Los Orbitanes de Zodnia

X - Celada

—Vamos —ordenó Akiri.

Ghole y Krassher arremetieron contra él. Dayah y Sovila contra Shayliko. Roky, Blizy y Set sólo observaron desde lejos.

Akiri desplegó su orbe, que era un tanto peculiar: un campo esférico de humo negro con un montón de pequeños puntos de luz blancos pululando en su interior. Cuando sus contrincantes se acercaron con las espadas, los destellitos se agruparon en dos bolas más grandes y alrededor de sus pupilas se formó un fino aro de luz blanca.

Las dos bolas de su orbe se tornaron rojas y comenzaron a chocar entre ellas. Krasy y Ghole empezaron a batirse en un duelo entre ellos, ignorando a Akiri. Dayah se encontraba abrazando a Shayliko, mientras que Sovila se esforzaba por resistirse a sus encantos, disminuyendo gravemente sus facultades de Ninja. Al final, cedió.

—¿Pero qué...? —se extrañó Krasy cuando Akiri disolvió las dos bolas luminosas de su orbe

—¡Ja, ja! ¡Nos la ha liado entera! —rió Ghole

Akiri se puso las manos en los bolsillos. Krasy pudo vislumbrar un pañuelo blanco debajo de la manga, enrollado en su muñeca derecha.

—¿Te gusta mi Control mental, Krassher?

—¡Es una pasada!

El entrenamiento de toda la mañana se basó en pulir las facultades de los Ilusionistas. Cada integrante de dicho grupo tenía que mantener a raya a dos de sus compañeros sin usar la fuerza, sólo el orbe. Por supuesto, la pandilla se juntó para tal objetivo; el resto de los Ilusionistas practicaron con sus respectivos amigos.

Después de Krasy y compañía les tocó contra Roky y Blizy, que eran más duras, pero también acabaron ganando. El jefe final fue Mercer, quien sólo dio uso de su cuerpo, sin armas. El objetivo consistió en intentar que se arrodillara. Para lograrlo, Akiri y Shayliko tuvieron que cooperar, usando sus orbes al mismo tiempo. Aki trató de controlar su mente juntando todos los puntitos de su orbe en una gran bola, pero se resistió; Shay intentó minarle la moral y hundirlo, pero apenas lo consiguió. Ambos se llevaron un puñetazo en el estómago.

Shayliko tomó distancia, dejando a Akiri al frente, quien tenía mejores reflejos, y comenzó a infundirle a su oponente emociones negativas, como la desesperanza o el miedo. Aki lo notó en su rendimiento. Después de un rato, lograron que este se arrodillara y se rindiera. Les felicitó a ambos y procedió a ayudar a otros miembros.

Mercer se había dirigido a Akiri como «el Capitán». Desenvainando su característica curiosidad, Krasy preguntó. Se enteró de que Aki era el Capitán de los Ilusionistas: quien tenía más desarrollado su poder y quien representaba a todo el grupo. Le sorprendió que alguien tan rarito pudiese suponer la imagen del equipo. Pero, además, también se enteró de que Blizaria era la Capitana de los Luchadores, Rokauntis la de los Cazadores y Sovila la de los Espías. «Me he juntado con los peces gordos», pensó.

Blizy seguía sin hacerle caso, ni siquiera le dirigía la palabra. Toda la pandilla se empezaba a preocupar, pues nunca antes se había enfadado tanto con alguien, pero fue Shayliko quien más estuvo por ella. A Krassher le empezaba a dar la sensación de que, de algún modo, lo que sentía por Shay era correspondido. Los pequeños besos amistosos comenzaron a frecuentar cada vez más, a la par que los derrames nasales de Roky. Ghole y Dayah comenzaron a hablar aún más a espaldas de Shayliko.

Mercer se dio cuenta de todo esto. Por ello, un rato antes de terminar el entrenamiento de los Ilusionistas, la llamó y se la llevó a la zona de las «escaleras mágicas» para hablar en privado.

—He notado que Blizaria y tú estáis distantes. ¿Ha ocurrido algo? —ladeó la cabeza, sonriendo con cariño, como siempre

—¿Blizy no te había explicado nada de la misión?