Ahora que tenía siete años, Milo se sentía orgulloso de sí mismo como nunca antes. Poco tiempo atrás había sido nombrado caballero dorado de Escorpio, y desde entonces era parte del grupo más selecto de guerreros al servicio de Atenea. Cada templo tenía por fin su guardián, y él era uno de ellos, al igual que los poderosos Aioros y Saga.
Saga, que caminaba a su lado, pareció haber escuchado sus pensamientos, porque lo miró desde las alturas dedicándole una sonrisa y acarició su cabeza. Milo sabía que aún le quedaba mucho por aprender, pero se prometió que llegaría a ser tan fuerte como el caballero de Géminis.
Volvían al santuario luego de estar unos días ausentes en una misión. Milo estaba feliz de haber podido acompañar a Saga. Había aprendido mucho de él. Pero al comenzar a subir las escaleras de las Doce Casas, sintió el cosquilleo de la nostalgia. Quería encontrarse con sus compañeros. Especialmente, quería contarle a Camus acerca de su aventura.
Por eso, en cuanto estuvo libre, corrió hacia Acuario, haciendo un esfuerzo por recordar todo lo que tenía para decir. Para su decepción, alguien le cortó el paso en las escaleras del templo. Se trataba de Aioros, que lo recibió con una expresión amable y unas palabras crueles.
―Lo siento, Milo. No puedes pasar. Tendrás que esperar unos días para ver a Camus.
Atónito, Milo apenas pudo emitir una respuesta.
―¡¿Unos días...?! ¿Por qué?
―Porque está enfermo. No querrás enfermarte tú también, ¿no?
Aioros sonreía y hablaba con tranquilidad, pero Milo no podía creer lo que escuchaba. Intentó recobrar el aliento que había perdido con la corrida, pero no esperó a recuperarlo del todo para insistir.
―¿Enfermo? ¿Pero cómo? No lo molestaré... nada más quería hablar con él.
―Claro, no te preocupes. En unos días podrás hacerlo. Vamos, quizás puedas ayudarme con algo que necesito ―dijo Aioros, tomándolo de la mano y comenzando a caminar.
Cuando avanzaron a través del templo de Acuario, Milo se esforzó por tratar de descubrir alguna pista que le diera a entender lo que estaba ocurriendo del lado residencial. Notó que si bien Aioros podía parecer despreocupado, tenía su mano firmemente sujeta. Eso arruinaba cualquier posible intento de escaparse de su lado.
Más tarde y ya en su propio templo, Milo no podía dejar de pensar en el tema de Camus. Ni siquiera tenía ganas de ir a refregarle en la cara a Aiolia lo bien que le había ido en la misión. Aioros había insistido en que lo de Camus no era nada serio. ¿Pero si así era, por qué no podía verlo?
Decidió volver a intentarlo. Quizás Aioros exageraba y los sirvientes lo dejarían pasar. Esperó a que llegara una hora con menos movimiento y se puso en marcha hacia Acuario, avanzando con sigilo. Una vez que estuvo allí, se escondió detrás de una columna al sentir que alguien se acercaba, pero no estaba preparado para lo que vio.
Se quedó pasmado cuando se encontró con que eran Aioros y Aiolia quienes salían de la parte residencial del templo. Sintió rabia. ¿Por qué Aiolia podía entrar a ver a Camus y él no? ¿Era alguna clase de tratamiento especial por ser hermano de Aioros?
―Milo, ¿qué haces aquí? ―dijo alguien, apareciendo a sus espaldas sorpresivamente. Se trataba de Saga. Sintiéndose aliviado por que fuera él y no otro, Milo fue hacia Saga, convencido de que él lo entendería.
―Es que quiero ver a Camus... ―protestó Milo. La reacción de Saga fue, para su decepción, parecida a la de Aioros. Sonrió y se arrodilló junto a él para quedar a su altura.
ESTÁS LEYENDO
Oneshots BL de Saint Seiya (Lost Canvas+G+clásico)
Fiksi PenggemarArchivo de los fics de Saint Seiya (LC, G, etc) que hice bajo mi username starsdust. Cada parte es una historia autoconclusiva. Muchas contienen romance BL, pero no todas. Parejas y/o personajes en el título de cada oneshot. Mis favoritos son Acuari...