| El corazón del rey (parte 2) |

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Una vez que Charles recuperó la consciencia, solo se encontró con una cama vacía, unas persianas cerradas al igual que la puerta.

Carraspeó un poco antes de intentar abrir los labios.

—Debes beber esto—el mismo hombre que había atacado su cuello, se acercó a él con un pequeño tazón de té—Es agua, te va a ayudar—Charles pasó saliva y con las manos temblando se acercó a él.

—¿Quién eres?—preguntó sin beber el agua.

—Es mejor que no lo sepas ahora—el contrario pasó saliva sin mirarlo—Bebe eso y después te daremos un poco de comer—murmuró sentándose cerca de la cama donde se encontraba.

—¿Cómo te llamas?

—Erik—respondió sin moverse—Tu, tu familia o lo que sean de ti ya vinieron a limpiar la habitación, pero no te llevaron porque dicen que debes de recuperarte.

—¿Y tu por qué no te fuiste?

—Lo tengo prohibido. Ya no puedo regresar con mi familia hasta que no descubran que es lo que tengo o si existe forma de curarlo.

—Conozco leyendas que hablan de tu condición—Charles dejó el tazón a un lado, este ya estaba vacío—Eres un…

—No te atrevas a decirlo, no quiero ser esto—musitó mientras su espalda se tensaba—Soy un monstruo, los dioses deben de haberse olvidado de mi.

—Ellos jamás harían eso Erik—se relamió los labios—Yo puedo ayudarte, he escuchado historias de brujos, ellos pueden curarte—murmuró recordando todos los libros que había leído durante su encierro.

—¿De qué hablas?—ahora si él se giró para encararlo—Eso no es…

—Claro que lo es—murmuró interrumpiéndolo, se bajó un poco de la cama—Yo puedo ayudarte a encontrar la cura—se relamió los labios acercándose más al contrario—¿Acaso no te haz preguntado por qué te trajeron aquí? Es obvio que quieren que yo te ayude— y aunque en parte eso era verdad, también era porque quería salir del lugar y si le habían hecho guardar su “pureza” por él, tendría que ser alguien importante.

Erik lo pensó unos momentos—¿Y quién me garantiza que no me estás engañando?

—Nadie puede hacerlo—murmuró seguro—Debes de confiar en mi, así como yo lo hice contigo cuando te di de mi sangre.

Este se alejó de él de un solo movimiento—¿Vas a matarme?

—¿Tu lo harás? Porque creo que si nos ponemos a pensar un momento, es más fácil que tú me liquides a mi, que yo a ti—replicó—Vamos Erik, tienes todo para poder irnos, poder y a tu comida andante—se señaló.

—¿Y tu que obtienes a cambio?

—Salir de aquí.

Erik lo miró—¿Jamás haz salido de aquí?

—No, siempre tuve que guardarme para ti—admitió con un sonrojo.

Erik soltó un suspiro mientras se relamía los labios, el aroma de Charles le resultaba embriagador—Bien ¿Cuándo nos vamos?

Cherik || One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora