Capitulo 8

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~~Irresponsabilidad~~


Un nuevo día se hizo presente, durante la mañana Hans fue el primero en levantarse gracias al dolor de estómago que se intensificaba con el tiempo como un recordatorio de que debía alimentarse, ya que por toda la situación del día anterior ni siquiera pensó en ello. Aun estando adormilado se sentó abrazando su estómago, miro su alrededor cayendo en cuenta que no había sido una pesadilla lo ocurrido como le gustaría que fuera, soltó una queja al respecto antes de mirar al albino a su lado, dormía profundo con una expresión tan tranquila y relajada, podía notar un camino de las lágrimas del día anterior al igual que el rojo en sus ojos y nariz, suponía que estaba igual en ese aspecto, respiro hondo llevando una de sus manos a la mejilla de Scott, su piel era suave y clara como la suya pero sin llegar a ser pálida, en su rosto había un pequeño lunar a un costado de su ojo izquierdo en la parte inferior, sus labios rosados estaban algo secos y entreabiertos, su cabello desalineado a sus ojos lo hacía ver más lindo que de costumbre, acaricio su mejilla con su pulgar durante unos segundos, pudo notar como hizo una mueca advirtiendo que despertaría pero eso no impidió que apartara su mano, al contrario de eso pellizcó su mejilla haciéndolo fruncir el ceño molesto, el rubio apretó sus labios he inflo sus mejillas, frunció sus cejas de igual manera y pellizco aún más logrando que soltara una queja de dolor al respecto.

—¿Qué pasa? —pregunto con la voz aun ronca y adormilada, ni siquiera se molestó en abrir los ojos para ver al rubio frente a él.

—hambre —dijo en un puchero soltando su mejilla, había dejado un leve color carmín en la misma —Se acabaron las galletas que traje ayer, ¿Crees que sea buena idea comer algo de aquí? —pregunto no muy seguro de si debería, probablemente era alguna ilusión y nada era real, de ser así morirían de hambre y eso no era una opción que les gustara, Scott soltó una queja que sonó algo pensativa antes de abrir los ojos para ver al rubio abrazando su estómago con esa mirada preocupada, sus ojos estaban rojos al igual que su nariz y aun podía distinguir el camino que dejaron sus lágrimas, sin evitarlo sonrió al ver su cabello echo un desastre, era como un nido de ramas doradas, desde su perspectiva algo gracioso —¿Por qué sonríes? —cuestiono alzando una ceja curioso.

—Porque me gusta tu nido —contesto apuntando con pereza su cabeza, rápidamente el rubio llevo sus manos a su cabello avergonzado, podía sentir lo esponjado que estaba y sabía que era un desastre, sin embargo, no podía hacer nada al respecto ahora y solo le quedaba soportar la vergüenza, nunca imaginó que Scott lo mirara de esa manera —Busquemos algo entonces —dijo levantándose con pereza, estiro su cuerpo sintiéndose un poco mareado por ello y miro de nuevo al rubio intentando inútilmente de acomodar su cabello, estaba tan esponjado que lo veía imposible sin un peine y crema para el cabello, soltó una pequeña risa que intento disimular sin mucho éxito residiendo una mirada de reproche —Vamos, la comida no vendrá sola —advirtió evitando su mirada al ver su alrededor, las plantas de frutas no parecían tener muchas y no sabía si era buena idea comerlas, antes tendría que lavarlas, el agua de la fuente parecía limpia pero igualmente no parecía muy fiable, teniendo en cuenta que antes no servía, hizo una mueca un tanto disgustada antes de mirar la cafetería, desprendía un agradable olor a pan recién horneado, parecía la mejor opción y la más sospechosa de todas —creo que moriremos de hambre —soltó y de inmediato el rubio se quejó haciendo un berrinche infantil.

—Scott, tengo mucha, mucha hambre, ¿No podemos comer algunas frutas oh tomar algo de la cafetería?, ¿Aunque sea una ilusión y comamos ramas? —pregunto abrazando aún más su estómago, el albino dudo seriamente, podrían morir al comer eso de dudosa procedencia, no le veía nada de bueno, por más que su estómago comenzara a doler se negaba a esa opción, Hans al contrario, se levantó dispuesto a tomar ese riesgo, tenía tanta hambre que daba igual si su sabor no es el mejor, el olor a pan recién echo hizo que caminara con discreción hacia la cafetería procurando no ser descubierto, su boca se hacía agua de tan solo oler el pan.

—¿Por qué no mejor-... ¿A dónde te diriges? —pregunto interrumpiéndose a sí mismo al notar como Hans se alejaba de el con una mirada atenta, no tardó mucho en saber su idea y lo miro en desacuerdo, no podían arriesgarse a ser envenenados oh comer algo que resultara ser una cosa asquerosa, pero Hans apenas noto sus intenciones de detenerlo se echó a correr hacia la cafetería, suspiro con pesadez siguiendo de inmediato al rubio, apenas entro al lugar sintió una mejor calidez a la de antes, no quiso darle mucha atención a eso, miro el lugar a detalle, el suelo era de madera, las bancas también lo eran, no había paredes, más bien eran cortinas de lianas con flores por todo el alrededor, también había unos baños a su izquierda superior, en el mostrador que a diferencia de todo el alrededor, parecía uno de la época, la vitrina de vidrio dejaba ver diversos postres deliciosos, apenas se acercó a ese lugar vio a Hans babeando con la cara pegada al vidrio, ni bien noto que se acercó mas no dudo en pasar al otro lado tomando el primer pastelito a la mano, ni tiempo de abrir la boca le dio cuando el rubio ya tenía una muy buena porción en su boca, nuevamente suspiro con pesadez ante esa irresponsabilidad suya.

—¡Esta delicioso! —exclamo con la boca llena llevando una mano a su mejilla tras sentir un intenso cosquilleo, no sabía si era por el hambre, pero el sabor era tan exquisito que no pudo resistirse a darle otra gran mordida al tragar lo que ya tenía en boca, durante un muy buen rato ignoro la molestia del albino tras comer sin parar esos pastelillos, antes pensaba lo peor, pero en realidad que eran demasiado deliciosos —¿Quieres uno? —pregunto mirándole cruzarse de brazos y apartar la mirada, supuso que después de su enojo terminaría comiendo uno, él se dedicó a comer hasta estar satisfecho, no importaba que resultaran siendo ramas, el sabor era inigualable.

—Iré por las cartas —advirtió sin esperar respuesta, estaba muy concentrado comiendo postres sospechosos, por suerte sabia maneras de curarlo con plantas medicinales en caso de que le hiciera daño, de algo debería servir estudiar el tema y practicarlo, por el momento tomo las cartas separándolas, las leídas las coloco en la tapa de las cajas y las que aún no leían las dejo donde mismo, luego tomo las cajas y las llevo a una banca de la cafetería, era mucho más cálido y por lo visto también era seguro, mucho mejor a tener que mirar de nuevo a esa terrible cosa rara del día anterior a través del cristal, aun tenían que averiguar qué es lo que pasaba, tenía la sospecha de que todo empezó cuando leyeron esas cartas, tenía la teoría de debían terminar de leerlas para regresar todo a la normalidad, en caso de estar equivocado deberían buscar otra solución a ello, no podían estar en ese lugar siempre, no sabía nada de sus hermanos y temía que esa cosa negra pudiera hacerles daño, no podría soportar el perderlos, tenía tanto que hacer con su vida y era aterrador no saber si terminarían con vida.


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¡Nos vemos en el próximo capítulo!

Kiss Kiss🍀

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