Capítulo 13 - Emily

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Emily

Todos los presentes estaban en shock, Marinette Dupain-Cheng estaba semiataviada como un Akuma, pero no atacaba a nadie, todo lo contrario, la joven había usado sus poderes para salvar a la pequeña hija de la reportera Chamack, lo que desconcertaba más a la audiencia.

-¡¡ES UN AKUMA!! –el grito de malicia de Lila sacó a todos de su ensoñación-, ¡Corran todos! ¡Marinette se ha vuelto un Akuma! –pero la sonrisa de la chica desapareció cuando nadie le escuchaba, sólo veían a Marinette, la que se cubría tras la bandera incompleta, totalmente abochornada como una pequeña niña-, ¿Qué no ven que ahora ella es una supervillana? ¡Marinette es una amenaza para todos! Tal vez nos haga desaparecer o nos convierta en quién sabe qué –sin embargo, nadie le escuchaba, era como si los presentes estuvieran prendados por la presencia de Marinette, lo que enfureció más a Lila.

-¡Hey Rossi! –la aludida volteó al escuchar su nombre, recibiendo un puñetazo en la cara por la mismísima Alix.

Por lo duro del golpe, Lila cayó de espaldas, y la pelirosa la inmovilizó al colocarse sobre ella, y propinarle una lluvia de golpes, jalones y rasguños, para el shock del público.

-¡Suficiente muchacha! –el policía Rogers separó a Alix de Lila, en donde la última seguía tendida en el suelo, y con el rostro lleno de moretones.

-¡Es lo mínimo que se merece esta mentirosa! –repuso furiosa la chica y con ganas de llorar-, caí en sus malditas mentiras, y deje de lado a mi amiga, ¡A Marinette! –Alix apretó los puños y sollozo rabiosa-, la odio, pero me odio más a mí misma... -la deportista levantó su mirada hacia la azabache, quien seguía akumatizada, pero no atacaba a ninguno de los presentes, sólo se limitaba a verla ¿Con preocupación? - ¿No dirás nada Marinette? ¿Cómo el hacer justicia sobre nosotros o ir por las joyitas de Ladybug y Chat Noir? –pero para su sorpresa, la chica volvió a ocultarse tras la tela del estandarte, sin mirarle ni responderle la pregunta.

- Marinette, ¿Por qué eres un Akuma? –consultó confundida Manon, y la joven suspiró avergonzada.

-Es complicado Manon, no es algo fácil de hablar, y tampoco me apetece decirlo, lo siento –Marinette se agachó y acarició la cabeza de la pequeña niña, la que le sorprendió al abrazarla, temblando un poco.

-Tuve mucho miedo...

-No sé si enojarme o sentirme orgullosa por ti Manon, pero la próxima vez, trata de no arriesgarte de esa manera –le regañó suavemente, y Manon aferró su agarre.

-¿Marinette? ¿Manon? –la señora Chamack se acercó tras de ellas, y al ver a la joven convertida en Akuma, por alguna razón, la periodista no sintió miedo.

-Señora Chamack, lamento mucho todo esto –Marinette se disculpó rápidamente, indicándola a Manon a volver a con su madre-, pero no se preocupe, Manon está a salvo, aunque... -la chica desvió su mirada hacia el autobús que había frenado, y aunque no se veían grandes daños, era obvio que algunos de los pasajeros habían terminado con lesiones leves.

Así que con paso firme, se dirigió a los heridos, y estos en vez de asustarse como lo hacían con cualquier Akuma, no ocurría en presencia de Marinette. Sentían que ella tenía un "aura" que irradiaba tranquilidad.

Entonces, la muchacha extendió sus manos hacia las heridas de cada uno de los afectados del accidente, y una cálida luz dorada broto entre sus dedos, curándoles las heridas. Gracias a las cámaras de Chamack, toda París fue testigo del gesto de aquel curioso akuma, cuyos poderes beneficiosos se parecían un poco a los de Ladybug.

Todo parecía ir bien, hasta que al sanar a la última persona, Marinette tosió descontrolada, y su transformación se revirtió, pero el akuma no había abandonado su pulsera. Y para horror de todos, la joven cayó desmayada, pero es sujetada a tiempo por Adrien, quién había logrado llegar hasta ella, a pesar de los esfuerzos de su guardaespaldas.

Jeanne D'ArcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora