VII - Logro

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Ya a la próxima mañana, Krassher volvía a la carga. Aún quedaban tres días para que diese comienzo el plan, pero Blizaria debía estar presente cuando los Ilusionistas se reuniesen para detallar los planes al día siguiente, así que tenía que aprovechar el tiempo al máximo para entrenar a su amiga. Decidieron que, mientras no hubiese ninguna misión o emergencia, por las mañanas, Blizaria instruiría a la herrera en dominar su orbe, mientras que Rokauntis se encargaría de adiestrarla en el combate cuerpo a cuerpo. Por las tardes, simplemente trabajarían en sus puestos.

Aunque su función principal en Fedryg fuese la de Cazadora, Roky dominaba con bastante maestría las artes marciales de todo tipo. Por ese motivo, sumado al poder de su orbe, a veces requerían su ayuda en las misiones de los Luchadores.

Al entrar en la Zona de Entrenamiento de Orbes, Krasy advirtió que los desperfectos que causaron el día anterior habían desaparecido.

—Drygseal es muy inteligente —aclaró Roky—. Es capaz de regenerarse con facilidad en una sola noche.

Empezaron por el entrenamiento cuerpo a cuerpo. Roky fue bastante indulgente con ella, esquivando y, ocasionalmente, golpeándola en puntos débiles de forma suave, sugeriéndole donde debía cubrirse. Krasy acertó algunos puñetazos, pero muy pocos y poco efectivos. Al menos, en comparación con las patadas y los golpes con diferentes partes del cuerpo que su oponente fue atinando. Además, Rokauntis tenía el cuerpo bien curtido, es decir, que los golpes de Krassher le hacían muy poco daño a pesar de su gran potencia.

En un momento dado, Roky intentó hacerle la llave mata león desde detrás, pero la herrera se agachó con fuerza y la tumbó. La Cazadora le barrió las piernas de una patada y llevó el combate al suelo, jugando con inmovilizaciones e intentos de luxaciones. Krasy trató de defenderse como pudo, pero no estaba lo suficientemente entrenada para pelear en ese terreno, así que su contrincante la soltó al cabo de poco.

—Tienes mucha fuerza y habilidad en los brazos, Krassher —comentó—. Tus puños son mortales, y esa defensa contra la llave mata león ha sido bestial...

«Gracias al viejo chocho...», se dijo.

—... pero te faltaría, tal vez, darle uso a esos codos y a esas piernas. Y podemos mejorar mucho aún tu arsenal de combate, ya que te decantas principalmente por el golpeo. Un enemigo que sepa tirarte y pelear en el suelo podría acabar contigo —le advirtió.

—No le dará tiempo a tirarme. Antes, o le reviento el cráneo, o le ensarto —replicó.

Roky rió.

—Es verdad, aunque nunca puedes estar segura. Los orbes no son perfectos, y, tal vez, no siempre puedas sacar el tuyo.

—¡Aún no puede! —gritó Blizy, apartada de la zona de acción junto a Shayliko.

—¡Que te calles, Bizarra!

—Dime, ¿te parece si te enseño un poco las patadas fundamentales?

—Venga, va.

Ambas estuvieron un buen rato practicando patadas básicas: la frontal, la circular y la lateral. Como se esperaba, la herrera tenía una elasticidad de piernas casi nula, y la inexperiencia con los golpes de pierna la hicieron ver un tanto ridícula. Al menos, a ojos de Blizaria, quien reía a carcajadas exageradas, y a los de Shay, que fue más sutil.

Tras un largo rato de práctica, decidieron darse un descanso antes de empezar con el orbe. Ambas estaban sudando, Krasy notablemente más que Roky. Shayliko se ofreció a traer bebidas frías del bar. Las guerreras aceptaron. Rokauntis volvió a ponerse las gafas.

—Oye, Bizarra, ¿por qué ha venido Shayliko? —preguntó, no sin antes asegurarse de que se había marchado

—Ah, no sé. Me ha dicho que quiere verte peleando. ¿La echo?

Los Orbitanes de ZodniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora