XXXIV

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Narrador externo:

Una vez, Freud dijo que las emociones inexpresadas nunca morían
Eran enterradas vivas y salían más tarde de formas peores.

Muchas veces cuando callamos lo que sentimos, un enorme nudo crece en nuestra garganta, asfixiándonos.

Matándonos.

El morocho se marchó de aquel lugar con el corazón por los suelos. Con el alma desmoronándose de angustia al no saber como recuperar a su amado.

Tardó mas o menos cuatro horas en ahogarse en alcohol. Su décimo tercero trago se deslizaba por una brillante barra de concreto.

Sus dedos temblaban y algunas lágrimas recorrían sus mejillas.

Dentro de su corazón corría la esperanza de poder recuperar a Liam. El sabía que estaba mereciendo cada cosa que le pasaba, pero eso no quitaba lo desagradable que era perder el poco amor que tenía.

Perder a la única persona que le has importado.

Era en estos momentos tan solitarios, tan agobiantes, que Zayn recordaba a su madre. Esa dulce mujer de ojos avellana que cada noche le acariciaba el pelo hasta que se quedaba dormido...

La mujer que siempre lo animaba en sus días tristes.

La extrañaba, la quería de vuelta.

No era un secreto que desde que ella murió, él tuvo que crecer más rápido que cualquier niño de su edad, pues había una boca que dependía de él.

Su padre jamás dio la cara como debía por sus hijos, jamás le importó en realidad lo que pasara con ellos porque había encontrado una nueva familia.

Y no era del todo culpable, la muerte de su esposa le había afectado de una manera inimaginable. Ella había sido su mejor amiga, su cómplice...el amor de su vida.
Pero eso no justificaba el abandono hacia los dos pequeños que rogaban con llanto que su padre les abrazara.

Zayn de verdad intentaba perdonarlo. Por su propio bien, no por él ni por nadie. Si no porque estaba exhausto de tener que cargar con el recuerdo y el odio hacia su padre. Estaba exhausto de que su presencia lo atormentara aún estando lejos.

Pero era imposible, no lograba sacarse  todo el rencor que durante años se guardó para el mismo.

Ni con todo el alcohol del mundo podía dejar atrás todo el sufrimiento que por culpa de él, había soportado.

Bebió su ultimo trago antes de tambalearse hasta el baño del local. Su teléfono vibraba una y otra vez con urgencia, pero no le prestaba atención.

Apenas y podía pensar en otra cosa que no fuese Liam. Su Liam, el chico que en tan poco tiempo lo volvió loco...

Que con sus besos le hizo abrir los ojos a un nuevo mundo, a su mundo.

Sonríe amargamente ante el recuerdo de todas esas noches en vela pensando en lo que estaba sintiendo, en lo que su mente le susurraba desde hacia mucho tiempo, pero que jamás quiso escuchar.

The Hills // Z.P [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora