16. Revelaciones

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Alexander Keith

Observo la hora en mi teléfono que compré en la mañana, son las 7:45 PM. Llevo una hora enfrente de la casa de Eris. Quien he llamado, pero no ha respondido ninguna de mis llamadas, sabe que soy yo, le mande un mensaje que este era mi nuevo número pero solo me dejo en visto.

Preferí comprar un teléfono nuevo que ir a la policía a pedirlo, y a cambio de eso me interrogaran y que nos arresten a Eris por hacer algo tan estúpido como invadir una propiedad restringida. Me masajeo el cuello ya he estado muy tenso últimamente. Estoy sentado en las gradas frente a la puerta.

Debe estar realmente molesta, nunca nos ocultamos las cosas, o no por mucho tiempo, pero prefiero esto a que sepa la verdad, al grabe error que cometí, debería estar tras las rejas, cada día tengo que lidiar con la culpa yo solo, y lo peor es que no puedo decírselo a la chica en la que mas confío, me vería de otra manera, como un monstruo, y la estaría involucrando.

Ella no se merece esto.

Salgo de mis pensamientos al ver un auto azul. La ventana esta abajo, Eris despiendose de una chica. ¿Una chica? Pero si ella solo tiene amigos hombres. Se me hace muy extraño. Ella se baja del auto , y al verme su expresión cambia por completo. Me dedica una mirada fría.

La chica del auto la logro reconocer, la capitana del equipo de voleibol, ¿Desde cuando ellas se hablan? La chica arranca el auto y se va.

Eris avanza a zancadas hasta la puerta ignorándome. Saca las llaves de su casa para abrirla y me acerco a ella.

-¿Donde demonios ha estado? Te llame varias veces, me preocupé . 

Ella solo bufó, sacó las llaves de su casa sin verme a los ojos. Al abrir la puerta mis ojos se desviaron hacia sus manos, sus nudillos estaban rojos, un par rotos tratando de cicatrizar.

Estuvo a punto de cerrarme la puerta en la cara cuando interpuse mi pie, sus manos seguían en la manija, sus ojos evitando contacto con los míos.

-Eris mírame. -ordené.

Volvió sus ojos hacia mi, conozco esa mirada, ocultando el resentimiento con frialdad, la usa para evadir preguntas y se terminen alejándose de ella, pero conmigo no funciona. Oculta sus manos detrás de ella, sabe que ya vi sus marcas y solo pueden significar una cosa... o mejor ducho por quien las causa.

-¿Qué te hicieron?- cuestioné tratando de calmar lo que me provocaba verla en ese estado.

Abrió la boca para decir algo, indecisa de si soltarlo o no. Me dio la espalda y solo fue a sentarse al sillón con los brazos cruzados.

Me senté a su lado, sé que ella esta tratando de reprimirse. Pasan varios minutos en total silencio, si quiero que ella me diga lo que ocurrió tengo que tratar de arreglar la discusión de anoche. Así que decido romper el silencio.

-Eris, lo de anoche, yo...

-No.- interrumpió. 

- Es mi culpa.

-No es por eso que estoy así.- prosiguió.-O bueno no completamente.

Me giro para confrontarla -Lo sé, confio en ti, con los ojos cerrados, y lo sabes mas que nadie, y más cuando te seguí por un asqueroso conducto ayer en la madrugada, pero no puedo involucrarte. Necesito que me entiendas.

Hidden Souls ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora