swordland y por lo mismo debemos estar unidos- dijo Alba quien caminaba hacia ellos formando otra bola de agua -se realista Alba ya no hay un reino al que regresar, debemos sobrevivir y Diago es más que peso muerto- dijo Mendo levantándose -Mendo detente ya por favor- dijo Alba -no Alba si Mendo quiere pelear, vamos a pelear- dijo Diago -Diago tu también cálmate- dijo Alba -por fin das un destello de ser mi hermano, estúpido- dijo Mendo -prepárate Mendo qué te voy a demostrar quien va a ser el nuevo rey- dijo Diago desafiante y ambos mirándose de frente se lanzaron al ataque, Diago empujaba a su hermano y esquivaba los ataques de Mendo, pues a pesar de estar enojado, no quería lastimar a su hermano, por el contrario Mendo, soltaba patadas y golpes con la fuerza que su enojo le permitía, notando como Diago no estaba peleando solo huía como siempre; Mendo entonces poco a poco fue formando la arena en su mano para dar un golpe más fuerte y cuando lo iba a dar de lleno sobre el rostro de su hermano Diago dijo -libro 1 de aire, Empuje- y Mendo sintió como una pared invisible chocaba contra él, haciéndolo volar hasta caer un par de metros lejos en la arena -¿crees que no soy fuerte Mendo?- dijo en tono serio Diago mientras avanzaba hacia su hermano en el piso y dejando con una cara de sorpresa a Alba -a diferencia de ti, yo no quiero el reconocimiento de nadie, yo soy quien soy y no iré en la dirección que mandes- dijo Diago y Mendo le regreso una mirada furiosa mientras se levantaba -eres un maldito cobarde- dijo Mendo y se volvió a lanzar hacia su hermano formando nuevamente un puño de rocas en su mano -libro de aire 1, hoja sin filo- dijo Diago y con su pierna lanzó una corriente de aire que tiro a Mendo otra vez -ya basta Mendo, nunca me ganarás, todo este tiempo que estuviste peleando con salvajes como tú, yo estuve aprendiendo y entendiendo como funciona lo que nuestros ancestros hacían, todo se lo debo a Tarot, porque mi padre nunca tuvo las ganas para ayudar al más débil de sus hijos- dijo Diago -maldito idiota, cobarde, no eres mi hermano- dijo Mendo y mientras se intentaba levantar llegó Diago a darle una patada que lo aventó boca arriba, para luego ponerse encima de Mendo y seguirlo golpeando -crees que necesito tu puta aprobación, si nunca la necesite de nuestro padre menos de un inútil como tu- dijo Diago con coraje -¡Diago ya dejalo!- grito Alba mientras corría hacia sus hermanos para después empujar a Diago -¿que te pasa?- le dijo Alba a Diago y ambos se quedaron en silencio y mirando a un Mendo que se limpiaba las lágrimas de los ojos mientras se intentaba levantar -¿estas bien?- preguntó Alba y Mendo se levantó para después darle un golpe a Diago en el rostro -¿crees que me gusta estar aquí perdiendo el tiempo? ¿Crees que estoy tranquilo después de saber que nuestro padre ya esté muerto? Piensas que me gusta estar aquí viendo como tu desperdicias tu poder conmigo, cuando pudimos haber peleado con nuestro padre en Swordland; hubiera preferido morir junto a nuestro padre, hubiera sido un honor que tu nunca entenderás- dijo Mendo y se marchó hacia la cabaña, dejando a sus dos hermanos en silencio. Sabían que su hermano tenía razón, de haber conocido todo lo que ocurría, sin duda pelearían hasta el final, porque aunque Mendo amara más el ser rey, que a su pueblo, si algo tenía la importancia de su corazón era su familia y su orgullo.

Nuevas Leyendas: Los Tres GrandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora