Bjorn Ragnarsson

2.9K 123 0
                                    

 Para cuando Signy terminó de trabajar en la plantación de su padre, el sol ya estaba oculto. Era tarde, estaba cansada y apestaba a sudor y estiércol. Por suerte Bjorn había pasado a darle una mano, cargando las cosas y otros trabajos de fuerza. Si bien era alto y grande, estaba agotado como ella. Quería descansar pero Signy seguía haciendo cosas, mínimos detalles que no dejaban que su cabecita perfeccionista se relaje. 
 Rodó los ojos.
-Lo terminas mañana-la regañó-Ademas, ya anocheció. Ve a limpiarte, hueles horrible.
Signy rió pero no se detuvo ni siquiera a mirarlo, concentrada en sus tareas. Si bien era de raíces humildes, parece que Bjorn se había olvidado lo que era trabajar por necesidad. Aun así, el heredero de Ragnar Lothbrok nunca abandonó a su amiga de la infancia. Siempre la ayudó a ella y a su familia. Como el padre de la chica era tan terco, no aceptaba el dinero que Bjorn quería darle por lo que el príncipe de Kattegat se limitaba a ayudar con la mano de obra. Signy no podía quejarse, realmente era muy buen amigo y sabía que algún día también sería buen rey.  Así que omitió la respuesta sarcástica y se limitó a seguir ordenando las bolsas de tierra sobrantes.  
 De imprevisto, sintió como un brazo la rodeaba con fuerza. Con una agilidad que a Signy la hacia ruborizar, Bjorn había alzado su cuerpo, tendiéndola sobre su hombro y para luego caminar hacia el río. Signy se quejó y pataleó, ordenando que la baje de inmediato, que debía terminar su trabajo.
-No tolero tu olor, apestas más que yo - rió Bjorn en respuesta y la arrojó al agua, hundiéndola. 
 En noches de verano, el rio estaba a una temperatura ideal. De todas formas, Signy emergió del agua fingiendo rabia, lanzándose sobre Bjorn en un intento nulo de ahogarlo. Él se reía, tomándola por los hombros y arrojándola a lo profundo del agua una vez más. Era un oso peleando con un pajarito, un juego de manos al que ambos estaban acostumbrados desde niños y una razón tácita detrás de él: la excusa para estar en contacto. 
 Luego de ver que era imposible ganarle a alguien tan grande, Signy se rindió y comenzó a nadar, cediendo a la idea de disfrutar el agua. Suspiró y peinó su cabello hacia atrás, dejando su rostro descubierto. Manchas de tierra mojada le caían por la mejilla y el mentón, siendo lavadas por el río. Bjorn se acercó a ella riendo y con la palma de su mano se deshizo de los restos, acariciando su mejilla con el pulgar, en un gesto delicado. Ambos dejaron de reírse. Un momento jocoso entre amigos se había tornado en algo diferente, un silencio incómodo pero íntimo.
 Signy alzó la mirada. Sus ojos oscuros tenían un brillo especial. Bjorn no sabía si era la luna que se reflejaba en ellos o si realmente el brillo era para él. Nunca lo habían mirado así, haciéndolo sentir tan vulnerable, tan adorado.
 Unos pocos centímetros los separaban y aún así ambos sentían que eran miles. Porque los hizo cuestionar cosas que hasta ese día nunca le habían generado dudas, porque si accionaban mal se arruinaba una amistad de toda la vida, porque no sabían si sería recíproco. 

 Bjorn siempre había considerado a Signy una chica muy linda pero era su amiga, la conocía más a que nadie, sabía sus secretos mas grandes y ella sabía de sus miedos mas oscuros. Nadie se había acercado tanto al centro de su ser. Se preguntó a si mismo si esa no era una razón para hacerla suya allí mismo. 
 Y ahí estaba Bjorn Ironside - luchador despiadado - acobardado, aterrado incluso, ante la idea de perder a su mejor amiga.
-Hazlo - susurró ella, mirando sus labios. 
 Bjorn obedeció. Sin dudarlo, sin perder un segundo mas preguntándose en como sabría su boca y descubriéndolo de una vez. 



Sabía dulce. 

Dulce, cálido y tierno.
Sabía a que tendría que haber saboreado algo tan perfecto hace mucho tiempo.

➳ vikings | one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora