Ragnar Lothbrok [angst]

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Aslaug y Ragnar brindaban con el rey Harald y sus hombres, celebrando la victoria en batalla, mientras que las sirvientas del matrimonio servían comida y vino, uno detrás del otro, y zigzagueaban para no chocarse con un pequeño Ubbe, que paseaba el carrito de Ivar alrededor de la mesa.
 Toril llevaba una bandeja llena de distintos tipos de carne en una mano mientras que con la otra intentaba separar a Sigurd de Hvitserk, que se daban golpes con sus espadas de madera. Comenzó a sudar. No por los reyes a quien debía atender ni por los niños que siempre andaban haciendo travesuras, sino porque podía sentir los ojos de Ragnar sobre ella, siguiendo cada movimiento, cada gesto. Su mirada era lo suficientemente sutil como para que Aslaug no lo notara pero lo suficiente como para poner nerviosa a Toril. Ella, una de sus tantas esclavas, era su pequeño secreto. No el mas grande o el mas oscuro, pero secreto al fin. 

 La chica era de un carácter fuerte, impredecible y si bien tenía un gran sentido de la autosuficiencia, nunca intentó huir, a pesar de que él le haya dado el permiso. Habían compartido tantas charlas en el gran salón, mientras ella limpiaba y él holgazaneaba en su trono, que incluso llegaron a compartir con el otro relatos sobre sus vidas antes de que el destino los cruzara. Lo amaba, Ragnar lo sabía. No había otra razón por la cual quedarse en Kattegat, y aún así, ella lo hizo.
 Sacándolo de sus pensamientos, Aslaug susurró a su oído que debían de hablar de un tema urgente, era sobre Ivar. Toril, que observaba todo desde un rincón, tragó saliva al ver la cercanía de ambos cuerpos. A esta altura debería estar acostumbrada a esa imagen pero nunca pudo desaprender su carácter posesivo (una de las tantas características que compartía con Ragnar) por lo que verlos le hervía la sangre, así que volteó y siguió sirviendo vino a Harald que la miraba como si se la quisiera comer. 

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 Estaba enojado, lo sabía. Pero no lograba entender si era con ella, con el rey Harald o con la situación. Peor... ¿las tres? Lo único que sabia es que ella estaba tomando y bromeando con Harald, él la abrazó por la cintura y a Ragnar no le gustó ni un poco, que había salido del banquete hecho una bola de ira para perderse en el bosque.
 Toril se escondió detrás de uno de los árboles, asomando la cabeza lo suficiente para poder ver pero para que no la descubran. Rondaba una brisa, levantando las hojas del suelo y acariciándole el cabello.
  Allí, de espalda, el rey Lothbrok estaba dando filo a la cabeza de su hacha, murmurando cosas por lo bajo, hablando consigo mismo. No lograba escuchar bien qué pero susurraba con velocidad, como si estuviera nervioso. Toril observó su melena rubia recogida en una trenza anillada que cruzaba su espalda, y las cicatrices en su nuca de batallas pasadas. Sus hombros caían rendidos, como si le pesara el paso del tiempo. ¿Cómo alguien tan apaleado por la vida podía verse tan atractivo?
-¿Vas a salir o te quedarás mirándome todo el día?-dijo Ragnar en voz alta sin darse la vuelta y continuando con la tarea de afilar el hacha. Toril tragó saliva y contuvo la respiración, quedándose lo mas quieta que pudo. Hubo un pequeño silencio entre los dos. -Sal, ahora. Brincó en el lugar y obedeció, temerosa ante el tono severo de su voz. Ragnar afilaba el arma una y otra vez, en movimientos lentos y monótonos. Toril se preguntó si iba a hablar, o pretendía que se quede allí parada hasta que finalice su tarea. -¿Qué quieres?- espetó.
-Sólo estaba mirando como...
-Sé que estabas haciendo. No respondiste lo que te pregunté.
Ragnar pasó la yema de su dedo por el filo del hacha, probando la punta.
-Solo... quería hablar- murmuró ella. El rey seguía sin dirigirle la mirada, muy ocupado con su arma - Aunque parece que tú no estas de humor - refunfuñó ante el hecho de que no le prestara ni el mínimo de atención. Ragnar rió por lo bajo, y desde su posición en cuclillas, levantó el mentón para clavarle la mirada. Su sonrisa había desaparecido, reemplazada por una mandibula apretada acompañada de una mirada fría y dura.
-¿De qué quieres hablar?
-De lo que pasó. ¿Por qué te fuiste así?
-Me fui porque estaba aburrido en ese estúpido banquete, con esa estúpida gente, de esa estúpida celebración. Nada más. 
 Toril suspiró.
-De acuerdo. Si quieres hacer como que estás bien cuando claramente estás molesto...
Ragnar se paró en un movimiento rápido.
-¡Claro que estoy molesto! Tuve que ver como Harald te manoseaba toda la noche, frente a todos.

➳ vikings | one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora