Capítulo 2

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La luz colada a través de la delgada cortina de la habitación había despertado a Genya quien aún permanecía abrazado a su hermano. Le tomó dos segundos darse cuenta de la situación ¿que hora era?. Con pánico se abalanzó sobre su hermano para quedar cerca del pequeño mueble que estaba del otro lado de la cama. Su brusquedad terminó por despertar a Sanemi quien solo murmuró un quejido y trató de acomodarse nuevamente, aferrándose a la cintura del joven que ahora estaba sobre él. Genya tomó el celular de su hermano y sin importarle si se lo permitía o no, encendió la pantalla.

-Mierda - exclamó asustado.

-Maldición, cuida tu lenguaje, Genya - regañó con cansancio mientras flotaba uno de sus ojos en un burdo intento de quitarse el sueño.

-Nemi ¡son las 7:40! - le reveló al fin en motivo de su angustia.

-¡Mierda! - grito Sanemi colándose por debajo del menor y saliendo finalmente de la cama.

Genya por su parte se fue veloz a su habitación para ponerse su uniforme, agradecía al cielo el haber dejado su bolso y ropa listos la noche anterior.

Solo tarde 5 minutos en terminar y como sabía que su hermano demoraría un poco más, bajo a la cocina para preparar algo ligero de comer para ambos. Unos pocos minutos después bajó Sanemi terminando de acomodar su corbata y metiendo un par de documentos de su maletín.

-¿Estas listo? - preguntó mientras buscaba las llaves que había dejado en una de sus chaquetas.
- ¡Si! - el pelinegro terminó de guardar lo que había preparado en su bolso y se dirigió rápidamente hacia su hermano.

Mientras Genya se encargaba de cerrar la casa, Sanemi fue al auto y lo encendió, esperando al menor en la calle y listos para partir. Una vez ambos estaban dentro del vehículo, se dirigieron lo más rápido que pudieron a su destino, la escuela.

-Que bueno que trabajo en la misma escuela donde tú estudias - explicó sin despegar la vista del camino.

Sanemi era profesor de matemáticas en el mismo instituto al que Genya asistía, este trabajaba ahí desde antes que el menor ingresara. Al tratarse de una escuela prestigiosa, es un trabajo bastante exigente y demandante, antes solía llegar siempre tarde a casa y como consecuencia estaba poco tiempo con su hermanito, al punto de pasar días enteros sin verlo debido a la diferencia de horarios que tenían ambos. Por lo que apenas terminó la primaria, Genya se esforzó y estudió en secreto para poder ingresar a la misma secundaria donde su hermano daba clases y así pasar más tiempo con él. Sanemi ya se había acostumbrado a tener a su hermano cerca, era normal verlo ir a hacerle compañía en la oficina de profesores a la hora de almuerzo o en cualquier descanso que tuvieran ambos, siempre le llevaba algo delicioso para comer y estaba pendiente si necesitaba ayuda. No había notado lo mucho que necesitaba al pequeño a su lado, hasta que una vez durante el invierno, Genya enfermó y no fue a clases en toda una semana. En esos días, el mayor se sentía tan solo y preocupado que se negaba a comer hasta llegar a casa y poder verlo; por suerte sus compañeros de trabajo lo entendieron y cubrieron sus salidas tempranas por todo ese tiempo.

Mientras Sanemi conducía, a Genya se le vino una efímera anécdota que por la adrenalina de haberse quedado dormido y salir rápido de casa, no había notado antes.

-Oye, Nemi - al encontrarse concentrado en manejar, el nombrado solo le hizo un pequeño gesto en respuesta a que continuara - ¿por qué tienes una foto mía como fondo en tu celular?

Lo preguntó sin pensar, su boca se movió antes de que su mente procesara lo que quería decir y como consecuencia expresó algo muy embarazoso. Se maldecía a sí mismo el ser tan idiota para cuestionar eso, es decir, es normal tener la foto de un familiar o ser querido en tu celular, seguro su Aniki solo lo hace por eso y por nada más. "Tal vez no había encontrado una imagen mejor" o "solo la puso por aburrimiento", pensaba intento justificar la acción de su hermano.

Tiempo Perdido [SaneGen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora