Capítulo 6

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-Sanemi, lamento haberte golpeado - su madre se disculpó sin demasiado interés.

-¿Genya te dijo que lo hicieras?

-Tal vez - hizo una mueca - quiero que sepas que aún estoy en desacuerdo con la relación que están llevando.

-Y yo quiero que sepas que sigue sin importarme - sonrió cínico.

Una incomodidad cargada de molestia se apoderó del lugar, era una pelea silenciosa sobre quien daba media vuelta y se iba primero, claramente ninguno quería perder. Si buscaban privacidad debieron escoger un lugar diferente a la cocina, Genya entró a la casa junto con los demás niños que estaban armando un gran alboroto. Pero ellos dos seguían mirándose sin siquiera pestañear.

-Aniki, debemos terminar de empacar - notó la gran tensión del ambiente - ¿que están haciendo ustedes dos?

Ninguno dijo nada, Genya podía jurar que se estaban insultando mentalmente el uno al otro.

-Suficiente - suspiró cansado y tomó la mano de su hermano, arrastrandolo al segundo piso.

-¿Que haces? Estaba en medio de algo importante - protestó sin poner una resistencia real.

-Tenemos que terminar de empacar, partimos en un rato ¿recuerdas?

-¡Al fin!

Sanemi dijo esto demasiado alto y animado, tanto que sus demás hermanos pequeños los vontearon a ver.

-¿Que cosa te pone tan feliz, Sanemi nii-san?

Genya sabía que si dejaba al otro explicarse, diría la verdad sin importarle mucho la reacción de los demás.

-Es que le dije a Aniki que prepararía ohagi para él cuando llegáramos a casa y bueno, como ya a pasado más de una semana desde que lo comió por última vez ¡se puso feliz!

Sanemi intentaba contener su risa, mientras los niños le daban la razón a su hermano y creyeron todo lo que dijo.

Cuando entraron a la habitación, al fin soltó la carcajada que estaba conteniendo.

-Eres malditamente malo mintiendo - dijo burlón.

-¡Cállate que ya lo sé! - gritó mientras le arrojaba una almohada a la cara - ¡pero si no lo hacía, no sabía que tontería les soltarias tú!

Sanemi le devolvió el almohadazo y mientras Genya tenía la visión tapada, lo arrojó a la cama y se posicionó sobre él.

-¡Oye! - intentó devolver nuevamente el golpe, pero Sanemi aprisionó sus brazos por sobre su cabeza con fuerza, impidiéndole realizar cualquier movimiento - ¿Nemi? - titubeó.

-Me pregunto que debí decirles - sonrió seductor, para luego acercarse peligrosamente a sus oídos. Instintivamente Genya cerró los ojos - tal vez debí decirles el tipo de relación que tenemos tu y yo - murmuró, deleitándose de como el menor reaccionaba al rose del aliento sobre su piel.

-Tu no harías eso ¿verdad? - su voz comenzaba a sonar agitada.

-En realidad, creo que nuestras hermanitas serían bastante felices si lo supieran - su tono era grave pero suave, suficientemente atrapante y atractivo como para hacer perder el control a cualquiera.

-¿Qu-

-¿O tal vez - interrumpió - debí haberles dicho lo feliz que soy de dormir contigo cada noche?

Un escalofrío recorrió la espalda del menor, su cuerpo comenzaba a sentirse caliente, no lo entendía, Sanemi ni siquiera lo estaba tocando ¿enserio deseaba tanto al mayor como para ponerse así solo con su voz?

Tiempo Perdido [SaneGen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora