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SeokJin negó repetidas veces con la cabeza. ¿En qué estaba pensando HoSeok? ¡Eso era una locura!

Por supuesto que no. No iba a aceptar eso, nunca.

—Hobi, dije que no, no.— SeokJin negó frenéticamente con la cabeza. —No lo quiero en mi casa.

—Nuestra casa, Jinnie ssi.— corrigió HoSeok, haciendo un puchero.

SeokJin desvió la mirada, frunciendo el ceño. HoSeok bien sabía que SeokJin tenía debilidad a sus pucheros, y más cuando lo llamaba por un apodo bonito. Así era como siempre conseguía lo que quería con su primo.

SeokJin maldijo por lo bajo.

—Sigue siendo no, y no hagas pucheros.

HoSeok miró con tristeza a JungKook, quien suspiró mientras le daba otro trago al agua.

Sólo su hyung Hoseok lo quería y apoyaba, pues al menos estaba intentando convencer a SeokJin para que lo dejase quedar al menos una semana, mientras conseguía otro lugar.

—¡Pero...— Hoseok alzó la voz. —Es como un conejo! ¡Kookie es adorable, y es buena persona! Sólo míralo, ¿No es un conejito?

SeokJin miró con asco a la rata.

JungKook hizo un puchero y a SeokJin le dieron ganas de taparle la cara, para evitar ese impulso volvió a ver a HoSeok.

—Hobi, no tenemos gatos para que maten a las ratas.— dijo sin rodeos, pensando en lo bueno que sería que YoonGi viviera ahí mientras JungKook hacía lo mismo.

JungKook lo miró ofendido, ya comenzaba a caerle mal.

Hoseok hizo un puchero mientras inflaba las mejillas y ponía sus ojos brillosos, algo a lo que sabía SeokJin no se iba a resistir.

Al verlo, SeokJin sintió como se le hacía más suave el corazón. Se sonrojó y abrazó a HoSeok, definitivamente era el caballo más bonito del mundo.

O tal vez un pony... o una yegua.

—Lo pensaré, Hobi. Todo por mi primito hermoso.

Hoseok sonrió, abrazando con fuerza a SeokJin. Sabía que ya había ganado, y que JungKook se iba a quedar por más de una semana.

Hoseok se giró hacia JungKook y lo agarró de la mano, sonriéndole emocionado.

—Será muy divertido, sí, bueno, en esta casa sólo hay dos cuartos pero puedes dormir conmigo, mi cuarto es grande.— lo jaló mientras caminaba a su cuarto. —Te lo voy a mostrar, oh, y te voy a poner de mi crema facial en la cara en la noche, te pondrá la piel mucho más bonita.

JungKook rió y antes de desaparecer con Hoseok por el pasillo, le susurró un "gracias, hyung" a SeokJin.

El rubio sonrió, pensando en lo adorable que se veían.

Lo que SeokJin no sabía es que acababa de aceptar que el diablo viviera en su casa.

Just One Hug (JungHope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora