IV

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La mano del ojiazul me mueve suavemente de un lado a otro hasta que abro los ojos por completo.

-Liam ¿Estás bien?, Estas diciendo cosas extrañas....Toma un poco de agua-

Me siento al borde de la cama y recibo agradecido el vaso que Louis me extiende. Estaba sudando y a decir verdad, me dolía mucho el estómago.

- Gracias, seguro fue la comida de hoy Tommo. Vuelve a dormir... -

-¿Seguro? No me molesta esperar a que te sientas mejor - sonríe

- No...Tenemos clases temprano, solo tomaré una pastilla y estaré mejor, lo prometo-

El más bajito asiente y vuelve a la cama mientras camino hasta la cocineta. Yo sabía bien que no era algo del estomago, había tenido esa horrible pesadilla de nuevo.

Hacía mucho tiempo que ni siquiera pensaba en ello, quizá solo era el estrés por el trabajo que iría a ver hoy.

Procurando no despertar a Louis, tomo mi maleta para el gimnasio y salgo de la habitación. Ni siquiera sabía que hora era pero el pequeño rayo del sol anunciaba que estaba por amanecer, suficiente para no preocuparme.

El viento sopla bastante frío y mientras cuelgo el costal agradezco por haber tomado mi gruesa chamarra al salir, mis rodillas estaban entumidas.

Me coloco las vendas sobre los nudillos y preparo mis auriculares con música de los Bee Gees, era un gran fan de "Fiebre de sábado por la noche".

Raro.

El costal iba y venía a cada golpe que daba, los músculos se tensaban  y mi respiración agitada iba coordinada con las palpitaciones de mi pecho.

El boxeo siempre había sido mi zona de paz, desde que era un niño había sufrido de burlas y golpes por mi apariencia, incluso por mi orientación sexual, sin embargo gracias a mi tío Ethan, aprendí a utilizar toda esa furia y tristeza en algo que no me trajera problemas, el box.

Además, aprendí a defenderme en algunas emergencias, como la vez que Cuatro chicos me acorralaron contra un muelle para golpearme...
De verdad no hubiera querido saber como terminaría eso si no hubiese peleado contra ellos.

Sin embargo, a veces pelear no te hace invencible. Sólo te da más tiempo para pensar...

Lanzo un puñetazo recordando la pesadilla matutina que había tenido y como si no pesara casi 40 kilos, arranco el costal haciéndolo caer a unos metros de mi.

Quedé boquiabierto, no sabía que podía hacer eso.

Cuando miro a mi alrededor para ver si alguien más había visto eso, me encuentro con él, de nuevo ahí parado viéndome asombrado.

Sus ojos avellana miraban la escena con algo de diversión, no sé qué podría causarle gracia al ver a un simple chico golpeando un costal.

- Que fuerza. A la próxima asegúrate que estés solo, no queremos accidentes- ríe levemente

- Sí, yo...lo siento- rasco mi nuca nervioso

-No hay problema- el moreno se inclina hasta el costal y lo regresa al lugar donde lo había tomado.

Aprovecho para observarlo bien, tiene los brazos cubiertos de tatuajes y algunos se asoman por debajo de su camiseta.

Con lo que me gustan los tatuajes.

-Gracias-

-Madrugaste, apenas son las 6...- miro mi reloj del celular y efectivamente, apenas amanecía.

The Hills // Z.P [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora