III - Renacimiento

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—¿Kraser? —preguntó Blizy, burlona, ladeando la cabeza

—Krassher —repitió la herrera.

—Krasher... Krassher... suena como a... cara...

—Me llamo Akiri —interrumpió el chico, apartándola suavemente del hombro.

Blizaria hinchó los mofletes. Su intento de reírse de ella había fracasado.

—Yo soy Rokauntis, pero puedes llamarme Roky —dijo con una gran sonrisa.

—Entonces sois Akiri, Rokauntis y... Bizarra —fue repasando mientras apuntaba con el dedo a cada uno—. Intentaré acordarme de los tres.

La cara que se le quedó a Bliz hizo reír de nuevo a Krassher.

—En realidad —aclaró Rokauntis, tratando de aguantar la risa—, somos una pandilla de siete. Dejaremos que te vengas, ¡seguro que te caerán bien todos!

—Pues a mí me cae mal —replicó Blizy.

—Tú me has caído bien —le sonrió Krassher—. Te dejaré que me llames Krasy, que es como...

Interrumpió su frase tras recordar quién la llamaba así también. Su sonrisa se apagó como una vela a la que le llega el frío soplo de la realidad.

—... Es como Samis me llamaba de pequeña —terminó, aguantando las lágrimas con todas sus fuerzas.

—¿Samis?

—Sí... Mi... Mi maestro...

—¿Le hicieron algo esos dos? —preguntó Akiri

Le tembló el labio inferior.

—¡Maldita sea, viejales, ¿por qué?!

Golpeó la cama donde estaba sentada. Esta, de no haber estado fija en el suelo, se habría partido en dos. Blizy y Roky se habían echado hacia atrás del susto. Akiri se mantenía impasible.

—Lo siento. Lo sentimos mucho, de verdad —reiteró el chico.

Hubo un momento de silencio. Nadie supo qué decir. Krasy estaba sumergida en sus pensamientos, la mayoría de ellos autodestructivos.

—A veces no podemos llegar a tiempo para salvar a quienes necesitan nuestra ayuda... —suspiró Roky— No nos es nada fácil cargar con la culpa de...

—La culpa es mía —cortó Krassher, seria, elevando la cabeza—. Si le hubiese hecho caso y no me hubiera metido en la pelea, los habría podido machacar del todo...

—¿Cómo? —se acercó Akiri— ¿Tu maestro peleó contra los de la mafia skyonita?

—Sí... De hecho le partió el brazo a uno... Y los dientes al otro, ahora que recuerdo...

—Por eso se atrincheraron... Por eso les dimos caza con tanta facilidad... —reflexionó— Pero, ¿cómo lo hizo?

Krassher quedó con una expresión confusa. No sabía qué responder.

—Esos dos, Lenther y Gork, eran de la mafia de Skyon. Es la peor de todas, la más dura, sin duda alguna —afirmó, con el asentimiento de las otras dos chicas—. Ni siquiera los novatos son moco de pavo. ¿Samis era un orbitán?

—Esto... No... Que yo sepa, vamos... —se quedó pensativa unos instantes— No lo sé. No sé qué era y qué dejaba de ser. De lo único de lo que estoy segura es que lo han matado...

—Bueno, al menos pudiste vengarte... —añadió Roky, recordando la violenta escena

—¿Y qué? ¿Acaso se encuentra mejor por ello, Roky? —apuntó Akiri de sopetón, con cierta agresividad— La venganza no le ha servido de nada. ¿No la ves? Si los dos mafiosos continuasen vivos aún tendría una fuerza, un motivo para vivir, pero...

Los Orbitanes de ZodniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora