~Un beso que puede crear una tormenta en su ser"~
El cielo se encontraba nublado y el clima se volvió frio, el bosque termino con algunos charcos a causa de la lluvia que paro hace tan solo un tiempo, los árboles tenían gotas en sus hojas y ramas, el césped completamente mojado y resbaladizo por el lodo que se formó, los animales aún no se dignaban a salir de su refugio, el bosque estaba el completo silencio, incluso el aire era muy sutil.
Hans se encontraba en el jardín sentado en una banca blanca, sobre ella se encuentra un pequeño porche de madera muy lindo decorado con diversas plantas brillantes y muy bien cuidadas, sin embargo no combinaban con el clima frio ni con sus sentimientos destruidos, a diferencia de otros días usaba una sudadera gris y unos pantalones de mezclilla negros con converse blancos con negro, miraba el árbol de su jardín el cual portaba unas cuantas flores amarillas con detalles blancos, soltó un leve quedó sollozando un poco y abrazo con fuerza el peluche que decidió llevar con él y no soltó durante toda la noche, extrañaba tanto a su amado que esos días parecían una eternidad, quería abrazarlo y que el acariciará su cabello, quería escucharlo titubear nervioso porque tomaba su mano, quería escuchar el rápido latir de su corazón cuando lo abrazaba, quería mirar sus hermosos ojos negros y decirle que lo quiere, quizá confesar de una vez por todas sus sentimientos y al fin poder robarle un beso, ¿Seria verdad que el mundo desaparece al besarlo y mostrarle cuanto lo ama?. ¿Podría sentir más mariposas revolotear en su estómago?, ¿Era tan mágico un beso como lo dicen todas las historias de amor?, lo imaginaba tan romántico, ellos dos sin importar clima porque estando juntos cualquier momento es perfecto, ambos mirándose con esa ternura que solo el le brinda y ese amor que nunca dicen y que solo demuestran al tomarse las manos oh abrazos, ambos mostrándose tanta ternura y acercarse tan lento pero con pasión hasta poder tocar sus labios en un beso tan dulce e inocente que los llene de emoción y amor... ¿Pero podría siquiera pasar eso?, su mirada se torno borrosa al pensarlo, era imposible, su familia no le permitiría volver a verlo después de lo que paso, no volvería a escuchar su voz por una estúpida regla, no podría sentirlo de nuevo y dolía el solo pensar que jamás estarían juntos de nuevo, llevo la manga de su sudadera a su cara para limpiar sus lágrimas, que brotaron de sus ojos, si bien su cara ya estaba roja de tanto llorar no podía evitar hacerlo, intento calmarse por milésima vez cuando sintió un leve golpe en su cabeza que lo molesto, no podía estar con la persona que ama, ¿Y ahora lo golpean también?, miro su alrededor hasta dar con una ardilla en la barda de piedra que rodeaba el jardín, rápidamente se levantó caminando hacia ella, podía entender sus chillidos diciendo que no era culpable, después de ello brinco al lado opuesto de la barda que daba al bosque, para sorpresa del rubio la ardilla sobresalía como sui estuviera sobre algo, sin embargo el rubio no pensó en eso.
-¿Desde cuándo podemos volar? -pregunto ingenuo ladeando su cabeza curioso, eso no lo sabia y ahora era algo que deseaba aprender.
-No lo hacen -contesto una voz al otro lado de la barda que reconoció al instante, el rubio jadeo y dio un leve salto hacia atrás casí resbalando por el lodo, por fortuna logro mantener el equilibrio, seguido de ello escucho una risilla del albino quien subió un poco la barda para poder verlo ya que esta era casí de su tamaño, al menos tenia unos centímetros menos, le sonrió al rubio sintiendo esa calidez al notar el brillo en sus ojos y el color carmín en sus mejillas, solo que también estaban en sus ojos y nariz.
-Scott -lo llamo en un susurro, estaba muy feliz de verlo, pero si su hermano se enteraba -¿Qué estas haciendo aquí?, si Aiden te ve puede lastimarte y no quiero que eso pase, no de nuevo -dijo preocupado acercándose nuevamente a la barda, no quería que lo lastimaran, pero anhelaba tanto abrazarlo.
-Descuida no me hará nada, tu tranquilo, corazón -dijo sin darse cuenta del apodo, el rubio apretó sus labios sintiendo ese revoloteo muy intenso, tan intenso como el rojo de su cara -solo quería verte, veámonos esta noche en el invernadero abandonado dónde nos vimos por primera vez, se que es muy lejos y seria peligroso de noche pero... te extraño, y quizá es el único lugar en el que no nos busquen -aparto la mirada avergonzado, no parecía una invitación a pasear, sonaba como algo mas intimo y la verdad que eso no lo había pensado antes, solo esperaba que Hans no malinterpretara el mensaje dado.

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Por Medio De Cartas
FantasiScott Barnett y Hans Conley son dos adolescentes de 15 años, ambos tienen un amor mutuo y correspondido por el otro, no obstante, sus familias tienen una muy peculiar regla que les impide tener algún tipo de relación amorosa, sus hermanos, Aiden Con...