Vietnam

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Ahora ya tenia 150 hombres a mi disposición y un enorme barco de 1000 metros cuadrados.
Fuí con mi barco a uno de los sitios que queria ir, a Vietnam.
Estubimos navegando durante 49 dias hasta que llegamos a Vietnam.

Allí pusimos nuestro barco en una esquina y nos adentramos en una enorme y salvaje selva con mis 150 hombres. Estubimos andando al rededor de unas 4 horas hasta que encontramos un sitio donde nos podiamos refugiar. En el sitio habia un arbolo destrozado en el suelo.

Allí me sente y les dije a 79 trabajadores que fueran a buscar madera y a 25 hojas, agua...
Y yo me quede sentado hasta que volvieron con el material. Construimos un cobertizo para 15 hombres, yo entre ellos.
Los otros se quedaron a dormir en la selva de Vietnam.

Mientras dormiamos se oia todo tipo de sonidos, el agua de la
cascada que teniamos en frente, animales tenebrosos y salvajes...
Fue una noche muy dura. Cuando nos despertamos por la mañana a la mitad de mis hombres les dolia la espalda por la dura noche que habian tenido.

Fuimos a cazar y a buscar agua y mas madera para construir mas refugios para mis hombres. Nos pasamos 1 hora cazando. De lo que cazamos y pescamos, comieron 74 hombres. El resto tubieron que aguantar.

Conseguimos mucha madera con la que construimos un enorme refujio para los 135 hombres que quedaban sin sitio donde dormir.
Por la noche hicimos una gran fiesta y nos lo pasamos muy bien. Menos un hombre que se largo del campamento porque estaba borracho y a otro le tube que matar porque con la borrachera, quiso matarme el a mi y antes de que el lo hiciera, saque mi afilado cuchillo y se lo clave en la barriga.

Seguidamente, para asegurarme de su muerte, saque una pistola y le disparé un balazo en el corazón.
Después, lo cojí con todas mis fuerzas y ande unos 10 minutos la norte hasta un río, era grande, cabaloso y lleno de cocodrilos y bichos extraños y le lancé. Rapidamente vinieron 3 cocodrilos a comerselo.

Del río al campamento, el trayecto que me parecía fàcil, fué complicado. Me encontré a un dragon de komodo enorme que me plantó cara. Me intentó morder el brazo para tenerme como presa pero no lo consiguió, saqué mi cuchillo, hize un par de piruetas con el, y se lo clavé con mi magnifica punteria en el ojo.

El Komodo, lleno de sangre, le dejé en el suelo pero cojí el ojo en el que le clave el cuchillo como recuerdo de victoria.
Después fuí al campamento donde cojí una bolsita de hojas para guardar el ojo y me fuí directo a dormir.

Hombre de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora