25. Esto no puede estar pasando

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Después de casi tres horas de hablar con Daven, Alexander va por mi.
Se estaciona frente a mi casa, no estoy segura si entrar, no quiero enfrentarme a lo que hay dentro pero sé que lo haré tarde o temprano.

Alec tiene sus brazos alrededor de mi, su olor me da una sensación de calma—E, puedes quedarte en mi casa, mi madre te adora, para ella no será ningún problema. — insiste.

—Lo sé, pero sé como se pone él cuando esta enojado, de seguro rematará con mi mamá. Tengo que asegurarme que eso no pase.— una lágrima resbala por mi mejilla.

Él la limpia con su pulgar.—Oye, nadie merece tus lagrimas, siquiera tu padre. Me quedaré aquí, hasta que me envíes un mensaje que estas bien. ¿Ok?

—Ok.— prometo, me armo de valor y bajo del auto, miro hacia atrás para que él me de una sonrisa reconfortante.

Al abrir la puerta todo está oscuro, saco silenciosamente la llave de la puerta, y camino en puntillas. Al fondo de la sala hay una lámpara encendida.

Es mi madre, esperando por mi en el sillón, detiene su cabeza sobre su brazo, sus suspiros son leves, se quedo dormida. Tomo una cobija y la arropo, y deposito un sutil beso sobre su frente. —Ya estoy aquí mamá. — susurro.

Subo las escaleras, y cierro con llave mi cuarto, suelto un jadeo aliviada de no haberme topado con mi padre, me tumbo a la cama y tomo mi teléfono.

Todo esta bien, gracias.  11:04 pm

Envió el mensaje a Alec, y él ve el mensaje en segundos.

Descanza E, iré por ti mañana. 11:04 pm


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Bajo del auto de Alec, bajo mis ojos se asoman unas grandes ojeras, no pude dormir en toda la noche por la discusión con mi padre. Parezco un zombie salido de The Walking Dead, cuando va a acompañarme a mi clase recibe un mensaje, arruga las cejas extrañado y estoy tan cansada y abrumada que no le tomo importancia cuando me dice que tiene que ir a hacer algo. 

En el pasillo Taylor me saluda a lo lejos, y trato de fingir una sonrisa, pero solo me sale una sonrisa triste y entro a la clase de historia sentándome en el asiento de hasta atrás.

Tiro mi mochila al piso, recuesto mi cabeza en el escritorio con mis brazos alrededor de ella y cierro los ojos, no me inmuto ante el sonido de la campana, y seguido de eso pasos de estudiantes ingresando al aula. 

Siento ese olor familiar de perfume caro, y sé que es Liam cuando se sienta junto a mi, el profesor comienza a pasar asistencia, levanto la cabeza por un segundo para decir «presente» y luego acurruco de nuevo mi cabeza en mi posición anterior, escucho por unos cinco minutos las explicaciones del profesor y me quedo profundamente dormida.


Siento que alguien acaricia mi cabello, y luego de unos segundos vuelvo a la cruda realidad, siento una mano cálida jugando con mi cabello. Como reflejo tomo su muñeca. — No hagas eso. — digo antes de levantar la cabeza y verlo, mis hombros se relajan. 

—Buenos días dormilona, ya es recreo, te perdiste de cuatro clases. — maquinó Caleb divertido. 

—¿Ah? — gesticulé tratando de abrir bien los ojos. —¿Por qué nadie me despertó? Que maleducados.

Él rie. —No lo sé, tal vez piensen que por despertarte después te vengarás de ellos jalandoles los pies en la noche. 

 Le doy un golpecito en el hombro, y él se carcajea. Luego de unos segundos escudriña mis ojos, viendo la hinchazón y las ojeras bajo ellos y su risa juguetona se apaga. —¿Está todo bien?

Hidden Souls ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora