Erik Lehnsherr estaba sumamente nervioso, ese día se había decidido por fin a proponerle matrimonio a su novio Charles Xavier, con el cual llevaba saliendo durante seis años y aunque sabía que probablemente él le diría que si, no podía evitar estar nervioso.
Había planeado llevarlo al parque de diversiones a eso de las ocho de la noche -pues ya había reservado todo el lugar para ellos dos solos además de contratar a algunos puestos de la comida favorita de su novio- y después de subirse a todos los juegos, por fin le diría que si quería casarse con él, pero su novio al parecer tenía otras intenciones, puesto que desde la mañana había decidido que tendrían un día para ellos dos.
—¿Te gusta esto?— le enseñó una sudadera de color azul. Erik lo miró sonriendo feliz.
—Te vez bien con todo, mi amor— extendió sus brazos y de inmediato Charles se acurrucó en ellos—¿Puedo llevarme una yo? Quiero estar a juego contigo— musitó besando su mejilla rozando después sus narices.
—Eso sería increíble— murmuró separándose de él—Dejamos las bolsas en el auto y después vamos a comer helado— sonrió metiéndose al probador.
Ambos compararon sudaderas e incluso camisas del mismo diseño, para poder usar la ropa al mismo tiempo.
Después de dejar las bolsas en la cajuela del auto, fueron hasta un parque, en donde Charles pidió un helado de fresa y Erik uno de chocolate. Se tomaron de la mano para pasear un rato por todo el lugar, se tomaron múltiples fotos juntos para finalmente sentarse en el pasto mirando al cielo juntos.
—Esta es una de las mejores citas que hemos tenido— Erik soltó varias risas antes de refugiar su rostro en el cuello de su novio—¿Vamos a hacer otra cosa? Recuerda que yo te tengo una sorpresa en la noche.
—Eso nunca se me podría olvidar, cariño— tocó sus cabellos con ternura—Pero solo nos falta una cosa más antes de ir a comer— cerró los ojos—Vamos a hacer cápsulas del tiempo, ya sabes, para guardar cosas de nosotros dos juntos—Erik sonrió dejando un pequeño beso en el hombro de Charles—¿Te parece guardar las cápsulas durante tres años o cinco?
—Cinco— murmuró tocando la mejilla del contrario—¿Ya pensaste en donde las vamos a enterrar?— preguntó sin dejar de proporcionarle caricias en su vientre y parte de la pierna.
—Mmmm...pensé en enterrarlas en el parque donde tuvimos nuestra primera cita ¿Te parece la idea?
—Me encanta— sus ojos brillaron—Ahora, vamos a comprar las cajitas.
Los dos se levantaron y con total tranquilidad caminaron hasta una tienda, en donde compraron las cajas de color azul y otra morado, a partir de ahí, cada uno se fue por todo el centro comercial para comprar lo que iban a guardar. Pagaron por separado y después salieron hasta llegar a una cafetería.
—En lo que llegan nuestros pedidos, podemos terminar de acomodar las cosas— propuso Charles después de que la mesera se hubiera ido con sus órdenes.
Erik asintió y comenzó a escribir una carta al mismo tiempo que Charles dejaba una pequeña caja en el interior de la cápsula, después él también se puso a escribir una carta. Cuando ambos terminaron de escribir y meter las cosas, cerraron la cápsula y se dispusieron a comer entre risas, mimos y besos.
Al terminar, salieron para directamente subirse al auto, Erik condujo sin soltar la mano de su novio.
—Pido enterrarla primero— Charles sonrió en cuanto llegaron al parque de diversiones que casualmente era el mismo en dónde Erik había reservado días antes.
—Si yo puedo enterrartela a ti, entonces tienes mi permiso— las mejillas de Xavier se pusieron rojas.
—¡Erik!— regaño bajándose del auto a toda prisa.
—¿Sabes que es lo que más me gusta? Qué después de tantos años de estar juntos, aún te sigues sonrojando por mis comentarios— se acercó a él para darle un abrazo por la espalda.
Charles de inmediato escondió su rostro en el pecho de Erik.
—No tienes que sentir vergüenza, me preocuparía que dejaras de hacer eso...porque quiere decir que ya no me quieres— murmuró pasando sus manos por la cintura de Charles para elevarlo un poco del suelo.
Xavier de inmediato enredo sus piernas en las caderas de su novio.
—Mi amor, en serio adoro tenerte así, pero preferiría que estuviéramos en una cama no en un parque—Charles se quejó de nuevo—Ya, prometo no hacerte sonrojar, pero no te voy a soltar eh— advirtió mientras se ponía a caminar por el parque buscando un buen lugar en dónde dejar las cápsulas.
Una vez que encontró el árbol en donde se besaron por primera vez, lo bajo y juntos hicieron dos agujeros para depositar las cajitas dentro.
—Ahora ya es turno de mi sorpresa— Erik tomó la mano de Charles y comenzaron a caminar por todo el lugar y no se detuvieron hasta que llegaron a un puesto de galletas.
El ojiazul compró dos bolsitas, que se comió en lo que llegaban a los primeros juegos.
Lehnsherr hizo que su novio se subiera a un carrusel, luego a la rueda de la fortuna para finalmente jugar a los carritos chocones. En todo el tiempo, no pararon de reír.
—Me encantan los parques de diversiones y más si solo estamos nosotros dos ¡No tenemos que hacer fila!— le dió un beso antes de acercarse a un puesto de hamburguesas.
Compró dos hamburguesas junto con papas y juntos se sentaron en una de las mesitas que estaban cercanas.
—Erik, estuve pensando...— dejó su comida a un lado antes de sentarse a su lado—Quiero decirte algo, pero ¿Podemos ir a caminar? Estoy un poco nervioso—Erik de inmediato se puso alerta ¿Acaso lo iba a terminar?
De inmediato se levantó para caminar al lado de Charles, las ansias lo estaban carcomiendo por dentro, miraba a su novio una y otra vez. Apretando sus manos se decidió a hacer la propuesta que había estado pensando por días.
—Charles...aún recuerdo la primera vez que nos vimos, tú estabas con tus amigos y yo con Emma Frost— comenzó—Sé que sonará a cliché pero lo primero que pensé al verte fue que tenía que salir contigo para divertirme un rato, como hacía con los demás...porque tú bien sabes que yo no creía en el amor verdadero, yo pensaba que eso solo pasaba en los cuentos de hadas— se detuvo tomando a Charles de las manos, miraba directamente a sus ojos—Pero después de estar contigo, me di cuenta de que toda mi vida había estado equivocado. El amor verdadero si existe y yo lo encontré contigo. He conocido a muchas personas pero ninguna es como tú. Porque simplemente encontré a mi ángel en ti— sacó la pequeña cajita que tenía en su bolsa—por eso quiero preguntarte. Charles Xavier ¿Quieres casarte conmigo?
Charles abrió la boca pero después la volvió a cerrar. Miró a Erik y después de un largo rato soltó una risa. El contrario frunció el ceño.
—¿Qué es lo que te causa tanta risa?
—Es que Erik...— él también llevó su mano a uno de sus bolsillos—Yo también te iba a pedir lo mismo— le enseñó la cajita y Erik abrió los ojos— Es que creí que ya habías tardado demasiado en pedirme matrimonio así que dije ¿Por qué no hacerlo yo?
Ambos se miraron a los ojos antes de fundirse en un beso lento.
—Yo, Charles Xavier acepto casarme contigo Erik Lehnsherr— murmuró antes de tomar el anillo—pero aquí la pregunta es ¿Tú quieres casarte conmigo?
Erik apretó los labios—Por supuesto que acepto casarme con usted futuro señor Charles Xavier de Lehnsherr.