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Ese día era como cualquier otro.

La misma rutina de cansancio y dolor por su hija desaparecida.

Se estaba dando por vencido,realmente no sabía que hacer.

Porque llorar no le servía de nada.

Solo le quedaba esperar a que sucediera un milagro.

Pero él ya no creía en los milagros,y entonces ¿qué era lo que estaba esperando?

Nadie lo sabía con exactitud.

El timbre de su casa sonó.

Ese día su novio no estaba,por lo que se vio obligado de dejar a un lado su comodidad.

Bajó las escaleras teniendo cuidado de no ser lo suficientemente torpe como para caerse.

Abrió la puerta cuidadosamente escuchando como esta rechinaba ante la lentitud.

Buscó con la mirada a cualquier persona que pudo tocar el timbre,pero nadie se encontraba a su alrededor.

Bajó su mirada hacía el suelo encontrándose con un paquete de color blanco con una dedicatoria para él.

Extrañado, tomó el paquete entre sus manos y lo llevó a la mesa más cercana.

Con unas tijeras logró cortar con éxito la cinta que envolvía el paquete.

Al abrirlo,sus manos fueron directamente a su boca de la sorpresa y el dolor que estaba sintiendo en ese instante.

Su corazón se aceleró y con pasos lentos y temblorosos retrocedió hasta resbalarse con sus propios pies y caer.

Tragó pesado y se levantó sin importar el pequeño dolor que el golpe le había dado.

Al ver el objeto que había dentro solo le daban ganas de vomitar.

Tomó la carta que estaba al lado de "eso".Estaba llena de sangre,pero aún podía ser leída.

Querido Bon:

Es un gusto finalmente poder hablar contigo.

¿Recuerdas a tu pequeña niña? ¿Brit era su nombre?

Bien,no me importa.

Aparentemente esta desaparecida,pero bueno,supongo que sabrás de quien es la mano que está ahí ¿no? En la caja.

Esperó cumplas nuestras órdenes,de lo contrario,quien sabe lo que podría pasarle.

Las lágrimas empezaron a deslizar por su mejilla,no quería que esto sucediera.

Sentía que había fallado en todos los sentidos.

No sabía que hacer ni en que pensar.

La ira y el rencor empezó que apoderarse de él.

Con fuerza pateó uno de los espejos de la sala en donde se encontraba,este calló y se rompió.

Le habían cortado la mano a una niña,a su niña,su hija.

Quien sabe si próximamente le llegaría un pie,un dedo,una oreja...

Imaginarse los gritos de dolor que dio cuando pasó eso le hacían llorar aún más.

Se imagina a ella encerrada,preguntándose donde esta su padre.

Ella totalmente sola sin comer ni beber nada.

Esperando porque su padre venga y la rescate de ese sufrimiento.

Se recostó en el sofá en donde empezó a llorar aun más.

Tal vez no sabía en dónde se encontraba su hija en ese instante.Tampoco tenía conocimiento de quien había sido el desgraciado y enfermo que le estaba causando dolor a su familia.

Sin embargo,había algo de lo que si estaba seguro.

Iba a encontrar a ese desgraciado y lo haría pagar.

Cueste lo que cueste.

EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora