El ambiente que ambos habían creado les hacía creer que el tiempo se detuvo, como si el mundo no fuera más que un lugar donde las únicas presencias fueran las suyas.
Hans se negaba a mirar a Scott, con el temor de mostrar el color carmín que decoraba su rostro, sabía que de verlo no podría resistirse a su mirada, sus ojos tan oscuros como la noche estarían mirándolo con ese cariño que sentía por él, podía reflejarse tal como un espejo al verlo directamente, entonces aparecería ese brillo y podría apreciar como su pupila se dilata con solo verlo, su cara se teñiría de un rojo carmín al igual que la punta de sus orejas, después entreabría la boca pero ningún sonido saldría de ella, en ese momento su corazón estaría muy acelerado y el revoloteó se volvería intenso, no quería ceder a esa mirada a pesar de cuanto le fascinará, por lo que se resignó a solo tragar saliva y apretar más el agarre de sus manos, pudo escuchar al albino soltar una risa nasal antes de igual manera, apretar un poco el agarre.
—Empezaré —advirtió Scott mirando la hoja en su otra mano, estaba haciendo todo lo posible para no sacar a flote sus nervios, solo sostenían sus manos, pero era suficiente para emocionarlo a mas no poder —"03/02/1873.
Hoy volví a romper esa regla. Últimamente el señor Erick parece muy preocupado, me deja salir por las tardes, más bien, me saca para que tome aire fresco cuando él se encierra en su estudio, actúa como si hiera algo malo, oh quizá sea que tiene mucho trabajo. Me he dado cuenta que este pueblo es pequeño, tiene tiendas donde venden lo básico y algunas rarezas, sin embargo muchos aun viajan al pueblo cercano al norte en busca de cosas que aquí no hay, así que variedad es lo que falta en este lugar, ahora, ignorando eso, al ser echado fui a aquel árbol, era complicado el poder ver a ese chico, no siempre salíamos el mismo día, de echo rara vez podíamos vernos y hoy fue ese raro día, cuando llegue ese chico ya estaba ahí, mirando el árbol con tanta tranquilidad y una sonrisa tonta, hoy me conto como es que vive en casa y como lo tratan, es muy hablador, me conto demasiadas cosas y no se calló aun cuando lo interrumpía, parece ser que es muy parlanchín, de igual manera estaba muy emocionado al contar todo, me pregunto si actúa así porque soy su único conocido además de la señorita María y su madre... oh quizá porque, de alguna manera, somos similares" —finalizo mirando de reojo al rubio, tenía una sonrisa divertida dibujada en sus finos labios rosados.
"10/02/1873.
Es tan sospechoso, la joven María actúa nerviosa, creo que está enferma, le he preparado un té de manzanilla hoy antes de salir, ella quiere que conozca el lugar, pero la verdad que prefiero estar con el chico sin color, siempre voy a ese árbol y espero un tiempo, cuando no llega si voy al pueblo con la chica de la tienda, pero cuando si llega me gusta contarle mi día, me divierto mucho con él, siempre bromea diciendo que soy un hablador y que soy un rarito, es tan gracioso, pero últimamente se queja de estar cansado y tener dolor de cabeza, eso me pasa a veces, ayer lleve té de manzanilla para ambos, pero nos quedamos dormidos después de beberlo y hablar un poco, me levante después porque hacia frio, pero a él le cayó una manzana del árbol en la cabeza, fue muy gracioso aunque se molestara, me disculpe por reírme después, ¿Sera que el escriba esto en sus cartas?, ¿También las hace?" —termino de leer soltando una risilla divertida, a Scott le había pasado algo similar, solo que fueron varias manzanas las que lo golpearon cuando las recolectaban de pequeños, había sido tan gracioso que no podía parar de reír.
—Las manzanas son crueles —se quejó haciendo que Hans soltara una carcajada tras ver que de igual manera recordó aquel día tan memorable, no le resulto gracioso que una docena de manzanas golpearan su cabeza de pequeño, bufo ignorando su felicidad en esta ocasión y solo tomo la nueva hoja para leerla —"03/03/1873.
Creo que el señor Erick me regañara si se entera que no eh escrito cartas en semanas, pero algo que no sé cómo describir paso, sé que no es normal, que soy diferente, soy consciente que mi entorno es raro, últimamente me tome un tiempo, no he salido de casa por lo que paso, un día era yo, y al siguiente era una bestia, oh al menos una parte, confieso que me aterre, mi respiración se ajito, entre en pánico, el señor Erick dijo que estaba en shock, mi cama estaba repleta de pelaje, YO tenía pelaje en mi cuerpo, creo que me desmaye, lo siguiente que recuerdo es que el señor Erick me explico que eso es normal, me mostro que él es igual que yo... y ahora que lo pienso somos muy parecidos, me explico cómo puedo controlar esto, tal parece ahora puedo transformarme en animal, dijo que es algo familiar que se heredó, también comento que en este mundo hay muchas cosas mágicas que conoceré, pero que en este pueblo esto que me pasa no es normal y que debo ocultarlo por un tiempo, no he salido aun, pero he podido controlar esto un poco, ¿El otro chico también estará pasando por esto?, el señor Erick dijo que esta familia no es la única capaz de hacer eso. Escribo esto ahora, aún estoy sorprendido, pero al menos y no tengo ataques de pánico." —concluyo haciendo una mueca —esto es casi exactamente lo que vivimos, ¿No?, aunque ya sabíamos, aun así, fue impactante —apretó sus labios al recordarlo, no le desearía a nadie ese miedo de no saber cómo adaptarse, muchas veces se aterro de no poder cambiar a su forma normal, ser un Zorro no era divertido siempre.
—El miedo de quedarte así para siempre —dijo sintiendo un escalofrió por todo su cuerpo, odio aprender a transformarse por un tiempo, negó rápidamente ante el pensamiento y tomo la siguiente carta —"05/03/1873.
Me tome un tiempo en esto de las cartas por una buena razón, tengo poderes, he de admitir que me asuste mucho al inicio, creo que me desmaye de la impresión pero la joven María me despertó y conto una historia: hace mucho tiempo el mundo era muy mágico, las personas tenían una cualidad que siempre los hacia únicos y en nuestra familia estaba el poder transformarse en algún animal, una desventaja nuestra es que somos presas, eso no me gusta pero la joven María dice que aun así podemos hacer muchas cosas increíbles al portar magia, ella me enseño que también es como yo, luego me ayudo a entender cómo es que puedo controlar mi poder, me explico cómo usarlo y que NADIE debe saber esto porque en este lugar no conoce la magia como antes, ella prometió mostrarme más al respecto. Me gustaría contarle esto al chico sin color. Por cierto, ¿Alguien leerá esto?, si no... ¿Para qué escribirlo?" —hizo una pequeña pausa curios —¿Crees que esto sea con un propósito? —cuestiono intrigado, de no ser así, ¿Por qué guardarían esas cosas?
—Es lo más seguro, pero la pregunta seria: ¿Por qué? —corrigió para luego encogerse en hombros dando a entender que ni el sabia la respuesta, a cambio volvió a tomar la siguiente carta —"18/03/1873.
Estos días las sirvientas me evitan mucho, ellas no saben que puedo transformarme pero actúan raras, el señor Erick dijo que no les hiciera caso, últimamente ha estado trabajando en algo, no sé qué sea pero está muy concentrado, le pedí salir y pareció dudarlo, esta vez tarde en convencerlo, sabía que se preocupaba pero me sentía... asfixiado, ahora sí que quería un poco de aire, logre convencerlo después de un tiempo y de inmediato fui a aquel árbol, ya sabía el camino sin perderme, en ese lugar siempre escuchaba esa melodía suave, tranquila y agradable que admito me gusta, ese día no esperaba ver al chico raro, me di cuenta que no sabía su nombre cuando me llamo -chico sin color-, no entendí ese apodo y no me explico cuando pregunte, lo llame chico raro y el pidió que lo llamara -cielo-, esta vez sí me dio explicación y tal parece el apodo es por su ojo... y... eso me hizo pensar... ¿Cuál es mi nombre?, el señor Erick me dice hijo oh niño todo el tiempo... ¿Cómo... me llamo?" —arqueo una ceja extrañado, no podía entender cómo es que se preguntaba eso a esas alturas.
—"20/03/1873.
Hoy no fue un buen día, esta atr-
—Espera —interrumpió buscando rápidamente el celular en su mochila, había recordado algo, al encontrarlo miro la hora y luego al rubio que lo miraba confundido —¿No tardaron demasiado nuestros hermanos ya? —pregunto entrecerrando un poco los ojos, ellos nunca llegaban tarde a nada, menos cuando era para regañarlos por estar juntos.
Entonces un escalofrió abrazo sus cuerpos advirtiendo un mal presentimiento que llego de imprevisto.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Kiss Kiss🍀
ESTÁS LEYENDO
Por Medio De Cartas
FantasiScott Barnett y Hans Conley son dos adolescentes de 15 años, ambos tienen un amor mutuo y correspondido por el otro, no obstante, sus familias tienen una muy peculiar regla que les impide tener algún tipo de relación amorosa, sus hermanos, Aiden Con...